Carmen Calvo muestra las políticas de Estado frente al populismo y el racismo de las tres derechas

30 de Agosto de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Carmen Calvo
Carmen Calvo ha comparecido en el Congreso de los Diputados para explicar a los españoles la crisis del Open Arms. Según ha explicado la vicepresidenta en funciones durante todos los días en que el barco de la ONG permaneció en el mar con un centenar de inmigrantes a bordo no quiso en ningún momento «venir a puerto español», algo que fue ofrecido por el gobierno de Pedro Sánchez desde el día en que la embarcación dio la alerta sobre su situación.El Ejecutivo español se puso en primer lugar en contacto con el italiano para solicitar ayuda por la situación de emergencia humanitaria en que se encontraban esos más de cien seres humanos y, como el Ejecutivo de Salvini no dio respuesta de ningún tipo, el gobierno español ofreció al Open Arms el puerto de Algeciras porque era el que ofrecía los mejores instrumentos para atender correctamente a los migrantes.Según Calvo, tras la negativa del Open Arms de realizar esa travesía, el Ejecutivo ofreció los puertos de Baleares, más cercanos, ofrecimiento que también fue rechazado. Estas palabras demuestran que España jamás cerró los puertos, como se ha llegado a acusar. Además, Calvo ha recordado que fue la propia Comisión Europea la que ha «reconocido que fue el Gobierno español quien ha propiciado que se resolviera una situación que estaba enquistada».La comparecencia de Calvo ha mostrado cómo es compatible la aplicación de políticas de Estado con el respeto de los derechos humanos o de tener una política migratoria basada en la defensa de los valores mínimos de ética y decencia, algo que está muy lejos de lo que otros partidos han mostrado en el hemiciclo. La política es el arte de transformar las palabras en hechos. No existe mejor campaña de marketing político que el de los hechos. Por más que se hagan promesas o grandes anuncios enmarcados de palabras grandilocuentes, lo único que funciona es que esas palabras se transformen en hechos que repercutan de manera positiva en el pueblo y no sólo en las élites. Por esta razón la comparecencia de Carmen Calvo ha sido la muestra de que la ética no está reñida con la política de Estado, que la dignidad no es una incoherencia más sino un valor a defender desde un puesto de gobierno.Por su parte, las tres derechas han mostrado en sus intervenciones un populismo que ha rozado el absurdo, además de demostrar que son incapaces de hacer una oposición seria y, por lo tanto, están políticamente incapacitadas para llevar las riendas de un país como España.La portavoz del Partido Popular, la clasista Cayetana Álvarez de Toledo, la mujer de las palabras extravagantes y engoladas, ha acusado a Carmen Calvo de, precisamente, utilizar «demasiadas frases extravagantes» y ha utilizado como único argumento para atacar la política migratoria del gobierno que la vicepresidenta haya dado el dato de que las muertes en el Mediterráneo se han reducido desde que Pedro Sánchez es presidente. ¿Esto es lo que se espera de un partido de la derecha democrática? Un argumentario de este tipo es más propio del populismo que tanto está creciendo en otros países y que ha sido derrotado en Italia.Por su parte, Inés Arrimadas ha hecho un verdadero ejercicio del «cuñadismo» político tan propio de Ciudadanos. Ellos critican a todo el mundo porque lo saben todo. Sin embargo, no ha hecho ninguna propuesta que demuestre que son capaces de algo más que «montar pollos» o de hacer políticas de Estado. Arrimadas ha dicho frases como: «España tiene que liderar la lucha conjunta contra las mafias que trafican con personas»; «Basta ya de titulares y bandazos»; «Necesitamos una solución Europea para que no se pierdan más vidas en el Mediterráneo»; «El Gobierno debe luchar en el lugar de origen contra el drama del tráfico de personas». Obviedades populistas sin poner encima de la mesa ninguna propuesta real de cómo llegar a soluciones reales. ¿Este es el partido que afirma que lidera la oposición?Sin embargo, ahí no ha quedado el esperpento ofrecido por las tres derechas. Faltaba la traca final del racismo y la xenofobia protagonizada por Santiago Abascal, quien no ha dudado en defender a Matteo Salvini: «Reclamo explicaciones por el chantaje contra el ministro Salvini, al que apoyo, y contra su soberanía» y ha continuado relacionando la inmigración con las violaciones grupales: «Quieren convencer a los españoles de que los inmigrantes no tienen nada que ver con el incremento de estas violaciones».Frente a la España de charanga y pandereta que han resucitado las tres derechas en el Congreso, Carmen Calvo ha puesto sobre la mesa la importancia de compatibilizar la política de Estado con la humanitaria. El gobierno de Pedro Sánchez ofreció los puertos españoles mejor preparados para recibir a los migrantes del Open Arms, tal y como ha hecho en tres ocasiones, pero el barco lo rechazó y la propia Unión Europa reconoció que fue España la que logró desbloquear la situación. Lo que no es entendible en democracia es que los partidos que optan a gobernar en algún momento (posiblemente en noviembre si se repiten las elecciones) hagan oposición en base al populismo, el «cuñadismo» y al racismo, factores que no le hacen falta a España sino un gobierno que implemente medidas basadas en la justicia social, en la igualdad, en el respeto al diferente y, sobre todo, en priorizar las necesidades reales del pueblo por encima de las que tienen las élites. Esas políticas fueron las que hicieron ganar al PSOE las elecciones y, precisamente, la figura de Carmen Calvo es fundamental para lograr ese objetivo desde las políticas de Estado y el respeto a la legalidad, algo que ha demostrado en el Congreso.
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