Cada día comienza igual. El reloj marca las seis y media, y el sol asturiano apenas se asoma por el horizonte. Mis músculos están todavía algo rígidos por el descanso nocturno, pero mi mente ya está enfocada en la primera tarea del día: mi rutina de pre-entrenamiento.
El Ritual de Preparación
Lo primero que hago, incluso antes de cepillarme los dientes, es preparar mi suplemento de pre entreno. No soy de los que dependen de un nombre en la etiqueta; lo que me importa es cómo me hace sentir. Y esta bebida tiene algo que me engancha: una mezcla de ingredientes que parece estar diseñada específicamente para días como hoy. Elijo el sabor que mejor combina con mi humor del día —a veces limón, a veces sandía—, y lo mezclo con agua fría. Es el primer sorbo del día y, honestamente, es el mejor.
A los pocos minutos, comienzo a sentir ese hormigueo característico en las puntas de los dedos. Es como una señal de que algo grande está a punto de suceder. Empiezo a sentirme despierto, alerta, y, sobre todo, motivado. Este suplemento hace más que solo despertarme; enciende una chispa que me prepara mental y físicamente para lo que está por venir.
La Ruta Hacia el Parque
Vivo en un pequeño pueblo asturiano rodeado de montañas y bosques. Para mí, no hay mejor gimnasio que el aire libre. Hoy, como cualquier otro día, me pongo mis zapatillas de correr y salgo hacia el parque. Es un recorrido de cinco kilómetros, perfecto para ir calentando.
La primera parte de la ruta es tranquila, con el sol filtrándose a través de los árboles. Siento cómo el pre-entrenamiento ya está empezando a hacer efecto: mis piernas se mueven con más fluidez, mi mente se despeja. Empiezo a visualizar el entrenamiento del día, las series de dominadas, las flexiones, el trabajo en barras.
Los Primeros Efectos
A mitad de camino, noto cómo mi ritmo cardíaco se acelera. El pre-entrenamiento ha encendido algo dentro de mí, una energía latente que espera ser liberada. Es como tener un motor extra que te empuja a seguir adelante, a correr más rápido, a no detenerte ante nada.
Cuando llego al parque, ya estoy en la zona. El parque es pequeño, pero tiene todo lo que necesito: barras para dominadas, un suelo plano para flexiones y espacio para sprints. Empiezo con una serie de estiramientos ligeros para preparar mis músculos para lo que viene. Cada movimiento es calculado, cada respiración controlada.
En la Zona: El Entrenamiento Empieza
La primera serie de dominadas es siempre la más dura, pero hoy me siento diferente. Siento cada músculo trabajando en perfecta armonía. Subo y bajo con facilidad, sintiendo cómo la fatiga se aleja más de lo habitual. No hay magia aquí, solo ciencia: el suplemento que tomé antes de salir de casa está aumentando mi resistencia y ayudándome a mantener el enfoque.
Me muevo a las flexiones con aplauso. El parque está vacío y la lluvia comienza a caer, como siempre en Asturias. Pero la lluvia no me detiene. De hecho, añade un desafío extra, un elemento que hace que cada repetición sea más significativa. Me empuja a seguir, a demostrarme a mí mismo que puedo superar cualquier obstáculo, incluso el clima impredecible de mi tierra.
Manteniéndose Motivado
La motivación no es algo que simplemente sucede; es algo que se cultiva. Es fácil sentirse motivado cuando las cosas van bien, cuando el sol brilla y los músculos responden. Pero cuando la lluvia se convierte en una tormenta y cada movimiento parece una lucha contra los elementos, es cuando realmente necesitas algo más. Para mí, ese "algo más" ha sido mi rutina de pre-entrenamiento.
Al principio, tomaba este suplemento solo por curiosidad, por ver si realmente hacía alguna diferencia. Ahora, es parte esencial de mi ritual. No es solo el impulso físico; es el recordatorio de que cada día tengo una nueva oportunidad para mejorar, para superar mis límites.
El Sprint Final
Después de una buena sesión de entrenamiento en el parque, me preparo para el sprint final de regreso a casa. La lluvia ahora es torrencial, pero me siento imparable. Mis músculos están calientes, mi mente está clara, y todo lo que puedo pensar es en lo bien que se siente estar aquí afuera, desafiándome a mí mismo.
Cada paso es más rápido que el anterior. La adrenalina corre por mis venas, potenciada por los ingredientes del suplemento que tomé antes. Siento que mis piernas podrían seguir corriendo para siempre. Y cuando finalmente llego a casa, empapado pero sonriente, sé que hoy ha sido un buen día. Un día en el que no solo entrené mi cuerpo, sino también mi mente.
Reflexiones Finales
Mientras me ducho, pienso en la importancia de tener una buena rutina de pre-entrenamiento. No se trata solo de qué suplemento tomas, sino de cómo te preparas mentalmente para cada desafío. Para mí, el pre-entrenamiento es más que una bebida: es un ritual que me prepara para enfrentar lo que venga, ya sea una serie de dominadas o una tormenta asturiana.
Si buscas mejorar tu rendimiento, no solo en el gimnasio sino también en la vida, te recomiendo que encuentres tu propio ritual de preparación. Algo que te motive, que te inspire y que te recuerde cada día por qué haces lo que haces.
Porque al final del día, no se trata solo de ser más fuerte o más rápido. Se trata de ser la mejor versión de ti mismo, de desafiar tus propios límites y de no dejar que nada, ni siquiera una tormenta asturiana, te detenga.