Escuchar a Verde Prato es como ver un paisaje que cambia, entre claros y nubes, entre verdes intensos, amarillos, ocres, rojos, tierra. Escuchar la voz de Ana Arsuaga pone la piel de gallina, porque es un color más, tan fuerte y tan sutil como la luz en un cuadro.
Se nota que Ana tiene formación musical. Porque sabe donde desembocan las melodías. Y sabe también reconducirlas y que te sorprendan. Sabe, tan pronto y tan certera, que «menos es más». Y encontrar lo bonito en lo sencillo es uno de sus puntos fuertes.
Bases electrónicas acompañan a una voz dulce, desnuda, que llega a una tesitura inalcanzable y se confunde con sonidos que están, como si fueran gotas que van cayendo acompasadas y estallan despacito contra alguna piedra, contra alguna hoja.
Ana Arsuaga suena orgánica. Suena a tierra, a agua de lluvia y electricidad. Y tiene ritmo, del que arrulla y del que te despierta y te hace bailar.
Se nota y mucho que se le dan bien los colores. Y con las notas, pinta.
Se le ve el orgullo de su tierra, de su cultura y su tradición. Y hace del euskera un lenguaje como de cuento, de historia que atrapa. Sus letras, tan incomprensibles para muchos, acarician y acompañan sin darte cuenta.
Bien por Ana, que llega a este rinconcito justo hoy, cuando las lenguas rebotan y estallan en las paredes institucionales, levantando las corbatas como un vendaval.
En Galicia seguro que llueve y más seguro todavía es que Verde Prato acompañará a las nubes de una manera muy especial. Será el jueves, 21 de septiembre, de la mano de los «Momentos Alhambra». En la plaza Margarita, sobre las siete y media de la tarde. (Dirección: Explanada de la Casa de las Ciencias – Parque de Santa Margarita, 15005, A Coruña)
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