Es encantadora la peña que te suelta nada más conocerte “YO SOY MUY SINCERO”, así en mayúsculas, porque te lo suelen decir gritando y con los ojos muy abiertos, muy tensos.

Realmente lo que quieren decir es que son “muy bocas”, “muy bocazas”, pero te lo venden como un valor positivo, como una suerte que tenemos los demás por ello.

La gente que dice ser muy sincera es esa gente que habla sin filtro, sin medir el efecto de sus palabras, y ponen por encima de cualquier otra cosa su estado anímico y sus objetivos. En la escala de sociabilidad tendrían un -12 pero ellos se venden como si tuvieran un +15 (los números están puestos al azar, los pongo sin filtro).

Esta gente puede llamarte gordo, mentiroso, pobre, tonto o sinvergüenza a la más mínima ocasión y casi sin venir a cuento. Porque la gente “muy sincera” las tira tal cual le vienen, son como los ninjas de la comunicación con sus estrellitas lanzadas desde sus manazas poco mañosas. Porque el “sincero” es en realidad torpe, lo que pasa es que como te pilla a traición acaba haciendo daño y ese dolor que se dibuja en tu cara le hace más fuerte, como si estuviera ganando una partida que sólo él está jugando.

Esta gente tan sincera se viene bien arriba con cualquiera, le da igual que seas una autoridad competente en la materia o una autoridad policial. Lo suelta, saca pecho y te tira encima de la cara el humo de la verborrea que cree tener. Porque el tipo “muy sincero” otra cosa no pero hablar, habla más que uno al que acaban de abandonar.

La gente “muy sincera” te habla como si te estuviese salvando la vida, como si te estuviera ayudando a verlo claro. Son personas que ayudan a otras a que abran los ojos y se den cuenta de su realidad: que estás súper gordo y que a ella le va muy bien una dieta nueva (que tú no le ves los efectos, pero bueno) y que tú tienes que andar (mientras ella fuma) y que te tienes que hacer un máster (aunque ella no estudia ni macramé) y que tienes que aprender inglés (aunque no maneja ni el castellano de barrio) y que tienes que reconocer lo bien que le va aunque le va como el culo y por eso quizá te necesita.

La gente “muy sincera” te puede decir cosas de tu padre como si hablara de un lejano dictador, referirse a tu hermana como “esa pobre chica es muy pava” o hablar de tu profesión con frases como “ya sé que no tienes ni puta idea pero mientras no se den cuenta…”. O incluso escupirte a la cara un “tú siempre has sido muy tonto” y evaluar hasta qué punto le va a caer una hostia sabiendo que no.

La parte que más me gusta es cuando descubres que el tipo “muy sincero” necesita más que nunca tu conversación (bueno, tu escucha) y que es una piltrafilla. Pero no deberías caer en su red, ni por pena, ni por compasión ni por inhabilidad social. Debes cargártelo a la primera de cambio.

-Eres mu pesado tipo sincero, eres muuuu pesado. Déjame en paz. De verdad, no quiero tus consejos, no quiero tu sinceridad, y te lo estoy diciendo sinceramente pero con filtro. En el filtro se han quedado expresiones como: idiota, estúpido, engreído, gilipollas, cantamañanas, límpiate las boqueras, tienes caspa, hueles a rancio, tus padres eran hermanos, payaso, te falta un hervor, ascazo, listillo, cuerpoescombro, orejones, mierda, tontolaba, bocachancla, cenutrio, tocapelotas y gañán.

Sí, todo eso en el filtro. Y sí, es un poco como la gente tóxica, porque son parte de ellos. Pero no me digas que me repito, no seas tan sincero.

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