Arabia Saudí, un país conocido por su riqueza petrolera y su conservadora interpretación del islam, está en el centro de la atención internacional desde hace décadas debido a sus prácticas represivas y violaciones de derechos humanos. Uno de los aspectos más preocupantes es su persistente aplicación de la pena de muerte, incluso por delitos que no involucran violencia. Un ejemplo reciente de esta tendencia es el caso de Mohammad bin Nasser al Ghamdi, un profesor retirado de 54 años, condenado a muerte exclusivamente por su actividad en las redes sociales.
Sentencia de muerte contra al Ghamdi
El 9 de julio de 2022, el Tribunal Penal Especializado de Arabia Saudí emitió una sentencia de muerte contra al Ghamdi por supuestos delitos que incluyen "renunciar a la lealtad a los custodios del Estado", "apoyar una ideología terrorista y a una entidad terrorista" y "simpatizar con personas detenidas por cargos de terrorismo". Pero "su crimen real" es simplemente expresar sus opiniones en Twitter y YouTube, donde tenía apenas diez seguidores en total. No se le acusa de ningún acto violento, y sus críticas se dirigían principalmente al rey y al príncipe heredero saudíes, la política exterior del país, y temas socioeconómicos como la subida de los precios.
El caso de al Ghamdi pone de manifiesto la creciente represión del reino contra cualquier forma de disidencia. A pesar de los esfuerzos del gobierno saudí por mejorar su imagen en la escena internacional, la pena de muerte sigue siendo una herramienta preferida para silenciar a aquellos que se atreven a cuestionar el status quo. En este contexto, es difícil creer que el país está realmente comprometido con la reforma y los derechos humanos.
El hermano de al Ghamdi, el Dr. Saeed bin Nasser al Ghamdi, un crítico del gobierno que vive en el exilio autoimpuesto en el Reino Unido, cree que la condena a muerte de Mohammad es una represalia por su activismo y sus opiniones políticas. Durante su interrogatorio, las autoridades saudíes preguntaron a Mohammad sobre sus puntos de vista políticos y su opinión sobre otras personas detenidas en el país por razones políticas. Parece que su condena podría ser parte de una campaña más amplia para silenciar a los disidentes y castigar a quienes se atreven a expresar opiniones contrarias al gobierno.
Comunidad internacional
Es fundamental que la comunidad internacional se una en la condena de la pena de muerte en Arabia Saudí y en todo el mundo, independientemente de la naturaleza del delito o las características de la persona condenada. La pena de muerte es una violación flagrante del derecho a la vida y representa el pináculo de la crueldad y la inhumanidad. El caso de Mohammad bin Nasser al Ghamdi es un triste recordatorio de la necesidad de abolir esta práctica arcaica y contraproducente en todos los niveles.
Arabia Saudí debe dejar de utilizar la pena de muerte como un medio de represión política y centrarse en el respeto de los derechos humanos fundamentales.
La comunidad internacional debe presionar a las autoridades saudíes para que reviertan esta sentencia de muerte y liberen de inmediato a Mohammad bin Nasser al Ghamdi.