Cuando dos personas con hijos menores se separan, existe el riesgo de anteponer los propios intereses o deseos a los de los niños. Especialmente si son pequeños, estos procesos pueden llegar a ser muy dolorosos para ellos. Por lo tanto, lo que los padres deberían intentar en todo momento es minimizar el efecto que sobre sus hijos tienen las consecuencias del divorcio.Y no son pocas las cuestiones que en este sentido entran en juego. Incluso pueden variar en función de la edad que tengan los niños en el momento de la separación. Elena Crespo, abogada de familia, destaca por encima de todo “la necesidad de que los niños pequeños no pasen mucho tiempo sin ver al otro progenitor”. Por eso, durante los primeros años recomienda optar por la modalidad de custodia compartida que permite a los padres pasar dos días fijos a la semana con sus hijos, y los fines de semanas alternos.En cambio, “en la etapa de la adolescencia suelen preferir una custodia por semanas alternas, a fin de tener mayor estabilidad y para no estar continuamente cambiando de domicilio”.Por su parte, Kenari Orbe, de Kenari Orbe Abogados, señala la importancia de “no cambiar el día a día del niño, de modo que el divorcio afecte lo mínimo posible a su rutina y procurando no cambiar tampoco su guardería o colegio”.Estos y otros motivos son los que hacen que, en ocasiones, lo mejor para el niño no sea la custodia compartida. Aunque aparentemente es la opción más justa, si entran en juego circunstancias particulares es posible que termine afectando negativamente a los niños. Por ejemplo, si el niño es todavía un lactante. En estos supuestos, por la necesidad de estar junto a su madre la mayor parte del tiempo, la custodia compartida se hace inviable.
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