Obispos españoles se rebelan contra la reforma del papa sobre el secreto en casos de pederastia
19
de Diciembre
de
2019
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La decisión del papa Francisco de tirar de la manta con todas sus consecuencias en los casos de pederastia detectados en el seno de la Iglesia católica supone un punto de inflexión histórico. Con apenas dos documentos, Francisco ha suprimido el secreto pontificio en casos de violencia sexual y abuso de menores cometidos por clérigos y cambia la norma que regulaba la pornografía infantil para incluirla entre los delitos más graves. El secreto pontificio permitía que los instructores del Vaticano que conocían de casos de pederastia cometidos por sacerdotes ocultaran información a los tribunales ordinarios de Justicia y a la policía, mientras que expedientes de pornografía infantil quedaban impunes o se metían en un cajón al considerarse faltas menores.Todo eso cambia a partir de ahora. Ha pasado menos de un año desde la cumbre sobre abusos convocada por primera vez por el papa en el Vaticano. En aquella ocasión fueron principalmente las víctimas las que expresaron su opinión y contaron sus traumas y experiencias, pero salieron con un sabor amargo al considerar que la Iglesia católica había sido demasiado tibia o tolerante con sus curas pedófilos. Tras la decisión papal, la Santa Sede modifica radicalmente la forma de enfocar el problema y ese logro puede atribuirse en buena medida a las víctimas de los abusos que tomaron parte en aquella cumbre.Sin embargo, el aire de reformas que recorre Roma no parece llegar a la Conferencia Episcopal Española, siempre mucho más resistente a cualquier tipo de cambio por su tradición ultraconservadora y nacionalcatolicista, influencia de los cuarenta años de franquismo. No todos los obispos españoles han recibido con entusiasmo la audaz decisión de Francisco I. De hecho, víctimas de abusos de curas españoles han aplaudido la abolición del secreto pontificio pero han alertado ante la “resistencia” de algunos prelados de las diócesis hispanas. “Después de seis años de pontificado, el papa Francisco por fin nos da una buena noticia. La abolición del secreto pontificio es una reivindicación histórica de los colectivos de víctimas”, asegura en un vídeo remitido a Europa Press el portavoz de la asociación Infancia Robada, Miguel Hurtado, que denunció haber sufrido abusos sexuales a manos del monje de Montserrat Andreu Soler. No obstante, pese a la buena noticia, Hurtado recuerda que “no se puede bajar la guardia” porque, a su juicio, “hay fuertes resistencias dentro de los episcopados locales, incluyendo la mayoría de los obispos españoles que quieren seguir obstruyendo las investigaciones en casos de pederastia”.Por ello, considera que “si hay un obispo que sigue encubriendo estos casos, tiene que existir un régimen sancionador y tiene que perder su puesto de trabajo. Nunca más los casos de pederastia se tienen que tratar de forma secreta; los obispos tienen que colaborar con la Justicia, denunciar a los curas pederastas a las autoridades y entregar los documentos internos cuando se lo pidan”, añade Hurtado. El denunciante va aún más allá: “En Conferencias Episcopales como la española sigue ausente la empatía hacia sus víctimas”. Por ello, precisa que en la cúpula eclesiástica la satisfacción por la reforma vaticana es solo “contenida”.En todo caso, Infancia Robada no va a cesar en su empeño de “exigir que la Conferencia Episcopal de España cumpla con las instrucciones de Francisco I y lo haga de modo urgente”. Además, exigen que la Iglesia cree “mecanismos de investigación de todos los casos del pasado y del presente”. “No bastan las palabras y los perdones. Olvidan que la única lacra no es que existan pederastas en sus filas, sino que cuando ello se ha denunciado, lo hayan encubierto mediante un silencio en muchos casos cómplice”, alega el portavoz de la asociación.
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