Desde el 2014 España lleva encadenado años sucesivos con precipitaciones prácticamente nulas. Una falta de agua que ha afectado directamente a los embalses del país provocando una situación de sequía hidrológica que, todo parece indicar, no va a desaparecer en los próximos años.La sequía se ha convertido en un problema real durante la última década que se ha ido afianzando en el transcurso de este 2017 en España, afectando a los ganaderos y agricultores, quienes han sufrido daños en las producciones y pérdidas económicas que sólo se podrían recomponer con las ansiadas lluvias. Además, este año se ha registrado el mayor desembolso de seguros agrarios de la historia, cuyas indemnizaciones podrían superar los 208 millones de euros; siendo Castilla-La Manchay Castilla y Leónlas comunidades más afectadas.La escasez de agua es tan notable que incluso actividades como la caza podría verse amenazada seriamente. En este sentido, asociaciones ecologistas como Ecologistas en Acción solicitan a los gobiernos autonómicos que suspendan temporalmenteesta práctica, debido a la baja productividad y debilidad de los animales.Pero la sequía ha afectado de manera drástica a los pantanos, que actualmente se encuentran en el 38,9% de su capacidadtotal. No obstante, el Gobierno ha declarado sequía prolongada en cuatro cuencas: Cuenca Mediterránea Andaluza (33,9%),Guadalquivir (32,3%), Duero (32,2%), Júcar (26%) y Segura (14,3%). Sin embargo, la península se encuentra en alerta por sequía al registrar todas las cuencas un 38,9% de media.Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) el año hidrológico 2016-2017 ha sido el octavo con menos lluvias, por lo que la reserva hidráulica española se encuentra al 37,5% de su capacidad; es decir, que los embalses han almacenado 21.024 hectómetros cúbicos. Un descenso imparable que ha tenido consecuencias durante el pasado verano, donde ha sido muy común ver camiones cisterna suministrar agua en numerosos pueblos de españoles.
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