De escudriñar palmo a palmo nuestro pasado más remoto para entender de dónde venimos a adentrarse en el más palpitante presente procedente del siempre complicado mundo universitario.
Esta entrevista ha sido como entrar en el zaguán de la sabiduría, y eso que la profesora Berlanga, doctora y vicerrectora, responde en una de las preguntas “que desea leer una entrevista sobre los fundamentos de la sabiduría para aprender”. Queridos lectores y lectoras, pongo mi vida vivida en juego si les digo y me equivoco que la doctora Berlanga es de esas personas que se distinguen por su inteligencia. Lo digo absolutamente convencido después de haber conversado, que, si dará para otra entrevista, con la vicerrectora de Igualdad y Política Social de la Universidad de Málaga (UMA) sobre igualdad e igualdad real, sus definiciones, sus programas formativos y, más aún, cómo afrontar desde la Universidad y desde la sociedad, me contaba la doctora Berlanga, sus ideas sobre formas y formación con el fin de erradicar las desigualdades entre géneros.
Tremendamente interesante cómo abordó didácticamente qué es la violencia de genero, la violencia en general y cómo se manifiesta en el ámbito escolar y universitario.
El arte, la comunicación, la cultura y la educación familiar son expresiones que, en boca de la entrevistada, cambian el enfoque hacia la igualdad real de tal forma que reflejan cómo sería una sociedad libre de estereotipos y violencia, es decir, una sociedad que ya haya alcanzado la igualdad real y reconozca la idéntica dignidad de todas las personas.
Malagueña, María José Berlanga Palomo es doctora en Filosofía y Letras por la Sección de Historia y profesora titular de la Universidad de Málaga. Recientemente, ha sido nombrada vicerrectora de Igualdad y Política Social. Su trayectoria investigadora se inició en 1998 en el marco de una Beca Predoctoral FPU, cuyos resultados más inmediatos fueron la realización de una Memoria de Licenciatura titulada Ocupación territorial de la cuenca del Río Vélez en época romana (1998) y una Tesis Doctoral titulada La Arqueología española en el siglo XIX: los eruditos malagueños en el contexto de la Arqueología en Andalucía (2001), de carácter historiográfico.
Desde el inicio de su trayectoria investigadora, ha compaginado los estudios arqueológicos e historiográficos, como evidencia buena parte de su producción científica posterior. Sus estancias en centros de investigación especialmente vinculados con los estudios historiográficos, como la Real Academia de la Historia, le han servido para trabajar en importantes centros de investigación como la Comisión de Antigüedades para el estudio y catalogación de sus archivos, el Instituto de Historia del CSIC (Madrid) y la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, donde se han consolidado unos vínculos científicos de vital importancia en su trayectoria académica, afianzada con estancias de investigación de carácter posdoctoral en The American School of Classical Studies (Atenas) o en las Universidades de Génova y Palermo.
En relación a su aportación a los estudios en Arqueología Clásica, mención especial merecen los referidos a la provincia de la Bética, con aportaciones a congresos y publicaciones generadas en el seno del Grupo de Investigación HUM343 del Área de Arqueología de la Universidad de Málaga. Entre 2018 y 2021, participó en el proyecto de excavación arqueológica en Gela (Sicilia, Italia), junto a un equipo formado también por investigadores de las Universidades de Coimbra y Cádiz: Convenzione per attivitá di ricerca archeologica e di valorizzazione del sito Mura Timoleontee di Caposoprano. Así, hasta llegar a la actualidad, donde ocupa el cargo de vicerrectora de la UMA.
Mis conceptos de vida son el respeto, la tolerancia, la lealtad y el compromiso. Esos son mis límites
¿Qué le ha hecho dar este viraje, en cierto modo radical, a su trayectoria profesional, desde la arqueología a la gestión del mundo universitario?
En realidad, ha sido un paso natural, sin mucha reflexión, fruto del compromiso con el proyecto del actual rector y las personas que lo acompañaban. Sí le puedo asegurar que hace unos meses no estaba en mis proyectos ser vicerrectora. Tampoco ha sido, realmente, un cambio radical puesto que ya tengo una trayectoria en la gestión universitaria como vicedecana de mi centro, la Facultad de Filosofía y Letras.
¿Es una mujer de retos, alejada de cualquier tipo de conformismos, ya sean personales o profesionales?
El universitario o universitaria no puede ser de otro modo si entendemos el reto como la superación en el día a día. Afortunadamente, este espacio te da muchos recursos para seguir avanzando, ya sea en la investigación, docencia o gestión. Personalmente, tengo la enorme suerte de estar rodeada de la mejor familia, amistades y compañeros que se puedan imaginar. Mi reto personal más importante es intentar devolverles todo lo que ellos me dan. En cuanto al concepto de conformismo, no es incompatible con lo anterior, solo hay que saber cuándo toca y cuándo no. Conformarse en un momento determinado solo abre nuevas oportunidades. El conformismo no lo acepto en mi vida, asumo el compromiso inherente en mí como mujer y ser humano desde el cumplimiento con mi deber, la lealtad y la ética, con inmenso respeto a la sociedad, mi familia y a mi profesión.
¿Dónde está el límite de María José Berlanga Palomo como investigadora, profesora y gestora universitaria?
La vida, en general, es una sorpresa, por tanto, es muy difícil imaginar ningún límite. Mis limites lo irán marcando la evolución como ser humano y, eso sí, mis conceptos de vida, como decía antes, son el respeto, la tolerancia, la lealtad, la solidaridad, la igualdad, la ética y la conciencia social colectiva. En estos valores se enmarcan gran parte de mis limites en el desarrollo de mi responsabilidad profesional, en este momento como vicerrectora de Igualdad y Política Social, sin dejar ni la formación académica ni mi formación como ciudadana, historiadora, arqueóloga y humanista.
Entre la Historiografía, la Arqueología y la gestión universitaria que ejerce ahora como vicerrectora de la Universidad de Málaga hay mundos muy alejados en apariencia. ¿Qué puntos de conexión encuentra en ambos y qué es lo que le atrae de ellos?
¿El punto de encuentro o conexión? Pues sin duda la responsabilidad y el compromiso asumidos y aceptados voluntariamente con todo ello, inherente en mi educación y personalidad, tan propia como ancestral. Como consecuencia de todo ello, esos mundos tal como usted los define yo los veo muy conectados, lo que cambia es el lugar que se ocupa en ellos dependiendo del momento vital. En realidad, se retroalimentan porque lo que se aprende en un espacio se puede aplicar a otros espacios y tiempos. Sin embargo, considero que pasar por la gestión universitaria me aporta una óptica valiosa de la universidad, quizá más autentica, natural y respetuosa. Y desde el ejercicio de todas mis responsabilidades, me atrae ver los resultados de un trabajo hecho con mucha ilusión y entrega, siempre intentando disfrutar del mismo proyectando la igualdad y la conciencia social. Decía el historiador griego Heródoto, que “la Historia es el testigo de los tiempos, la luz de la verdad, la vida de la memoria, la maestra de la vida y la mensajera de la antigüedad”.
La gestión universitaria no es para siempre; mi formación, mi compromiso y mi evolución, sí
La Universidad es una microsociedad ella sola en sí misma, un micromundo con vida propia, con sus conflictos, sus ansias, sus luchas internas, sus sueños, sus envidias ¿Qué es lo que más le impacta en el día a día de lo que ve en ella?
Como cualquier otra gran entidad podríamos definirla así, pero, al mismo tiempo, y cada vez más, debe estar y lo está, integrada en la sociedad que la rodea; en el caso de la universidad a la que pertenezco, en la sociedad malagueña, lo que no es incompatible con una universidad internacional, abierta al mundo, como es la UMA. Las luchas internas, envidias y esas otras cosas no agradables deben tener una representación minúscula en la vida universitaria, intentando siempre que no influya en ella. No obstante, son inevitables desde el momento que la forman personas, además muy diversas, pero no protagonizan el día a día, que sí lo hace el trabajo, el esfuerzo, la conexión entre compañeros y compañeras de disciplinas muy diferentes para crear proyectos de calidad, estudiantes de ambos géneros con muchas inquietudes demandando formación, un personal de administración y servicios sin los que no funcionaría nada. En definitiva, todos y todas debemos remar en el mismo sentido. Sinceramente, lo que yo percibo es, en general, un gran respeto entre todos y todas lo que formamos esta comunidad. Aquí aprovecho para citar a Unamuno cuando dijo: “Y debéis estudiar también a vuestro pueblo porque siendo aquel de quien vivís, con quien vivís y por quien vivís, es su estudio el único que puede llevaros como por la mano a conocer con entrañable conocimiento a la humanidad toda”.
¿Cómo se ve el mundo universitario desde fuera?
La vida del profesor universitario no es fácil de entender, ni siquiera por la propia familia o amigos, que no conciben, ya menos desde la pandemia y la generalización del teletrabajo, que estés trabajando en casa un día entre semana o que un domingo por la tarde lo dediques igualmente a eso.
Pasar por la gestión universitaria te aporta una óptica valiosa de la universidad, quizá más respetuosa
¿Es el universitario o la universitaria de hoy una persona más integrada socialmente a nivel general, donde sus orígenes sociales se diluyen cuando entra por las puertas de la universidad, o aún se notan las clases bien diferenciadas, como hace décadas cuando se logró el acceso masivo de la sociedad a las enseñanzas superiores?
Desde mi experiencia, no he sentido nunca esa jerarquía. Mi familia es de personas trabajadoras que, afortunadamente para mis veranos infantiles y los de mis hermanos, proceden del mundo rural. Las jerarquías que hay que eliminar están en otros espacios, como es el género, porque en la universidad también existe la brecha salarial, entre otras desigualdades o en la falta de respeto de una minoría machista e irreverente ante el respeto y a la diversidad. Igualmente también hay que considerar la dificultad que padecen los alumnos y alumnas que no residen en una ciudad universitaria, ellos y ellas tienen que desplazarse y empezar su vida universitaria en otra ciudad o, incluso, provincia. Para ellos debe existir una política de ayudas y becas que no permita la pérdida de talento por este motivo, y así puedan disfrutar de las mismas oportunidades.
¿Son los universitarios de hoy hasta cierto punto los “mismos”, idénticos a aquellos con los que usted convivió en su época de estudiante?
Por supuesto que no, el cambio generacional es brutal y es nuestro deber adaptarnos al mismo. Quizá sea este uno de los principales retos que tienen los docentes y el personal de administración y servicios, puesto que demandan una atención para la que debemos estar preparados y evitar frustraciones y fracasos que podrían haber tenido solución con las medidas adecuadas. No digo que sea fácil, porque si no estamos formados para afrontar las complejas situaciones que se nos presentan, que no son más que un reflejo de nuestra sociedad, difícilmente podremos dar solución. Precisamente por ello, uno de los objetivos de este nuevo equipo de gobierno de la UMA y del que es especialmente responsable el Vicerrectorado que dirijo, el de la formación del PDI (Personal Docente e Investigador) y PTGAS (Personal Técnico, de Gestión y de Administración y Servicios) en este ámbito. Lo que ocurre es que, al ser una formación voluntaria, suelen acudir los que ya están sensibilizados con esta problemática. Deberíamos hacer un esfuerzo por llegar a todos y todas para que tomen conciencia de la diversidad que define hoy día nuestras aulas; por ejemplo, en la formación afectivo-sexual con el objetivo de evitar la violencia de género en todas y cada una de sus formas.
Sin embargo, ¿los universitarios de hoy mantienen los mismos retos, las mismas ilusiones, idénticas frustraciones? ¿O todo lo contrario: son mundos completamente diferentes?
Este tema es muy complejo y no se puede generalizar. Claro que tienen sus retos e ilusiones y la universidad les brinda excelentes oportunidades para desarrollarlas. A mí me preocupa especialmente cuando el camino se tuerce, porque la frustración lleva a casos extremos, y los elevados índices de suicidio así lo certifica. Hay mucho que reflexionar al respecto y tomar decisiones para analizar dónde está el problema y las posibles soluciones. La salud mental es otro gran reto que tiene la universidad por delante y a la que debe conceder los recursos necesarios. Insisto, nuestras aulas son un reflejo, a pequeña escala, de la sociedad que nos rodea.
Hay que buscar, sin abandonar nunca el sentido común y la equidad, porque ese equilibrio, además de conseguir mejores resultados, te hace sentir muy bien y muy justa con la sociedad, dentro y fuera de la Universidad
La igualdad es una lucha más presente que nunca en todos los aspectos de la sociedad y el mundo universitario no es una excepción. ¿Es el feminismo el único camino posible para lograrla en todos los niveles?
Si entendemos el feminismo como igualdad real, respeto la diversidad e inclusión, por supuesto que sí. En cuanto a la igualdad de género, es un objetivo prioritario en la universidad española y punto de inflexión importante fue la creación de las Unidades de Igualdad en cada una de ellas. La Unidad de Igualdad de la Universidad de Málaga se creó en 2008, dando cumplimiento a la disposición adicional duodécima de la Ley Orgánica 4/2007 de Universidades, en el seno del Vicerrectorado. No será hasta cuando se cree un Vicerrectorado que incluya el término “igualdad” en su nomenclatura. Realmente, no han pasado tantos años, pero los avances sí han sido importantes, como reflejan los sucesivos Planes de Igualdad. De hecho, nuestra Unidad de Igualdad es un referente a nivel nacional, si bien, queda mucho por hacer en aspectos como la brecha salarial, el acceso de la mujer a los puestos de mayor responsabilidad, tanto en el campo de la gestión como de la investigación o la normalización de su presencia en carreras STEM (Science, Technology, EngineeringyMath. En castellano, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). En definitiva, la perspectiva de género debe estar presente en todos los ámbitos de la vida universitaria. Todo ello, en base a un conjunto de protocolos y normativas que nos aportan el marco legal para trabajar.
Esta sociedad actual, polarizada a nivel político hasta niveles preocupantes que nos hace recordar oscuros tiempos no demasiado lejanos en el tiempo, ¿tiene idéntica traslación dentro de las aulas universitarias?
Pues insistiendo en lo dicho anteriormente, en las aulas universitarias se viven las mismas situaciones que fuera de ellas, aunque no sean tan extremas o frecuentes porque el estudiante que decide hacer una carrera universitaria tiene un perfil, en general, de persona respetuosa, crítica y con ganas de crear un mundo mejor. Por tanto, existen situaciones de acoso por género, raza, religión, cultura, tendencia sexual, pero imperando, sin duda, una mayoría sensata. Las minorías irreverentes deben ser erradicada por el sistema académico en general lo antes posible. Este logro debería ser un reto de compromiso de la Universidad con la sociedad.
La Unidad de Igualdad, así como el de políticas sociales de la Universidad de Málaga es un referente a nivel nacional
Usted forma parte del equipo directivo de un rectorado de una universidad pública. ¿Cómo se gestiona un ente tan importante como este?
Quizá la clave, desde el ejercicio de mi responsabilidad y en base a las directrices que marca el rector, sea el buen engranaje de todas las piezas y ser muy conscientes de la responsabilidad que conlleva formar parte de este equipo. Responsabilidad, compromiso, preparación, ilusión, empatía, ética, respeto e igualdad. Estoy convencida que estas son las claves del cualquier gestión honesta con sus fines y programa electoral.
La empatía es un elemento fundamental en todos los aspectos de la vida. ¿De qué modo debe ejercerse a diario en la relación con los alumnos, con los colegas del equipo rector de la Universidad y también con otros compañeros profesores?
Hemos coincidido en la importancia de la empatía en cualquier aspecto de nuestras vidas desde el respeto, que no es más que el interés por hacer bien las cosas teniendo en cuenta la opinión del resto de la comunidad antes de tomar decisiones. Hay que buscar, sin abandonar nunca el sentido común y la equidad, porque ese equilibrio, además de conseguir mejores resultados, te hace sentir muy bien y muy justa con la sociedad, dentro y fuera de la Universidad.
Las jerarquías que hay que eliminar están en otros espacios, como es el género, porque en la universidad también existe la brecha salarial
¿Siente algún tipo de añoranza de sus años como investigadora y arqueóloga profesional, o esa vertiente de su trayectoria profesional aún la mantiene plenamente activa?
En realidad, no he abandonado esos ámbitos. Continúo con mis proyectos como responsable o miembro del equipo y no voy a dejar de hacerlo, incluso ampliándolos con la responsabilidad propia de mi Vicerrectorado en términos de igualdad y política social desde mi dirección junto con mi equipo del departamento con decisiones propias asumidas. Entre otros motivos, porque me apasionan. Sin embargo, aunque ahora no me puedo permitir estancias de investigación con respecto a mi formación como historiadora y arqueóloga en otros centros internacionales, no obstante se compensa con las satisfacciones que me da esta nueva responsabilidad.
¿Se pueden compaginar ambos mundos?
En ello estoy. Con el que proyecto del que soy responsable, que tiene como objetivo la localización y estudio documental de las fosas de la Guerra Civil en la provincia de Málaga, tengo la enorme suerte de contar un equipo maravilloso que lo hace todo muy fácil. En los que soy miembro investigador, en este momento el proyecto de puesta en valor de la ciudad romana de Acinipo (Ronda, Málaga), cumpliré con mis trabajos y obligaciones como cualquier compañero o compañera. Nunca he tenido problemas para organizar mi tiempo y ahora es necesario más que nunca. Igual haré en el campo de investigación historiográfica, centrada en el estudio de las mujeres arqueólogas pioneras en España. Concluiría diciendo que compaginar ambos mundos, si se gestiona bien, es muy satisfactorio y recomendable. La gestión universitaria no es para siempre; mi formación, mi compromiso y mi evolución, sí.
El cambio generacional en la Universidad es brutal y es nuestro deber adaptarnos al mismo
¿Desde la Universidad es posible visualizar otro mundo posible donde los valores humanos sean la razón del fundamento de la sabiduría?
No es que sea posible, la Universidad es eso, o debe serlo. Esos valores deben transmitirse tanto de forma concreta y específica como transversal, dependiendo de las competencias y objetivos de cada título. La formación en valores está presente en la formación preuniversitaria y debe continuar después. Conceptos como solidaridad, cooperación, voluntariado, igualdad, respeto a la diversidad y bienestar emocional no pueden ser solo eso, conceptos abstractos, sino que deben materializarse y formar parte de la formación, prácticas curriculares y extracurriculares, objetos de estudio y análisis de TFG (Trabajos Fin de Grado), TFM (Trabajos Fin de Máster), proyectos, actividades culturales… Solo así se alcanzará, no sé si la sabiduría, pero sí una sociedad formada por mejores personas, más justas y libres. Y solo ellas podrán llegar a ser “sabias”, a mi entender. La sabiduría y sus fundamentos dan para otra entrevista que yo estaría encantada de leer para aprender.
Responsabilidad, compromiso, preparación, ilusión, empatía, ética, respeto e igualdad. Estoy convencida que estas son las claves del cualquier gestión honesta con sus fines y programa electoral
Tenga por seguro, vicerrectora, que pronto tendrá la oportunidad de leerla en esta paginas. Ahora, usted como vicerrectora responsable de Igualdad y Política Social, ¿puede decirnos cómo se ve el mundo desde la UMA?
Como miembro de la comunidad universitaria, le respondo que desde todas las ópticas posibles, porque el mundo es la razón de ser de la UMA. Conocerlo, descubrirlo, protegerlo, mejorarlo es su función. Como vicerrectora de Igualdad y Política Social, exactamente igual. Nuestra atención primordial desde el servicio de Acción Social son los miembros de nuestra comunidad, estudiantes, PDI (Personal Docente e Investigador) y PTGAS (Personal Técnico, de Gestión y de Administración y Servicios), pero nuestras miras y responsabilidad van más allá con un firme compromiso, dentro de nuestras posibilidades reales, de dar cobertura a los más desfavorecidos y desfavorecidas, que pueden encontrar en la Universidad una oportunidad para sus vidas, independientemente de su lugar de origen.
¿La Universidad sigue asumiendo la revolución de las conciencias como motor del cambio?
La revolución de las conciencias es un proceso individual que, evidentemente, se genera si se dan las condiciones necesarias. La Universidad es el escenario idóneo para la gestación del cambio hacia algo mejor, pero, cada vez más, la actual estructura académica encorsetada lo hace más difícil, aunque, en última instancia, los docentes y los equipos directivos tienen la llave. Pero también hay que buscar otros espacios de la vida académica para generar ese espíritu crítico, motivado y generador del cambio y de la justicia social. En este mundo tan global y diverso al mismo tiempo, no es fácil saber exactamente el rumbo de ese cambio. Si nos fijamos no solo en los datos y estadísticas, sino en las noticias de cada día, tenemos mucho trabajo responsable por delante en busca de la justicia social en general.
¿Cómo suenan las palabras ética, lealtad, conciencia, respeto, libertad, dignidad, perdón y felicidad en el seno de la Universidad actual? Valores y términos que usted ha utilizado durante la entrevista.
Suenan más que nunca. Tenemos, al mismo tiempo, a la generación de estudiantes más concienciados y la que más situaciones de alerta en salud mental manifiesta. Es una sociedad muy polarizada y tenemos que estar muy atentos. Insisto en el papel de la formación y la atención. Y la formación empieza en los equipos directivos en todos los niveles, en el profesorado y en el personal de administración y servicios. Si nosotros y nosotras estamos preparados, solo en ese momento podremos atender las necesidades de nuestros estudiantes. Todos los conceptos que menciona deberían estar presentes, al igual que los que hemos tratado anteriormente, en la esencia de la formación universitaria. La felicidad es, quizá, en los últimos años, el término más “actual y comprometido” como objeto y objetivo. Nuestra universidad forma parte, aún de forma incipiente, de la Red Internacional Universitaria de la Felicidad que coordina la Universidad de Cádiz, y es prioritaria en el programa del actual equipo de gobierno con políticas que apuesten por el bienestar social y humano en particular, conciencia social colectiva, salud mental, igualdad, ética y conciliación familiar y personal.