El Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE) ha mantenido su posición determinante para la confección del gobierno del País Vasco y, sobre todo, ha cogido aire tras la debacle electoral en Galicia al ganar dos escaños más que en los comicios de 2020.
El empate a 27 escaños entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y EH-Bildu hace que los 12 parlamentarios socialistas se conviertan en esenciales a la hora de conformar gobierno. Ahora tendrán que decidir si mantener su coalición con el PNV o apoyar a la formación abertzale.
La situación puede ser complicada, sobre todo si se tiene en cuenta que en el Congreso de los Diputados el PSOE tiene acuerdos tanto con el PNV como con EH-Bildu. Sin embargo, Pedro Sánchez fue inteligente en su momento al apoyar a los abertzales en la moción de censura de Pamplona. Tal vez, así se justifica el mantenimiento del pacto con el PNV en Euskadi.
El candidato y líder del PSE-EE, Eneko Andueza, ha afirmado «que nadie dude de que el voto de todas las personas que han confiado en nosotros servirá para mejorar la vida de los vascos, para proteger y reforzar nuestros servicios públicos, para garantizar las políticas progresistas en Euskadi y para realizar la política que quiere la gran mayoría de este país. Me emociona muchísimo el entusiasmo con el que veo trabajar a todos en cada cita electoral. Como secretario general del PSE-EE siento un inmenso orgullo de todos vosotros».
Estas palabras podrían ser interpretadas de muchas maneras pero, lo más seguro, es que se reedite la coalición que lleva gobernando dos legislaturas en Euskadi.
Desde un punto de vista del reparto de los escaños, los socialistas han logrado cuatro parlamentarios en cada provincia, afianzándose como tercera fuerza política, salvo en Álava donde ha empatado con el Partido Popular.
Por otro lado, el PSE-EE se ha beneficiado del desastre de Podemos, recuperando parte del electorado perdido en anteriores legislaturas en Vizcaya y Guipúzcoa, es decir, que el voto de izquierda no nacionalista de esos territorios no ha pasado a EH-Bildu, como sí sucedió, por ejemplo, en Galicia cuando parte del electorado socialista apoyó al BNG.