El PP volverá a dar la batalla de Venezuela cuando se reanude el nuevo curso político en el Congreso de los Diputados. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ha anunciado que su formación llevará a votación al primer Pleno de la Cámara Baja una iniciativa para que España se pronuncie sobre las elecciones de Venezuela del 28 de julio y reconozca la victoria del candidato de la oposición, Edmundo González, sin esperar a la posición que adopte el Gobierno de Pedro Sánchez.
Feijóo sigue viendo el filón venezolano para desgastar al Gobierno Sánchez. ¿Le importan Venezuela y los venezolanos? Más bien poco, por no decir nada. Pero él sigue practicando una oposición bellaca, navajera, ejerciendo como el gran defensor de la democracia en el país latinoamericano frente a la dictadura del malvado Maduro y su cómplice europeo Sánchez. Como aún está lejano el día que llegue a la Moncloa, se contenta con jugar a mover, en la sombra, los hilos de la conjura en el Palacio de Miraflores. Es cierto que Venezuela no es una democracia plena. Todavía resuenan los ecos de las últimas irregularidades en los recientes comicios (las actas de las votaciones siguen sin aparecer, entre otras cuestiones), pero no es menos cierto que en Caracas, por ejemplo, ha ganado la oposición, de modo que tampoco se puede hablar de una dictadura sanguinaria. Si Maduro fuese Stalin, nadie que no fuese de su adscripción ideológica podría concurrir a las urnas. Por tanto, hay oposición, critica y se queja con libertad y además puede presentarse a las elecciones cada cuatro años. Pese a que el régimen bolivariano está muy lejos de ser una democracia plena, aquello no es Afganistán (que está lleno de talibanes dispuestos a colgarle a uno por los pies por pensar diferente) tal como pretende convencernos el Partido Popular.
En ese escenario, Feijóo se presenta como el disidente que planta cara al sanchismo chavista. Últimamente ya solo habla de Venezuela y cualquier día se presenta a las elecciones de aquel país, como el último activista de la resistencia. "Promoveremos en el primer Pleno del Congreso de los Diputados que el Parlamento se pronuncie más allá del Gobierno y España pueda tener una posición en la cual, desde el Congreso, reconozcamos a quien ganó las elecciones", ha asegurado la secretaria general de los populares en una entrevista, informa Europa Press. Es evidente que, para el líder conservador y los suyos, Venezuela es una gran culebra veraniega, un tema, todo hay que decirlo, que no suscita demasiada pasión entre los españoles. Ya llegará el otoño para hablar de otras cosas más rentables electoralmente, como la amnistía, Puigdemont y la viruela del mono.
De esta forma, el PP pretende que España, "más allá de Pedro Sánchez", defienda "la democracia en Venezuela y el resultado electoral que democracias de todo el mundo están reconociendo y exigiendo". Una postura, ha matizado, que es compatible con seguir "exigiendo transparencia" y "que se hagan públicas las actas por parte de (Nicolás) Maduro", presidente venezolano.
La proposición no de ley tiene serias opciones de ser aprobada a tenor de las posiciones mostradas por los demás grupos parlamentarios, pues no sólo el PP y Vox abogan por reconocer la victoria de la oposición, sino también socios parlamentarios del Gobierno como el PNV o Coalición Canaria.
Según ha dicho Gamarra, la posición del PP ha sido "clara y rotunda desde el primer momento" pidiendo al Gobierno de Maduro "transparencia en relación con los resultados electorales". Una posición en la que los populares se han reforzado "una vez conocidas las actas" aportadas por la oposición, que, según ha dicho, no dan lugar a duda de que González debe ser reconocido como presidente de Venezuela.
La dirigente popular también ha criticado el papel del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que ha actuado como observador internacional de los comicios venezolanos, reprochándole que no haya condenado "la represión que se vive desde el día de las elecciones en Venezuela".