Solveig Nordström, la mujer que salvó Lucentum

20 de Enero de 2025
Actualizado a las 16:22h
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Solveig Nordström

En 1961, cuando Alicante se encontraba sumida en un frenesí urbanístico que amenazaba con devorar todo a su paso, una voz solitaria se alzó en defensa del patrimonio. Solveig Nordström, una arqueóloga sueca asentada en España desde 1955, se plantó literalmente frente a las excavadoras para evitar que el progreso borrara siglos de historia en el Tossal de Manises.

Aquella escena, casi cinematográfica, marcó un antes y un después en la relación de Alicante con su pasado. Gracias a la valentía de Nordström, el Tossal de Manises no solo fue protegido, sino que se convirtió en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad Valenciana. Hoy, más de seis décadas después, el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) le rinde homenaje con una exposición: Ciudades de luz. Ákra Leuké, Lucentum, Laqant.

Un viaje por el tiempo en el MARQ

La exposición, que se podrá visitar hasta el 18 de mayo, no es solo una colección de objetos; es un recorrido por la memoria de Alicante, desde sus raíces íberas hasta su transformación en enclave romano y, más tarde, en medina islámica. Organizada por la Diputación y el MARQ, con la colaboración de 30 entidades culturales españolas, esta muestra se extiende por tres salas dedicadas a figuras clave del estudio del Tossal de Manises: Enrique Llobregat, Francisco Figueras Pacheco y el Conde de Lumiares. Además, incluye la Sala Noble de la Biblioteca y una antesala que amplía la experiencia.

Pero si el Tossal de Manises brilla hoy con luz propia, es gracias a Solveig Nordström, quien supo ver en esas piedras algo más que ruinas: un legado que hablaba de las raíces de Alicante, de su historia como punto de conexión entre civilizaciones.

¿Le importa realmente el patrimonio a Alicante?

La pregunta es inevitable. ¿Qué ha hecho Alicante con el legado que Solveig Nordström salvó? El yacimiento arqueológico del Tossal de Manises, también conocido como Lucentum, se ha conservado y está abierto al público gracias a los trabajos de puesta en valor llevados a cabo en los últimos años. Sin embargo, el parque que lleva su nombre, el Parque Arqueóloga Solveig Nordström, ha recibido críticas por su estado de conservación.

Peor aún, pocas personas en Alicante saben quién fue Solveig Nordström. La arqueóloga que se enfrentó a las excavadoras para preservar la identidad de la ciudad ha sido relegada al olvido; su nombre, ausente de las conversaciones y las aulas; y su legado, reducido a una anécdota.

La luz de Solveig, siempre presente

En un gesto cargado de simbolismo, la muestra del MARQ se convierte en la más grande en la historia del museo, ocupando un espacio que se antoja tan monumental como el legado que pretende honrar. Pero el verdadero homenaje a Solveig Nordström no debería limitarse a una exposición temporal. Alicante tiene una deuda pendiente con su patrimonio y con la mujer que lo salvó.

Si Solveig Nordström estuviera viva, seguramente recorrería hoy el Tossal de Manises con el mismo espíritu con el que se enfrentó a las máquinas, satisfecha por haber parado la especulación urbanísticay ver la ‘ciudad ibero-romana’ rescatada del olvido, pero, a la par, decepcionada al ver cómo aún queda tanto que excavar y tanto que no se podrá excavar. El parque que lleva al yacimiento y lleva su nombre ha sido descuidado, paradójicamente, por la misma ciudad que un día prometió proteger su legado.

Porque, al final, lo que Nordström salvó no fueron solo unas ruinas, sino la identidad misma de Alicante. Y hoy, cuando recorremos el MARQ o paseamos por el Tossal, entre las ruinas de lo que fue Lucentum, deberíamos preguntarnos si estamos a la altura del legado que nos dejó o si, como ella, debemos volver a luchar para salvar lo que queda.

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