Un grupo de militares haya llevado a cabo un golpe de Estado en Gabón con el objetivo de destituir al presidente Ali Bongo, quien ha estado en el poder desde 2009. El golpe se produce inmediatamente después de las elecciones presidenciales celebradas el pasado sábado, que habían sido ganadas por Bongo en medio de fuertes acusaciones de fraude electoral por parte de la oposición.
Los militares, que se identificaron como miembros del Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI), anunciaron su toma de control a través de un comunicado emitido en la televisión nacional. Argumentaron que el país estaba sumido en una "grave crisis institucional, política, económica y social", y afirmaron que estaban actuando en nombre del pueblo gabonés para "defender la paz poniendo fin al régimen vigente".
Comunidad internacional
La comunidad internacional ha respondido con preocupación ante estos acontecimientos. La Unión Europea advirtió que el golpe podría aumentar la inestabilidad en la región de África occidental, que ya ha experimentado otros golpes militares recientes. La primera ministra de Francia, Élisabeth Borne, hizo hincapié en que su país está siguiendo de cerca la situación debido a la presencia militar francesa y a los importantes intereses económicos en Gabón. Además, François Hollande, expresidente francés, comentó que este golpe podría estar relacionado con una tendencia reciente de golpes militares en las antiguas colonias francesas de África occidental.
La situación política en Gabón se volvió tensa después de que la Comisión Electoral Nacional Autónoma y Permanente (Cenap) declarara la reelección de Ali Bongo con el 64,27% de los votos. El principal candidato de la oposición, Albert Ondo Ossa, rechazó vehementemente estos resultados, denunciando un "fraude orquestado" por el partido gobernante. Además, las elecciones se llevaron a cabo sin la presencia de observadores internacionales y con múltiples denuncias de irregularidades.
Futuro de Gabón
El futuro de Gabón es incierto en medio de esta agitación política. Las empresas extranjeras están tomando medidas precautorias para garantizar la seguridad de su personal y sus operaciones en el país. La minera francesa Eramet ha paralizado temporalmente su actividad en Gabón, donde emplea a alrededor de 8.000 trabajadores. Por su parte, TotalEnergies, un gigante petrolero francés con 350 empleados en el país africano, ha declarado que su principal prioridad es garantizar la seguridad de sus empleados y operaciones.
El golpe de Estado en Gabón agrega una nueva capa de complejidad a la situación política y económica en África occidental, que ya estaba lidiando con otros desafíos. La incertidumbre sobre el futuro de la nación y la reacción de la comunidad internacional son elementos clave que definirán los próximos pasos en esta crisis.