Madina era plenamente consciente de que no podría esperar ningún guiño cómplice del flamante nuevo secretario general del partido, pero de ahí a que Sánchez le hiciera mendigar un asiento en la Carrera de San Jerónimo iba un trecho. El líder socialista lo situó como número siete en la lista por Madrid para las elecciones generales del 20-D. No tenía opciones de salir como número tres por Bizkaia, así que accedió a regañadientes ir de número siete por Madrid, aunque las opciones de lograr el escaño eran prácticamente nulas, como así fue. Madina lo tomó como una ofensa personal y así lo mostraba en sus corrillos de íntimos.Para el 26-J, Sánchez le tenía guardado el mismo puesto de salida, pero en esta ocasión sí logró el escaño. Madina fue uno de los 68 diputados socialistas que quedarán para la historia que se abstuvieron en la votación de investidura a Mariano Rajoy, el líder de la derecha.A priori todo parecía indicar que no abandonaría el barco de Pedro Sánchez tan fácilmente como lo hizo, pese a haber sido su adversario en las primarias que éste le ganó en el verano de 2014. Los hechos han venido a demostrar que Madina fue uno de los primeros que se apearon por la puerta de atrás mientras escenificaba una lenta, progresiva y cainita venganza contra su líder. Ya de puertas adentro y en alguna que otra entrevista periodística no se mordía la lengua al criticar abiertamente a Sánchez y su gestión, tanto de la crisis socialista como de la parálisis institucional en la que se hallaba inmerso todo el país durante el pasado 2016.Cuando todo parecía indicar que Susana Díaz lo apoyaría en las primarias de 2014, el PSOE andaluz aupó a Pedro Sánchez
Nunca le perdonó a Sánchez que lo pusiera de número siete por MadridEste domingo 26 de marzo, en el pabellón Ifema de Madrid, Madina escenificó ante 7.000 socialistas el paso que todos preveían que daría después del intenso trabajo realizado en la ponencia política encargada por la gestora desde Ferraz. “Pues, muy bien, Susana y yo estamos juntos”, dijo al auditorio madrileño. Ahora trabajará de cara a abrirle el camino a la baronesa andaluza en las complicadas tierras del PSC y también en otras zonas hostiles a priori para la andaluza. Fue el telonero final que dio paso al discurso de la candidata.Aquel chico de Rodríguez Zapatero que pasó a serlo después de Rubalcaba e intentó ser líder de todo un PSOE sin conseguirlo, ahora se apresta a ser el escudero fiel de la más firme favorita a ganar las primarias de mayo. Díaz le tiene encomendadas tareas mayores si logra la victoria frente a Sánchez. Ya lejos quedan aquellos días en los que el PSOE andaluz de Susana Díaz lo dejó colgado de la brocha mientras pegaba carteles de su candidatura para relevar a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del principal partido de la oposición. El gran ‘granero’ socialista, el andaluz, optó por Sánchez. Ironías del destino.Ahora Madina y Díaz se reencuentran en un viaje que nunca abandonaron cogidos de la mano, porque no se debe olvidar que Madina es un político paciente que siempre sabe esperar su momento. Y este parece haber llegado. “No vamos a dejar que te toquen un pelito, Susana”. La reina nunca podría haber encontrado mejor costurero, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Cosas de políticos.