Una parte del Ejército español aún no ha hecho la transición

20 de Noviembre de 2023
Guardar
Policías y militares del Ejército español se manifestarán el 27 contra el Gobierno.

La investidura de Pedro Sánchez sigue levantando ampollas entre los sectores militares más nostálgicos y reaccionarios. Los últimos manifiestos franquistas firmados por oficiales retirados instando a destituir al presidente del Gobierno español resultan inquietantes para nuestra democracia. Según un informe del Centre Delàs d´Estudis per la Pau, con todas las manifestaciones antidemocráticas realizadas en los últimos años por miembros de las Fuerzas Armadas, aunque en su mayoría provenientes de militares en la reserva, "se esperaba una fuerte reacción del Gobierno", pero casi siempre los expedientes quedan en nada o en sanciones simbólicas.

En la Pascua Militar del 6 de enero pasado se esperaba que el jefe supremo de las FAS, Felipe VI, alzara la voz frente a los díscolos militares, pero guardó silencio, y dejó que fuera la ministra de Defensa, Margarita Robles, "quien reprendiera a los militares facciosos". "Pues bien, sus palabras fueron para minimizar las manifestaciones antidemocráticas de los militares, diciendo que representaban a una ínfima minoría dentro de las FAS. Aunque, al día siguiente, la misma Margarita Robles consideraba urgente que la Academia Militar de Zaragoza actualizara sus materiales curriculares en defensa del Estado de derecho. Algo que no la debería preocupar si como dijo el día anterior los antidemócratas en las FAS solo son una escasa minoría", asegura el citado informe.

"Sin una revisión en profundidad de las estructuras corporativas de las fuerzas armadas, introduciendo medidas que rompan con el autoritarismo, el patriarcado, la misoginia, la disciplina férrea, la obediencia ciega hacia los mandos, y sin introducir una democracia interna que permita cuestionar las arbitrariedades de los mandos superiores, poco o nada se puede esperar de la necesaria democratización de las FAS españolas", añade el texto del centro de estudios. "Y falta lo más importante: acabar con el cuerpo jurídico militar propio y separado de la jurisdicción civil. Esto último es lo que permite la parcialidad de las sentencias de una estructura muy endogámica y corporativa que lava los trapos sucios en su interior evitando que trasciendan más allá de los muros de los cuarteles". En especial, todos los relativos a malos tratos, acoso, violencia de género o corrupción interna. Unos tribunales castrenses donde, según esta asociación, faltan garantías procesales y órganos de control independientes que eviten las arbitrariedades denunciadas por inculpados y condenados.

"Hay otra cuestión importante que afecta por igual a todas las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad de cualquier Estado. Es una cuestión fundamental para entender la facilidad con que en esos cuerpos se establece una deriva antidemocrática, esto es, el habérseles otorgado el uso legítimo de la violencia que ejercen por delegación del estado", puntualiza el informe. "Algo que empodera a los cuerpos militares y policiales como depositarios de la resolución de los conflictos y que los convierte en administradores de la violencia. Esto acaba configurando una psicología en los miembros de estos cuerpos por la que acaban atribuyéndose el poder de ser la salvaguarda de la ley y el orden", agrega.

Según el Centre Delàs, esta es una cuestión "nuclear" que debería preocupar, pues tienta a esos cuerpos, en determinados contextos políticos, a convertirse en los "salvadores del interés común". La llegada del populismo, que ha dado alas a la aparición de partidos políticos muy nacionalistas y de ultraderecha, ha facilitado que en esos cuerpos prolifere la aparición de miembros que simpatizan con esas tendencias, lo que se expresa en el trato que dan a los diferentes y a las minorías étnicas. Encuestas llevadas a cabo en diferentes cuerpos militares y policiales europeos muestran el aumento del porcentaje de miembros que se sienten portadores de valores esencialistas. "Algo que debería preocupar a cualquier demócrata, y que obliga a estudiar cómo impedir que el sectarismo nacionalista, xenófobo, homófobo o misógino penetre en las fuerzas armadas y en los cuerpos de seguridad".

El malestar en los cuarteles es creciente desde que Vox, un partido militarista de corte autoritario, llegó a las instituciones. En febrero de 2020, la fuerza política de Santiago Abscal presentaba una proposición no de ley en el Congreso con el objetivo de "evitar los despidos de soldados" a los 45 años en virtud de la actual ley de Tropa y Marinería e instar a la aprobación de una ley única de la Carrera Militar, informa esdiario.

La iniciativa llevaba la firma de los tres generales retirados que fueron diputados de Vox y el secretario general del partido, Javier Ortega-Smith; y pedía también medidas que subsanaran "la difícil situación económica" de muchos militares. Esta PNL fue presentada solo un día antes de la concentración convocada por una asociación de militares (UMT) frente al Ministerio de Defensa para reclamar medidas que mejoren su situación laboral y retributiva. Cada cierto tiempo, Vox azuza el malestar en los cuarteles, que empieza por la reivindicación de mejoras económicas de la tropa y que termina con cuestiones esencialistas como la unidad de la patria, amenazada por Pedro Sánchez, según el partido ultraderechista.

En aquella ocasión, Vox instó al Gobierno a regular la relación de servicios de todos los militares en una sola ley, acabando así con la ley de Tropa y Marinería de 2006 que aprobó la salida de las Fuerzas Armadas de los soldados temporales al cumplir los 45 años.

Lo + leído