El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha evitado entrar al choque con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sobre la reducción de jornada laboral, insistiendo en que lo importante son las reformas que al final se acuerdan y “acaban saliendo en el Boletín Oficial del Estado (BOE)”. El ministro, así, ha eludido responder a la última crítica de Díaz por sus reticencias a respaldar la medida y acusarle de ser “casi mala persona” por ello.
La tensión entre Yolanda Díaz y Cuerpo se ha intensificado en torno a la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Díaz, en una entrevista reciente, ha calificado como “casi de ser mala persona” la oposición a esta medida, acusando al PSOE de contradecir sus compromisos en el pacto de Gobierno. Las declaraciones han encendido un debate que va más allá de las negociaciones políticas, situándose en el centro de las tensiones ideológicas del Ejecutivo.
ENTREVISTA | @Yolanda_Diaz_
— Las Mañanas de RNE (@LasMananas_rne) January 3, 2025
"Estamos ante los mejores datos de desempleo en 17 años. [...] Estamos con la tasa de paro juvenil más baja de toda la serie histórica. [...] Estos datos van en la buena dirección"https://t.co/lKXgCEUpnnpic.twitter.com/Ys2OuLrCwc
Un acuerdo cuestionado
El enfrentamiento se desencadenó tras la firma de un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y los sindicatos, que propone la reducción de la jornada laboral para este año. Este pacto, fruto de 11 meses de negociación, fue rechazado por la CEOE y ha generado discrepancias dentro del Gobierno, especialmente en Economía, que defiende una implementación más gradual.
Carlos Cuerpo considera que esta reducción requiere adaptaciones prolongadas por parte de las empresas, aludiendo a "la realidad parlamentaria y económica" como factores decisivos. Sin embargo, Díaz sostiene que la medida es innegociable y acusa a Economía de querer alterar un acuerdo ya cerrado, calificando esta postura de injerencia en las competencias de su ministerio.
“¿De qué lado estás?”
En declaraciones emitidas por RNE, Díaz ha sido contundente: “Hay que elegir si estás con los trabajadores y trabajadoras o con la patronal. El señor Cuerpo debe decidir su posición. Solo dos actores están en contra de la reducción: la extrema derecha y la patronal española”. Estas palabras reflejan la creciente polarización dentro del Gobierno respecto al enfoque de las políticas laborales.
Además, Díaz recordó que incluso el Partido Socialista, en su último congreso, planteó la reducción de la jornada a 36 horas semanales, superando la propuesta de 37,5 horas pactada con los sindicatos. Para la vicepresidenta, este cambio de postura supone un grave incumplimiento de las promesas de campaña y pone en peligro la confianza en la política.
La respuesta de Economía
El Ministerio de Economía, liderado por Carlos Cuerpo, no tardó en reaccionar. En un comunicado oficial, defendió que la reducción de jornada es una “prioridad” y un “compromiso de Gobierno”, garantizando que se trabajará para que sea una realidad. Sin embargo, insistieron en que cualquier reforma debe ser ambiciosa pero equilibrada, atendiendo a las necesidades económicas del país.
Elma Saiz, ministra de Seguridad Social, también respaldó a Cuerpo, destacando su “compromiso” y calificándolo como “mejor persona aún que ministro”. Estas palabras parecen buscar apaciguar las críticas hacia el titular de Economía, mientras refuerzan la idea de que la implementación de la medida requiere un enfoque más pragmático.
El choque entre Díaz y Cuerpo evidencia las dificultades para equilibrar las demandas sociales con las restricciones económicas y parlamentarias. Por un lado, Trabajo subraya la importancia de cumplir acuerdos que beneficien a los trabajadores, especialmente en un contexto de inflación y precariedad laboral. Por otro, Economía advierte de las posibles repercusiones económicas de una implementación apresurada.
Más allá de las diferencias internas, este desencuentro refleja los desafíos de un Gobierno de coalición que debe lidiar con distintas sensibilidades ideológicas. La reducción de la jornada laboral se presenta como un símbolo de las tensiones entre la urgencia de satisfacer las demandas sociales y las limitaciones del sistema económico y político.
Mientras las discrepancias persisten, los sindicatos han cerrado filas con Díaz, enfatizando que el diálogo social es "sagrado". No obstante, la división entre los socios de Gobierno plantea interrogantes sobre la viabilidad de avanzar en esta y otras reformas prometidas.
El debate sobre la jornada laboral está lejos de resolverse. Lo que sí queda claro es que las próximas semanas serán cruciales para definir no solo el futuro de esta medida, sino también las dinámicas internas del Ejecutivo. Entre tanto, la ciudadanía observa con atención, esperando que las diferencias ideológicas no obstaculicen la mejora de sus condiciones laborales.