La costa oeste de Escocia es noticia por un motivo preocupante: documentos recientemente desclasificados revelan que la base naval de armamento nuclear de Coulport, situada junto al fiordo de Loch Long y próxima a Glasgow, vertió agua radiactiva al mar durante años debido a graves fallos de mantenimiento. La filtración, que afectó directamente al ecosistema marino, liberó tritio —un isótopo radiactivo de hidrógeno con una vida media de 12.3 años—, lo que prolonga el riesgo ambiental en la zona, según ha informado The Guardian este fin de semana.
"El depósito de armamento de Coulport, en Loch Long, es uno de los emplazamientos militares más seguros y secretos del Reino Unido. Alberga el suministro de ojivas nucleares de la Marina Real Británica para su flota de cuatro submarinos Trident, con base en las cercanías", señala la noticia.
Según los archivos obtenidos por The Guardian y otros medios tras seis años de litigio público gracias al comisionado escocés David Hamilton, el origen estuvo en tuberías obsoletas y mal mantenidas por la Royal Navy. La Agencia Escocesa de Protección Medioambiental (SEPA) atribuye el escape a “carencias evitables” y señala que en los últimos 15 años se han registrado más de un centenar de incidentes similares entre las bases de Coulport y Faslane, de los cuales al menos seis afectan al armamento nuclear directamente. SEPA critica la falta de inversión y mantenimiento, así como la “gestión por debajo de lo deseable” para reemplazar 1,500 tuberías ya en mal estado.
"Los archivos de Sepa muestran que hubo una rotura de tubería en Coulport en 2010 y otras dos en 2019. Una fuga en agosto de 2019 liberó "cantidades significativas de agua" que inundaron un área de procesamiento de armas nucleares, donde se contaminó con bajos niveles de tritio y pasó por un desagüe abierto que desembocó en Loch Long", señala la noticia de The Guardian. "Si bien Sepa afirmó que los niveles de radiactividad en ese incidente fueron muy bajos y no pusieron en peligro la salud humana, encontró que hubo "deficiencias en el mantenimiento y la gestión de activos que llevaron a la falla del acoplamiento que indirectamente condujo a la producción de desechos radiactivos innecesarios".
"Tras una investigación interna y una inspección de Sepa, el Ministerio de Defensa prometió 23 medidas para prevenir más inundaciones y desbordes en marzo de 2020. Aceptó que su falta de preparación había causado “confusión”, “una falla en el control de acceso” y una “falta de comunicación de los peligros”, apunta The Guardian. "Sin embargo, en 2021 se produjeron dos roturas de tuberías más, una en otra zona que también contenía sustancias radiactivas, lo que motivó una nueva inspección por parte de Sepa en 2022. El progreso en la finalización de las 23 medidas correctivas «ha sido lento y se ha retrasado en muchos casos», declaró Sepa. «Estos sucesos han puesto de manifiesto las deficiencias en la gestión de activos en toda la base naval».
Documentación clasificada por "seguridad nacional"
El gobierno británico habría mantenido estos archivos bajo secreto amparándose en la “seguridad nacional”, pero finalmente el comisionado dictaminó que la revelación afectaba más a la reputación institucional que al riesgo estratégico, permitiendo el acceso público a los documentos después de años de presión informativa y legal.
La noticia ha generado la indignación de grupos ecologistas y expertos, quienes exigen sanciones ejemplares y auditorías independientes para todas las instalaciones nucleares. “Este no es un accidente aislado; es un patrón de negligencia”, denunció un portavoz de la Coalición Escocesa por el Desarme Nuclear.
Las emisiones de tritio desprendidas durante los últimos años han duplicado los niveles de contaminación radiactiva registrada, provocando preocupación por el aumento de riesgos de cáncer y otras afecciones asociadas, aunque SEPA afirma que los niveles detectados siguen dentro de los límites legales.