El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha apoyado la candidatura de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León y ha pedido un voto masivo en las próximas elecciones para revalidar el poder popular en esta comunidad autónoma. Aznar se ha dirigido al votante conservador castellanoleonés para pedirle el "respaldo concluyente" en las urnas, al tiempo que ha recordado a los electores que se deben evitar los "populismos mentirosos" que se basan en el voto "del desahogo".
Es evidente que el mensaje del patriarca popular va directamente dirigido a Vox, el más directo rival de Génova 13 en la lucha por la hegemonía de las derechas. Pero también contra Pablo Casado. En realidad, Aznar le está diciendo al actual dirigente del Partido Popular que se ande con cuidado a la hora de acercarse demasiado a la extrema derecha, porque puede quemarse. Todo un misil en la línea de flotación del casadismo, que en los últimos dos años ha intensificado relaciones con Vox, formación en la que se apoya a modo de muleta para seguir en el poder en comunidades autónomas como Madrid, Andalucía y Murcia.
En el mismo discurso, la contundente advertencia de Aznar a Casado vuelve a ponerse de manifiesto cuando el expresidente asegura que la clave de la victoria es "no dividir" y no solo pensar cómo llegar a la Moncloa, sino preguntarse "qué hacer" una vez allí. "Hoy los protagonistas son otros: Fernández Mañueco, Feijóo, Díaz Ayuso, Moreno, Miras, o tantos otros, o Pablo Casado por supuesto". Esa coletilla demoledora, ese "por supuesto" como con la boca pequeña, ese intento de colocar a Casado en el último lugar entre las grandes figuras del Partido Popular, resulta demoledor en medio de la campaña electoral en Castilla y León. Y no se trata de un olvido premeditado, sino de un desprecio en toda regla. Casado es el máximo exponente del partido hoy por hoy y cuando Aznar lo ningunea colocándolo en el furgón de cola entre los activos del PP, casi olvidándose de él, no está sino minusvalorando su labor política.
En esa misma línea se debe entender que Aznar diga que lo importante no es llegar a Moncloa, sino "qué hacer" una vez allí. Estamos sin duda ante otro dardo envenenado para Casado, que últimamente se ha abrazado a una suerte de todo vale con tal de llegar al poder. El líder popular no tiene proyecto ni programa para España, se limita a atacar a Sánchez, muchas veces sin demasiado sentido, como cuando exige a la UE que no transfiera los 140.000 millones en ayudas poscovid a nuestro país, un golpe que más que ser letal para el líder socialista lo sería para los españoles, que se verían privados de un 'plan Marshall' imprescindible para la recuperación económica. Esa crítica a la irracional y furibunda estrategia política de confrontación y bloqueo de Casado, siempre obsesionado con el no a todo, es la que parece estar detrás del discurso de Aznar.
Aznar en estado puro
En el mitin de ayer de la Cúpula del Milenio de Valladolid, Aznar ha sostenido que los ciudadanos recurren a los populismos "porque no tienen un referente fuerte en el que confiar", a lo que ha añadido que "ser una referencia fuerte es fundamental en el mundo de hoy". Lo hizo sin mencionar a partidos concretos, aunque en la mente de todo el mundo estaba Vox. "Los sentimientos no pueden sustituir a la razón, la política es idea, razón y sentimiento, todo eso es lo que hay que mezclar", ha resumido el expresidente, quien ha proclamado que los miembros el PP no son "nacionalistas" porque les "basta con ser españoles".
"Estamos aquí para decir que hay un proyecto para Castilla y León y una gran alternativa nacional para España", ha afirmado Aznar, quien ha repetido en varias ocasiones que él es de Castilla y León "por decisión", en referencia a su etapa como presidente de la Junta.
En ese momento, recordó que hace tiempo se fraguó "un partido unido, fuerte, ganador, se gestó una alternativa nacional reformista, centrada, triunfadora ante un socialismo anticuado y fracasado", que nació en Castilla y León y que sirvió para España después.
"No nos han hecho, ni concebido, ni parido para hacer pequeñas cosas, sino para construir y para ganar", ha proclamado entre aplausos antes de preguntarse "a quién le gusta este Gobierno", en referencia al de Pedro Sánchez. En su opinión, sólo les gusta a los que "quieren mantenerse en el gobierno a toda costa", "cediendo a cualquier chantaje y llevando a España a políticas de discordia", pero también a los secesionistas que atacaron "la libertad y a España" y luego fueron indultados "para que den el siguiente golpe", lo que ha dicho que no se puede consentir. También "les gusta a los de Bildu, en la que mandan ahora los que antes mandaban matar en una banda terrorista y a los que pretenden en dos semanas o en un mes que las víctimas pidan perdón a los terroristas por haberse puesto en su camino".
Tras pronunciar estas palabras, Aznar ha recordado al concejal del PP asesinado por ETA Miguel Ángel Blanco, ya que da nombre a una calle cercana al lugar en el que se ha celebrado el acto. Por último, ha añadido que el gobierno también gusta "a los 'progres' de pacotilla que, con coleta o con melena, de pacotilla se quedan", pero que "buscan una dictadura a la que apoyar" y cuando hay problemas "se llenan de lágrimas y dicen que qué pena que no haya dictaduras a las que apoyar".