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El Parlamento español está a un paso de la tangana de Italia

Las democracia liberales presentan preocupantes similitudes con aquellas otras que murieron de decadencia en el primer tercio del siglo XX

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análisis

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La sesión parlamentaria que se ha vivido este miércoles en Italia será recordado como uno de los episodios más negros de la historia reciente del país mediterráneo. Una pelea entre varios diputados ha terminado con uno de ellos abandonando el hemiciclo en silla de ruedas para ser trasladado al hospital.

En la sesión parlamentaria se estaba debatiendo un proyecto de ley sobre las autonomías y los reproches entre Gobierno y oposición han ido yendo a más, con un tono cada vez más agresivo. El ministro de Asuntos Regionales y Autonómicos, Roberto Calderoli, era el encargado de defender su norma, que define las formas en que las regiones podrán solicitar y obtener gestionar por sí solo algunas de las materias sobre las que actualmente tiene competencia el Estado central. Y sus señorías llegaron a las manos.

Y llegados a este punto cabe preguntarse si este espectáculo lamentable puede suceder en España algún día. Y la respuesta solo puede ser afirmativa. No hay más que echar un vistazo al diario de sesiones de las últimas jornadas en el Congreso de los Diputados para entender que la ultraderecha ha introducido el marco referencial de la violencia verbal en el debate político diario. Una violencia verbal que, lógicamente, suele llevar a la violencia física. Los modales y las formas de los ultras de Vox, auspiciados por el PP, no pueden terminar bien. Broncas constantes, insultos, amenazas, improperios, bulos, difamaciones, lo que nunca se había visto en la carrera de San Jerónimo, al menos en las últimas décadas, lo estamos viendo estos días para bochorno de los ciudadanos, que empiezan a desertar de la política y de la democracia, tal como se constató en las pasadas elecciones europeas, donde la mitad de la población no fue a votar, tal es el grado de desafección. La estrategia de la crispación y la tensión constante, inventada por el fascismo en el primer tercio del siglo XX, era esto. El preocupante fenómeno debería contar con el repudio y el rechazo total del primer partido de la derecha convencional, el PP, pero Feijóo ha preferido copiar el manual ultra para no perder votos. El resultado puede ser un episodio como el vivido ayer en Italia. Tardará más o menos en llegar, pero se está viendo venir.

Tangana en Italia

Con el ambiente crispado que se respiraba, el diputado del Movimiento 5 Estrellas, Leonardo Donno, fue expulsado de la Cámara por incumplir las normas durante su discurso. Antes de irse, se acercó hasta Calderoli y le puso la bandera de Italia en la cara, agitándola durante varios segundos.

Calderoli mantuvo la calma y retrocedió unos pasos, pero varios diputados de su partido, la Liga, se lanzaron a por él. En un primer momento, según se puede ver en las imágenes, los encargados de la seguridad del Congreso lograron escoltar a Donno. Pero fueron llegando más parlamentarios con actitud agresiva y finalmente recibió varios golpes.

«Recibí un puñetazo del diputado Iezzi que me rozó la cara, otros lo intentaron como Mollicone, Candiani. Luego llegaron muchos otros, los dependientes… Me desplomé, sentí dolor en el pecho y me costaba respirar. Ciertamente me asusté, pero por suerte ya estoy bien, me hicieron un electrocardiograma y estoy bien», declaró Donno, que abandonó el hemiciclo en silla de ruedas para ser trasladado al hospital.

Sin embargo, el parlamentario del Movimiento 5 Estrellas justifica su provocación inicial: «No hubo violencia por mi parte, hasta el punto de que el ministro se limitó a retroceder». El presidente del Congreso decidió suspender la sesión y, un tiempo después, convocó a los portavoces de todos los grupos parlamentarios.

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3 COMENTARIOS

  1. ¿No era la ultraizquierda la que quería tomar el cielo por asalto? ¿No fue Iglesias el que se burló de un parlamentario de Vox, en el mismo parlamento, diciéndole que no tenían cojones para dar un golpe de estado? ¿No fueron ellos, los podemitas, los que defendían los escraches como medida de «jarabe democrático»? No seré yo quién defienda a la ultraderecha pero si no hacemos un poco de autocrítica, me temo que lo tenemos mal.

    • Usted no necesita defender al fascismo,usted mismo es un fascista y eso lo muestra en cada escrito.
      Perdon por llamarle fascista,ya se que no les gusta que se lo digan aunque lo sean.

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