Mi nombre de esclavoCrearon las familias que son mazmorras. Crearon sus prisiones sobre los parideros. Cadenas enlazadas con sangre vaginada.Nos atan a sus mitos, mentiras y leyendas.Así se edificó el viejo patriarcadoY siglos, siglos y siglos después sigue perdurandoY tras mil iglesias, ritos y cultos,Nos siguen bautizando.La trampa para hincarnos nuestro nombre de esclavo.Que se sepa: yo no lo acepto.Mi nombre me lo da mi vida y mis tropiezos.Plasma porque soy eso: cuarto estado de agregación de la materia.Ni sólido, ni líquido, ni gas.Sólo otro estado de agregación de la materia.Y la mayor parte de la materia en el Universo se encuentra en estado de plasma. Como la aurora boreal o la sangre sin células.Así digo no al sólidocentrismo, o a la tiranía del líquido o del gas.Virago es mi otro nombre de mujer masculina.Por eso niego su dictadura nominal.Y cuando me preguntan “¿cómo te llamas?” o “¿cuál es tu nombre de verdad?”, sólo respondo: “Plasma Virago”.Sin documentos, sin cadenas, sin tus licencias.Yo dicto mi nombre. Mi nombre no de esclavo.
Cuando decía que era “rojo” claramente estaba hablando de su pertenencia y orgullo a la clase trabajadora, creía firmemente en la lucha de clases y desde ese lugar elegido era desde donde quería batallar.
Y cuando se auto-determinaba feminista, estaba reconociendo a la mujer como el sujeto hegemónico de discriminación del propio sistema patriarcal y así recalcar su hermanamiento y compromiso contra el machismo imperante.
Como maricón renunciaba a su condición de hombre, sobre todo de hombre gay acomodado y complaciente con el sistema y con ello a sus privilegios para definirse y empoderarse a través de la injuria.
De mi querida amiga, -en femenino como persona que era- me quedo con sus múltiples trabajos publicados y los que quedan por publicar, me quedo con sus abrazos enormes y con su sentido del humor y su gracia para contar anécdotas que hacían de las sobremesas lo mejor de las cenas. Siempre le estaré agradecida por su disposición a estar al pie del cañón -por encima de sus circunstancias y salud- en las luchas más imposibles, para recorrerse cada una de las ciudades y pueblos de la Comunidad de Madrid apoyando a las candidaturas del cambio por las que se dejó la piel en esa primavera de 2015, y sobre todo le estaré agradecida por todo lo que me enseñó, por nuestras conversaciones interminables, y por seguir ahora, preguntándome, cuál sería su opinión sobre tantos y tantos temas que nos asaltan y conmueven a diario.Fue una suerte encontrarte, te quiero hermana.