Periodismo feminista en vena

18 de Agosto de 2018
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Que si soy una “puta”, que si me voy “a mear en las bragas del miedo que me van a meter”, que me merezco “una bala en la cabeza” y ser “violada por todos los agujeros habidos y por haber”, que si soy “roja” y “perra” y “feminazi” y “fea” y “gorda”, que “¿quién me va a querer a mí follar?”, que me “vaya a fregar escaleras”, que “a quién se la he chupado para tener el título de periodista”, que “no tengo vergüenza” ni “una neurona con la que poder sumar uno más uno”, que me merezco “una patada en la boca”, que si soy una “amargada”, una “loca”, una “mentirosa”, una “meapilas”… Podría seguir haciendo una lista infinita de expresiones patriarcales que he recibido y recibo casi a diario ‒como tantas compañeras‒ por ser periodista feminista y denunciar con cada trabajo la opresión de un sistema que nos quiere a las mujeres calladitas y sumisas.También me han plantado una denuncia “por difamación” porque un maltratador nato se sintió ofendido en su orgullo de machista por aparecer como tal (con nombre, apellidos y foto) en un reportaje que escribí y no por el currículum de alto cargo político del que se jacta. Ahora he subido el listón machirulo. Alguien (un machista) ha creado una cuenta troll para intentar desprestigiarme y decirme lo que tengo que pensar y hacer. Suma y sigue.Precisamente todo esto, aunque no es agradable, es lo que me da fuerzas para seguir adelante, para no callar, para dar voz a cada mujer que no la tiene, para escribir en cada línea el drama de la violencia de género que nos envuelve el cuerpo y el alma a todas y cada de una nosotras, incluso a aquellas que en su ignorancia creen que son libres del machismo y no necesitan la revolución maravillosa y necesaria del feminismo.Desde siempre soñé y tuve clara mi vocación: ser periodista. Quería mirar al mundo para contar de él lo que otros pretenden seguir callando y ocultando. Quería escribir para que quedaran pruebas de que denunciando se cambian y se rompen los sistemas que nos rompen a las mujeres como seres humanos.Por más que me insulten, por más que me ladren, por más que intenten meterme miedo, no voy a dejar de contar las vergüenzas que forman parte de este maldito mundo opresor y machista. Han sido muchas las mujeres valientes que han pagado con su vida y la de sus hijos el sueño de respirar tranquilas. De simplemente vivir. A ellas les debo y les debemos todo y más.Por eso, con cada reportaje, entrevista o texto miraré de frente a los violadores, a los que ahora llaman abusadores, a los maltratadores, a los pedófilos, a los falsos aliados, a los puteros, a los proxenetas, a los que defienden los vientres de alquiler, a los que quieren que el aborto siga siendo ilegal, a los cómplices que con su silencio callan, otorgan y dan alas al machismo, a todos y todas cuantos apuntaláis el patriarcado.Seguiré haciendo periodismo con perspectiva de género. Seguiré contando y denunciando que este machismo tan bien montado y sostenido desde hace siglos, se está cayendo. Seguiré disfrutando del oficio más bello del mundo para ser el altavoz de todas aquellas mujeres valientes que con su dolor nos hacen a todas libres de verdad. Ante ti, cobarde de mierda, todas tenemos las de ganar porque somos millones, valientes y libres. Y contra esta no puedes ni podrás. ¡Que viva el feminismo!
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