Nestlé Waters anunció ayer miércoles que había destruido dos millones de botellas de su marca Perrier "por precaución", ante la presencia de bacterias fecales en uno de los pozos explotados por la compañía suiza en su planta de Vergeze, en Francia. Según la compañía la situación es consecuencia de las fuertes lluvias, concretamente durante la tormenta Mónica, que sacudió a la región el pasado mes de marzo.
Una orden dictada el pasado 19 de abril, el prefecto de la región de Gard ordenó a la compañía que suspendiera inmediatamente la actividad de una de las siete industrias que tiene en la cuenca de Vergeze, al haberse identificado un episodio de contaminación bacteriana de origen fecal. El riesgo para la salud de los consumidores era el principal motivo para la orden.
Ante la aparición de este tipo de eventos durante los últimos años, la compañía solicitó permiso para poder tratar las aguas con algunos productos específicos, lo que supone perder ahora la condición de "agua natural", ya que deben ser tratadas previamente para el consumo humano.
Ante la imposibilidad de seguir explotando sus siete pozos de Vergèze, Nestlé obtuvo autorización para dedicar dos de ellos a agua no etiquetada como "agua mineral natural" (Maison Perrier), estando los otros cinco pozos todavía destinados a la producción de la histórica marca.
Señala Le Monde, que "la destrucción de dos millones de botellas de Perrier confirmó retrospectivamente las preocupaciones de la ANSES. La agencia recomendó la implementación de un "plan de vigilancia reforzado" basado en un mayor seguimiento de la contaminación bacteriana y, sobre todo, viral".