“El 90% de las personas abusadas no somos capaces de poder hablar hasta cierta edad”- ¿Intentó de pequeño contar lo que pasaba?No, nunca, tenía muy claro que no podía. Yo me sentía sucio, partícipe. Era muy difícil con 8 años poder contar esto a alguien y a medida que iba creciendo me era más difícil aún. Me sentía más y más culpable, ya que fui viendo que lo que me pasó a mi les sucedía a otros niños y yo no era capaz de contarlo, de pararlo. Esa sensación de culpa es angustiosa y cada vez la bola es mucho más grande. - ¿Está ahora contando con los apoyos necesarios?La gente en la calle me muestra su apoyo y recibo muestras de cariño y palabras de ánimo. También he recibido llamadas de otras víctimas que me han servido de mucha ayuda para seguir luchando por las víctimas. No me puedo olvidar de la asociación vecinal “porque ya no me callo”, que de una manera totalmente espontánea han tenido la iniciativa de juntarse para manifestarse y pedir ayuda institucional para que las víctimas tengan un apoyo real, un apoyo que les ayude a dar el paso de liberarse de la carga que llevan encima. Esa ayuda de especialistas para que ayuden a los niños y niñas a poder hablarlo…Y, desde luego, a mi familia, a mi mujer, a mis hermanos, que siempre han estado conmigo, a pesar de que sea yo el que haya denunciado.
“Pasé de ser un niño alegre y valiente, tras los abusos sexuales que sufrí, a tener miedo a todo”
14
de Enero
de
2019
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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Esta es la historia de un valiente. De una víctima en su infancia de agresiones sexuales de un entrenador de fútbol de menores. un hombre nuevo que ha podido liberarse del miedo, de la vergüenza, de la angustia y de todo lo que le convirtió un abusador, un pederasta y un sinvergüenza.Una escuela de fútbol de Basauri, en Vizcaya, cesó hace meses a un entrenador de categorías infantiles que abusó sexualmente de niños hace casi cuatro décadas. El despido no fue inmediato ni cuando se conocieron los hechos. Pero finalmente, aunque tarde, la agrupación deportiva le despidió. La propia víctima, Pepe Godoy, que ahora tiene 46 años, desveló su traumática experiencia en un vídeo publicado por la asociación Garaitza. Su testimonio dio pie a la aparición de una segunda denuncia, por otro vecino del municipio que asegura haber sufrido también abusos del técnico. - ¿Por qué presenta ahora la denuncia tras casi tres décadas?Durante todos los días de mi vida siempre he tenido lo sucedido en mi cabeza. En un primer momento y tras 36 años de sufrimiento logro compartirlo con mi pareja, ya que estaba volviendo a ver a mi agresor una vez más metido en una familia con niños y repitiendo los mismos movimientos que tantas veces había visto durante estos años. Mi pareja es la que lo denuncia, porque yo estaba muy asustado, tras 17 meses de terapia y comprender que yo no tenía la culpa, que la culpa y la responsabilidad era exclusiva del agresor, decidí denunciarle personalmente. - ¿Cómo han marcado en su vida los abusos sexuales en la infancia?Pasé de ser un niño alegre y valiente a de repente tener miedo constante a todo, me diagnosticaron terrores nocturnos, empecé con manías que no me dejaban vivir, no soportaba la oscuridad. He dormido con la luz encendida y he tenido ese miedo hasta hace casi dos años. Estas son algunas de las secuelas más visibles, otras quedan dentro, han marcado en mi personalidad, en mis relaciones sociales, familiares…
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