La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales ha emitido una advertencia preocupante sobre el estado de los servicios sociales destinados a la atención de las personas mayores en España. Según el Índice DEC 2022, presentado el viernes pasado por la asociación, se ha registrado un marcado "estancamiento" e incluso un "retroceso" en estos servicios tras la pandemia de COVID-19.
Antes de la llegada del coronavirus, en 2019, la cobertura de plazas residenciales financiadas con fondos públicos se situaba en un modesto 2.63%. Sin embargo, esta cifra apenas se ha movido desde entonces, llegando al 2.69% en 2021, un aumento marginal del 0.06%. Mientras tanto, los centros de día, que brindan una alternativa valiosa a las residencias para las personas mayores, han experimentado una disminución del 1.08% en 2019 al 1.05% en 2021, una caída de 0.03%.
Ayuda a domicilio
La situación es aún más desalentadora cuando se trata de la ayuda a domicilio, cuya cobertura se ha mantenido en torno al 5% desde 2018, y aunque se ha producido un aumento, la intensidad del servicio sigue siendo insuficiente, con menos de 20 horas mensuales. Además, la cobertura de la teleasistencia ha disminuido del 10.2% en 2019 al 9.9% en 2021, según el informe.
A pesar de ciertas mejoras en la organización del sector, los expertos advierten que el presupuesto limitado ha frenado la oferta de servicios y prestaciones a los ciudadanos. "Si tuviera que hacer un titular, diría que los servicios sociales, después de estos 10 años, han conseguido tener un sistema de protección social de derechos de papel", expresó José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales en una rueda de prensa.
Ramírez enfatizó que, si bien se ha avanzado significativamente en la normativa y en la imagen pública de los servicios sociales, la cobertura sigue siendo prácticamente la misma que hace una década, una situación que calificó de "terrible". La brecha entre las necesidades de atención de las personas mayores y los recursos disponibles para satisfacerlas sigue siendo un desafío importante, y la pandemia ha arrojado luz sobre esta cuestión.
La falta de inversión en servicios sociales para mayores plantea preguntas fundamentales sobre el bienestar y la calidad de vida de una parte creciente de la población. A medida que la sociedad española envejece, la necesidad de abordar estos problemas de manera efectiva se vuelve más apremiante que nunca.