¿Por qué? Porqué puedo.
¿Por quién? Por los derechos de todas las mujeres.
Pero, muy especialmente por las mías, porque seguramente serán las que nos acompañarán con el corazón y la cabeza, pero no estarán allí.
No lo estarán, porque estarán corriendo desesperadas y frustradas entre un horario laboral competitivo y desleal frente a los varones, y unos hijos cosidos a los retazos de su corazón y capaces de decir Mama 40 veces al día cada uno y al mismo tiempo.
En mi caso ya son recuerdos, de llegar a casa Y oír mama mama mama, como si hubiera eco. Los deberes, las actividades paraescolares diarias, llevarlos y recogerlos del colegio, el pediatra, la alimentación, la libreta para mañana, llevar en tu cabeza la agenda de cada uno de ellos, de sus necesidades ¿Qué bonito verdad? Mucho, cuando puedes disfrutarlo, pero la mayoría de estas generaciones, lo hemos sufrido. Porque no llegamos a todo y vamos siempre aceleradas, agobiadas, insatisfechas con lo que hacemos y angustiadas por nuestros hijos e hijas
Somos las que nos retrasamos en 5´del horario de entrada al trabajo, (siempre pidiendo perdón) las que la profesora nos regaña porque el niño se olvidó la nueva libreta, la que nuestro bolso puede aparecer juguetes, toallitas húmedas, un termómetro, un pañal de urgencia, chupetes, biberón de agua o botellín, gomas del pelo y un infinito etc. Yo ahora no es que no pueda con el contenido de aquellos bolsos, es que no puedo ni con esos bolsos.
Ellas, las mías, las que más necesitan la ayuda y protección social, las que no aparecen en manifestaciones, porque “no les da la vida”, a las que más necesita este pais, porque aseguran el relevo generacional , el pago de nuestras pensiones e impera en ellas la comprensión y el sentido común que les da lidiar diariamente con niños y adultos exigentes en casa y en el trabajo Ellas son las mías, las que llegan desgastaditas ya a medio camino de la vida, y nunca se bajan del papel de consejeras y amigas de los suyos. Y de trabajadoras brillantes sometidas a la competencia desleal de varones con horarios de solo 8 horas, disfrutado de las mejoras del estatuto de los trabajadores, descanso de fin de semana y vacaciones anuales. Las que ellas no tienen nunca, con su doble jornada de trabajo y casa. Y que por supuesto hacen guardias nocturnas cuando alguno se enferma o tiene una pesadilla
El Tribunal Supremo creo jurisprudencia aplicando a estas mujeres el salario de una empleada de hogar. Olvido sin embargo además de las funciones que exceden a este puesto de trabajo, aplicar horas extras, fines de semana y vacaciones trabajadas a y guardias nocturnas. ¿Por qué ?, porque son varones y ni lo han vivido ni lo han sufrido ni se han dado cuenta del trabajo de sus compañeras, como no lo han hecho del de sus madres y abuelas. En este, nuestro santo y profundamente discriminatorio “sistema patriarcal”. Y no, no es cosa del feminismo, es una realidad que nos aplasta y vivimos en nuestras carnes diariamente, las hembras de la especie humana. Pero ni a protestar tenemos tiempo cuando lo estamos padeciendo.
Ellas las que sus hijas han renunciado a la maternidad porque han visto a sus madres agotarse, desgastarse y perder los nervios, y no quieren esa vida para ellas. Mientras el estado y los gobiernos, egoístas patriarcales y selectivos se pregunta porque baja tanto la maternidad. En un pais, donde un solo salario ya no llega para mantener a una familia. Y los obstáculos para poder ser independientes económicamente y desarrollar nuestras vocaciones, se nos multiplican constantemente enmascarados de beneficios.
Para conseguir que el empresario nos acepte en condiciones de igualdad, les concederemos los mismos derechos de baja por maternidad y crianza a los hombres. Lo que no dicen es que la baja médica que se concede por una apendicitis, se ha eliminado para un parto o una cesárea. ASÍ TODOS SOMOS IGUALES. Paras o no paras, se desgaste o no tu cuerpo, estés o no recuperada, tengas 40 dias de sangrado y te de fiebre al subirte la leche o estés a punto de perder la vida como no hace tanto tiempo, tendrás idéntico trato al que adopta o no ha parido.
Como siempre en vez de proteger las desigualdades las obviamos. –te doy con una mano y te quito con la otra. Porque en nuestra piel no se pone nadie. Porque los que detentan y las que detentan el poder nunca se han puesto nuestros zapatos. Y sí, también hablo de ellas. Hasta hace nada todas sin hijos, ahora de sectores privilegiados que les permiten que alguien supla sus funciones familiares. NINGUNA con la doble jornada habitual de la mayoría de las Madres paridoras.
Somos tantas las que hemos estado en esta situación y tantas las que siguen estando, que legislar una situación justa para ellas supondría un revolcón de tal entidad económica, que prefieren hacer alardes de igualdad, generosidad y feminismo, con grupos minoritarios cuyos derechos, aunque en algún caso pisen los nuestros, suponen una miseria para el presupuesto. Y en otros el enriquecimiento para algún sector empresarial.
Desde aquí quiero decirles a los representantes del estado, cuando las cañerías de una casa dejan de funcionar, los apañitos pequeños vaticinan el desastre cercano en que todo reviente y el arreglo será mucho más problemático y caro. Y en este caso posiblemente doloroso.
Claro que gobernantes tenemos muchos, estadistas en el sentido de legislar para futuras generaciones, aunque su brillo no se vea ahora, muy pocos.
Y por ellas, sobre todo por ellas, iré a la manifestación de 8 de marzo, porque ahora, si el desgaste de mi salud me lo permite, ya PUEDO y porque, aunque llegue tarde para mí, que ya lo he pasado, que llegue temprano para mi hija y su generación.
“Quien planta un árbol sabiendo que bajo su sombra nunca va a llegar a sentarse ha comenzado a comprender el verdadero sentido de la vida” Proverbio africano.