El debate televisivo entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, el expresidente de la Xunta de Galicia, y ahora aspirante a la presidir España, optó por una estrategia controvertida: el Gish gallop. Conocida también como la "ametralladora de falacias", una táctica de debate que consiste en lanzar una rápida sucesión de argumentos, independientemente de su exactitud o solidez.
El Gish gallop, término acuñado por Eugenie Scott, se llama así en honor al creacionista Duane Gish, quien usó frecuentemente esta táctica en sus debates contra defensores de la evolución. La intención detrás de esta estrategia es abrumar al oponente, dejándole un tiempo insuficiente para refutar todos los puntos planteados. Por tanto, más que una prueba de habilidades oratorias, el Gish gallop es un intento de desviar la atención y sembrar dudas sobre la capacidad de debate del oponente.
El uso de esta técnica por parte de Feijóo en su enfrentamiento con Sánchez es una burda manera de afrontar un debate político serioy no por el hecho de que empleara una táctica de debate reconocida, sino por el subtexto de su elección: el uso de argumentos engañosos, medias verdades y tergiversaciones en un intento de desacreditar a su oponente.
En un debate estructurado, es más difícil implementar la técnica del Gish gallop debido a las limitaciones de tiempo y estructura. Sin embargo, Feijóo demostró una maestría en esta técnica, aprovechando cada segundo de su tiempo de intervención para lanzar una serie de afirmaciones que requerirían un tiempo considerable para ser refutadas o verificadas.
La falta de un mecanismo de verificación independiente en el debate, junto con la posibilidad de que la audiencia tenga un conocimiento limitado sobre los temas discutidos, aumenta las posibilidades de éxito del Gish gallop. Esta táctica puede sembrar dudas innecesarias y desviar la atención de los problemas reales e importantes en discusión. El uso de esta táctica utilizada por Feijóo deja en evidencia su falta de honestidad, también en el debate político.
El uso de esta táctica utilizada por Feijóo deja en evidencia su falta de honestidad, también en el debate político
La calidad de nuestros debates refleja la salud de nuestra democracia. El Gish gallop, con su énfasis en la cantidad sobre la calidad de los argumentos, representa una desviación preocupante de la discusión sustancial y respetuosa que merecemos.
El cara a cara entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, organizado por Atresmedia, dejó a la audiencia con más dudas que certezas. Los moderadores no cumplieron adecuadamente su papel, permitiendo que la estrategia de Feijóo de utilizar la técnica del Gish gallop, llenara el tiempo de intervención con una lluvia de argumentos de dudosa veracidad y dominara la discusión. Ahora es evidente por qué Feijóo solo aceptó participar en un solo debate con el presidente del Gobierno; este escenario proporcionó un ambiente propicio para su estrategia y evitó un mayor escrutinio de sus argumentos.
Además, la negativa de Feijóo a participar en un debate en la televisión pública indica una táctica calculada. El líder del Partido Popular optó por un escenario donde podía interrumpir y distorsionar la verdad, especialmente en los segmentos donde la gestión y los resultados de Sánchez podrían haber sido el foco principal. En un medio serio e imparcial, este tipo de comportamiento no se habría permitido. La estrategia de Feijóo, aunque puede haber sido efectiva a corto plazo, cuestiona la integridad del debate político y la calidad de la discusión pública en nuestra sociedad.