Hay un plan oculto para destruir a Esquerra y derechizar Cataluña

Los republicanos fueron abucheados, al grito de "traidores", durante la Diada, un suceso que el portavoz de ERC en el Congreso atribuyó a una operación orquestada

12 de Septiembre de 2024
Actualizado a la 13:38h
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Diada 2018 en Barcelona Plan
Diada 2018 en Barcelona.

La Diada, el día nacional de Cataluña, pasó con más pena que gloria. Atrás quedan aquellos años en los que más de un millón de personas participaban en los grandes fastos del procés. Ayer, sin embargo, volvió a escenificarse la división cuando una parte de los catalanes que participaban en los actos festivos agredieron verbalmente a los líderes de ERC, curiosamente aquellos que pagaron más caro, con años de prisión, el proceso independentista.

Gabriel Rufián se ha resignado ya a que una parte de la sociedad catalana llame botiflers a los militantes de Esquerra Republicana de Cataluña. "Nuestra gente odia el ruido entorno a todo esto", aseguró al ser preguntado este miércoles por las críticas que han surgido entre las dos candidaturas que aspiran a liderar ERC, y aunque ha asegurado que va a mantenerse en "silencio" sobre este asunto, ha lanzado una petición a los compañeros de militancia: que den la cara en el congreso interno que tendrá lugar el próximo 30 de noviembre y que se abogue por "convencer y no vencer" a los compañeros de partido.

Al ser preguntado por los periodistas del Congreso por los silbidos y gritos de traidores que ha recibido la delegación de ERC durante la ofrenda al monumento de Rafael Casanova por la Diada de Cataluña, el diputado catalán respondió: "Desayunamos, comemos y cenamos con eso hace años". Además, situó estos abucheos como parte de una campaña "mediática y política". Aunque cree que algún día se conocerá el "origen y la financiación" de estas críticas, ha restado importancia a los hechos, recordando que su formación tiene "casi cien años de historia" y seguramente han "vivido momentos peores".

Por último, Rufián se pronunció por las últimas declaraciones de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien cree que Cataluña siempre ha querido que el resto de España sea su mano de obra. "La primera que reparte la gente entre su clase social en Madrid, en función de si son ricos o pobres, es ella", reprochó.

Pero más allá de eso, llama la atención que Rufián sugiera que hay una campaña orquestada y financiada por grupos más o menos en la sombra para dividir y destruir el partido fundado en Barcelona hace 93 años. ¿Quién estaría detrás de esa operación para liquidar a la izquierda independentista? "Algún día lo sabremos", dijo Rufián enigmáticamente.

ERC fue fundada por Jaume Aiguader en la Conferència d'Esquerres Catalanes celebrada entre el 17 y el 20 de marzo de 1931 en el barrio de Sants (Barcelona), resultado de la unión del Partit Republicà Català de Lluís Companys, Estat Català de Francesc Macià y el grupo L'Opinió (que debe su nombre al del semanario homónimo) de Joan Lluhí. Es evidente que a la derecha soberanista posconveregente de Junts, o sea a Carles Puigdemont y los suyos, les estorba una formación con semejante trayectoria histórica. A Junts le interesa monopolizar la unidad de acción contra el Estado español y en ese punto les sobra el mundo de ERC. Puigdemont sueña con una República de Cataluña conservadora en lo ideológico y en lo social donde la izquierda, con sus reivindicaciones laborales y su defensa de los derechos fundamentales, esté recluida en un lugar insignificante, en un rincón de la historia. Ese es el tipo de sociedad que anhelan las élites políticas y financieras de Cataluña, perfectamente conscientes de que es el momento de practicar el divide y vencerás.

¿Quiénes eran esos ciudadanos que ayer abucheaban a los de Esquerra con insultos denigrantes ciertamente exagerados? Puede que haya algún rebotado del partido que se sienta traicionado por los pactos con Sánchez. Pero también gente sin duda pagada por quienes, desde grupos conservadores, agitan el odio contra la izquierda catalanista. No es de extrañar, por tanto, que Rufián deslice la posibilidad de que una gran operación para acabar con ellos esté en marcha. En ese plan, por descontado, no solo estaría la oligarquía de Canaletas, también la derecha española, sabedora de que ERC es, hoy por hoy, uno de los principales socios de Pedro Sánchez. Acabar con ERC supondría un paso importante para liquidar el sanchismo, de tal manera que en Cataluña ya solo quedarían dos opciones políticas: el independentismo conservador y el españolismo representado, una vez desaparecido el centro liberal de Ciudadanos, por el PP. Esta sería una reconfiguración del mapa político que ya está teniendo lugar en algunos países del entorno europeo, donde la derecha convencional y la extrema derecha mantienen una pugna por la hegemonía mientras la izquierda queda cada vez más relegada a un papel intrascendente.

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