Los abogados del Procés podrán recusar a la Sala del Supremo
14
de Noviembre
de
2018
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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La Sala que juzgará la causa del Procés está contaminada porque a Pablo Llarena se le olvidó dictar el Auto de incoación que da vida a la instrucción, supliendo entonces esa omisión el Auto de la Sala de admisión, que sin embargo no puede acordar ningún acto de instrucción.Este efecto contaminante de la Sala de admisión se produjo por el disparate que supuso el que no se dictara el Auto de incoación de ningún tipo de procedimiento, ni de sumario ni de diligencias previas, con lo que el Auto de la Sala de admisión tuvo que hacer ese papel en su lugar.Pablo Llarena no dijo en la causa del Procés ni una cosa ni la contraria. El sumario o las diligencias previas son los dos únicos procedimientos de investigación penal que existen en el ordenamiento jurídico español. O es una cosa o es la otra. Pero una de las dos tiene que ser.Por esa razón no se puede iniciar ninguna investigación penal sin saber si se trata de un sumario o de unas diligencias previas. Y en la causa catalana Pablo Llarena no dijo ni una cosa ni la contraria. En realidad, no dijo nada.En las causas contra aforados la Sala de admisión del Tribunal Supremo es quien acuerda la apertura del procedimiento y designa al magistrado instructor, pero es a éste último a quien le corresponde en realidad incoar el procedimiento de investigación según el tipo de delito, esto es, «aperturando» diligencias previas o sumario. Pero lo que no puede hacer el magistrado instructor es no abrir nada.Esta omisión de Pablo Llarena convirtió automáticamente el Auto de la Sala de admisión del tribunal Supremo en un verdadero acto de instrucción, que es incompatible con la labor de juzgar, contaminando a todos los integrantes de la misma Sala para dictar luego la sentencia.Esto es lo que se denomina en la doctrina como contaminación inquisitiva, que está prohibida por nuestro ordenamiento jurídico, y que permitirá ahora a las defensas de los encausados recusar a casi todos los magistrados que tienen que juzgar, una vez se produzca la sustitución definitiva de Manuel Marchena en la causa del Procés.
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