Lo de SOPLAVIVO es un invento genial de Sarpa, Gonzalo Escarpa, y su fiel colega Miguel Sánchez Santamaría. El invento es genial, pero el apoyo que tienen de lo más granado entre la tribu poética de Mad Madrid, y en verdad a lo largo y ancho de toda la piel del toro, es un comodín en la manga que se debe apreciar.
SOPLAVIVO empezó en el Off Latina, llenando en todas las representaciones sin que quedase libre ni una sola butaca. Había que crecer, había que llegar más lejos. ¿Los Luchana?
-Sí, los Luchana.
No son gente que se arredre, Scarpa y MSS. La propuesta, el SOPLAVIVO de Lux, sería un sábado, con la entrada más cara que en el teatro Off Latina, y casi el cuádruple de capacidad. Un sábado por la noche. En Mad Madrid. Para ir a ver y escuchar poesía.
Poesía que es como una pelea de gallos de raperos.
Poesía que es como un concurso de televisión.
Poesía que es como un juego de mesa.
Era sábado, repito, eran las 22,30, y la sala estaba a tope. Seis poetas… pero sólo podía quedar uno. Sólo uno.
Cayeron la Pavinski, Bernard Engel y “el poeta misterioso” (que además de hacer esgrima con los versos dirige uno de los principales teatros de Madrid y es un reconocidísimo especialista en escenas de riesgo con espadas de verdad). Cayeron los tres. Y cayó el siempre brillante Juanlu Mora.
Quedaban la Espinosa, Marta Espinosa, ese animal de escenario deslumbrante, y el gran Andrelo.
Sólo podía quedar uno. Sólo uno podía ganar.
-Hay que hacer un retrato poético a alguien del público.
Y ambos empatan, porque lo hacen genial.
-Vuestro poema más popular con una palabra obligada que se debe incrustar.
Y empieza Andrelo. Lo hace tan bien que parece imposible que nadie lo pueda derrotar. Va a votar el público. Todo el público. Con sus tarjetitas rojas y blancas.
Miguel Sánchez Santamaría vestido con un impecable traje azul, Scarpa con un traje rojo de diablo y delgado como un fantasma capaz de atravesar los corazones de todas y cada una de las personas que ríen y tiemblan y se asombran mientras se desarrolla la lucha final.
Y entonces: la Espinosa. Lo hace muy bien. ¿Volverán a empatar? Ah no, se sube a su escoba de bruja mágica Marta Espinosa y comienza a volar sobre su poderosa voz que ya no recita, porque ha empezado a cantar.
Gana ella, y gana todo el público.
SOPLAVIVO. No has visto nada igual. Aplaudo; todavía con el corazón acelerado y la sonrisa en la boca.
EXCELSIOR.
