Tanto tener la palabra homosexual todo el día en la boca y no referirse al colectivo LGTBI+, durante su intervención en Canal Sur, es para pensar que algo le sucede al líder de Vox, Santiago Abascal, en su foro interno. Si no, ¿de dónde le nace esa obsesión permanente cuando sostiene que los homosexuales "no son discriminados en España, Polonia ni Hungría"?, para, a renglón seguido, aprovechar y denunciar que, sin embargo, sí lo son en "zonas de Francia como las que vivieron los altercados hace dos semanas".
Con estos mimbres y la utilización del colectivo LGTBI+ para terminar con el archiconocido discurso sobre los inmigrantes, llegó a afirmar que "donde sí padecen riesgo y pueden padecer discriminación es en algunas áreas de Europa donde un determinado tipo de inmigración no les acepta".
Habría que preguntarse quién acepta a quién y definir el hecho de colgar una lona en pleno Madrid donde Vox mostró, hasta que fue retirada, una papelera a la que eran lanzados aquellos símbolos con los que no comulgan los de Abascal. Uno de ellos: la bandera LGTBI+, a la que ha vuelto a referirse como "ideológica" y que "no debe colgar de los balcones de las instituciones públicas".
¿Cómo habría que denominar al uso partidista y la apropiación que la derecha y la extrema derecha hacen, por ejemplo, de la bandera de España?. Esto revela que el negacionismo abascaliano va, por tanto, más allá de la crisis climática. También tiene que ver con la comunidad LGTBI+ y con el drama de millones de personas que, cada año, han de abandonar sus países para encontrar un futuro mejor.
Las declaraciones del candidato de Vox dicen mucho de su desconocimiento sobre la discriminación y los delitos de odio en nuestro país, una cuestión que debería conocer porque las cifras hablan por sí solas. Según los datos del 'Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España 2022'recabados por el Ministerio del Interior, los delitos de odio por racismo y xenofobia, con 755 hechos, son los más numerosos y representan el 43,5 % de total de las denuncias. Le siguen los delitos de odio cometidos en los ámbitos de la orientación sexual e identidad de género (459 hechos), mientras que en tercer lugar se sitúan los delitos de ideología (245 hechos). En conclusión, los delitos de odio crecieron en España un 3,7% en 2022.