Todo empezó de manera cordial. «Estoy buscando a alguien, ¿te interesa?». Con esta frase y a través de sus redes sociales, el youtuber atrajo a la joven periodista. Y al poco empezó a trabajar para él, pero no imaginó que eso sería la entrada a un infierno de maltratos, acoso laboral e impagos. Lo ha relatado una fuente cercana a la trabajadora en sus redes sociales, aportando capturas de pantalla aplastantes de las conversaciones con el youtuber.
Carles Tamayo saltó a la fama tras infiltrarse en la secta de El Palmar de Troya, y desde que comenzó su carrera ha lanzado críticas continuas contra el periodismo tradicional. Una de sus reivindicaciones más sonadas es que los medios pagan mal a los periodistas. De hecho, uno de los ganchos para captar a la afectada por sus prácticas fue prometerle mejor salario que los medios tradicionales, aunque no tardó en averiguar que se trataba de un engaño. La relación laboral empezó a torcerse desde el principio con insultos a los periodistas de carrera. Incluso llegaba a jactarse de que él, sin estudiar periodismo, era su jefe, pero al poco tiempo el acoso laboral subió un escalón más.
Uno de los abusos laborales más claros fue cuando el youtuber quería tenerla disponible las veinticuatro horas, todo ello a pesar de pagarle solamente por media jornada. Incluso le exigía contestar videollamadas a las tres de la mañana. «Para trabajar así te vuelves a VICE, mi contenido requiere dedicación plena. Para hacer la mierda de otros canales, te vas con ellos», le contestó.
Pero el infierno de esta trabajadora no terminó aquí. Tras todo este calvario, comenzaron los impagos. Después de dos meses sin cobrar, y según relata su entorno cercano, la trabajadora se animó a confrontarle la situación. «Es esto o servir cafés», le respondió el youtuber sin pagarle sus deudas.
¿Cómo responderá la sociedad frente al abuso laboral de este youtuber? Es una pregunta de difícil respuesta. Por ahora, la historia se está haciendo viral, aunque Tamayo permanece en silencio y no ha ofrecido explicaciones, esperando así que la tormenta pase y todo caiga en el olvido.