Los episodios de mala calidad del aire son responsables cada año en España de 10.000 muertes prematuras, según han puesto de manifiesto los trabajos más recientes del Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Sanidad. La contaminación tiene un impacto sanitario a corto plazo muy relevante, que sextuplica la mortalidad de los accidentes de tráfico.
No obstante, según ha denunciado Ecologistas en Acción, hasta la fecha sólo una veintena de áreas urbanas se ha dotado de protocolos de actuación frente a episodios de mala calidad del aire, pese a que desde 2007 la Ley estatal de calidad del aire y protección de la atmósfera obliga a su adopción en los 65 municipios que actualmente tienen una población superior a 100.000 habitantes.
Se trata de los ayuntamientos de Barcelona, León, Madrid, Murcia, Sevilla, València, Valladolid, Vitoria y Zaragoza, además de las áreas urbanas de las comunidades de Asturias, Cataluña, Galicia y Madrid, aplicando en este caso protocolos autonómicos.
Ciudades tan relevantes como Albacete, Alicante, Almería, Badajoz, Bilbao, Burgos, Cartagena, Castellón, Córdoba, Elche, Granada, Málaga, Marbella, Palma, Las Palmas, Logroño, Pamplona, Santa Cruz, Santander o Vigo carecen de protocolos frente a episodios de contaminación, pese a que Gobierno y comunidades autónomas aprobaron en julio de 2021 el Plan Marco de Acción a corto plazo para episodios de contaminación del aire.
La normativa establece que las administraciones locales y autonómicas debían adaptar sus protocolos locales y autonómicos al Plan Marco estatal aprobado hace 3 años en el plazo de 18 meses, es decir antes de enero de 2023, siendo los ayuntamientos de Murcia y Vitoria y los gobiernos de Asturias, Cataluña y Galicia los únicos que habrían cumplido la ley, en los últimos meses.
Los pocos protocolos frente a episodios de mala calidad del aire vigentes hasta la fecha son muy dispares, tanto en los contaminantes considerados (en general partículas y/o dióxido de nitrógeno) como en los umbrales para la aplicación de las distintas medidas y en el alcance de las mismas, que deberían incorporar restricciones inmediatas y amplias de la circulación de automóviles u otras fuentes puntuales responsables de los episodios.
Dado que la mayor parte de la contaminación en las áreas urbanas procede del tráfico, y mayoritariamente de los coches, en opinión de Ecologistas en Acción buena parte de las medidas para reducir las puntas de contaminación deben ir encaminadas a limitar la utilización del automóvil con antelación suficiente, mediante acciones que a la vez que reducen la velocidad y el uso del coche, canalicen la necesidad de movilidad hacia el transporte público y los modos de transporte no motorizados, como la bicicleta y el peatón.
La impopularidad de las medidas de restricción del tráfico está demorando o impidiendo la ejecución de estas medidas y otras como las zonas de bajas emisiones obligadas antes de 2023 y que la mayor parte de los ayuntamientos siguen sin implantar, por las incomodidades o las protestas de ciertos sectores, amplificadas políticamente en vísperas de convocatorias electorales, cuando lo cierto es que son medidas entendidas y compartidas por la mayoría de la población, al fundamentarse en la salud pública.
Esta realidad ha quedado acreditada por la respuesta ciudadana ante la crisis de la COVID-19, asumiendo con naturalidad limitaciones de la circulación mucho más drásticas que las que se requieren en los episodios de contaminación atmosférica, que en general sólo afectan a un medio concreto como es el automóvil privado con motor de explosión.
La información a la población sobre la gravedad del problema es otro requisito imprescindible para que los protocolos frente a los episodios de contaminación del aire sean eficaces. Sin embargo, a día de hoy la mayoría de las administraciones siguen sin informar adecuadamente de los episodios de mala calidad del aire, difundiendo a lo sumo, cuando estos se producen, mensajes rutinarios a través de sus páginas Web o listas de móvil.
Durante este verano, ha sido de forma destacada el caso del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid que no han informado a la población madrileña de los numerosos episodios de contaminación por ozono a través de sus medios de comunicación y redes sociales.
Un episodio de mala calidad del aire es una situación en la que las condiciones meteorológicas son desfavorables para la ventilación, lo que hace que la concentración de contaminantes atmosféricos se eleve por encima de los estándares sanitarios o legales. En España, estos episodios se relacionan con situaciones de tiempo anticiclónico estable, seco y sin viento, siendo las inversiones térmicas invernales y las olas de calor estivales los fenómenos meteorológicos más propicios para que se eleven los contaminantes