Llama la atención cómo el Partido Popular está dejando hacer a Xavier García Albiol en la polémica de su tuit xenófobo, más bien racista. El polémico alcalde de Badalona anda por los platós de las televisiones y radios intentando explicar por qué dijo que vio a diez hombres marroquíes en un ferri que contribuirían a que, “antes que después”, España termine como Francia, es decir, en medio de graves altercados de orden público entre antidisturbios e inmigrantes de segunda y tercera generación. El mensaje publicado en la red social X, antes Twitter, fue nauseabundo por lo que tenía de bulo, ya que relacionar inmigración con inseguridad ciudadana sencillamente es falso (los datos oficiales no confirman tal afirmación vertida casi siempre por la extrema derecha).
Albiol merecía una reprobación pública de su partido, pero esta enmienda a la totalidad y sin paliativos, no ha llegado finalmente. Cabe deducir, por tanto, que Feijóo ha dado libertad plena a Albiol para que monte su show particular por las televisiones del país, un espectáculo lamentable porque lejos de rectificar o pedir perdón, insiste en su asqueroso tuit y mantiene que la inmigración irregular es culpable de la delincuencia de este país. La plana mayor guarda silencio, esconde la cabeza bajo el ala o pasa palabra ante una declaración cruel, inhumana y execrable desde el punto de vista ético y moral (recuérdese que en ese mismo tuit Albiol se mofó del grupo de inmigrantes porque todos llevaban unas bolsas de ayuda estatal pese a que presentaban un estado “saludable, con gafas de sol y cuerpo de gym”).
La vergonzosa posición del PP quedó patente en el programa de Risto Mejide Todo es mentira, donde el popular presentador puso contra las cuerdas a la pepera Ana Vázquez, tertuliana habitual del espacio de Cuatro. Tras preguntarle a la diputada si el tuit de Albiol le parecía “indigno”, ella esquivó la cuestión con diferentes coartadas, a cada cual más lamentable. “No quieres contestar, yo lo he intentado. Si no me contestas, aquí no puede haber diálogo”, dijo Mejide. Fue entonces cuando Vázquez también defendió a Albiol, pese a su nuevo mensaje xenófobo, explicando que hay que ir a Badalona para así conocer “el problema” que vive el municipio, sin dar más detalles. “No me cambies de tema. Te parece indigno este mensaje, ¿sí o no?”, insistió el presentador, que volvió a recibir evasivas de su tertuliana. La gallega se limitó al “y tú más” al asegurar que “hay peores mensajes de Junts, pero no dicen nada porque son socios de Sánchez”.
Parece claro que la dirección del PP está evitando meterse en el berenjenal abierto por el alcalde de Badalona, pero con su silencio, como suele decirse, otorga, es decir, da la razón a Albiol. ¿Está albiolizándose el principal partido conservador? Es decir, ¿forma parte este ominoso silencio de Génova 13 (ante lo que no es sino un caso de flagrante racismo) de una estrategia general de partido consistente en endurecer el mensaje contra la inmigración? Eso parece. De un tiempo a esta parte el Partido Popular ha entrado en una feroz competición con Vox, el partido de Santiago Abascal caracterizado por mantener un mensaje xenófobo sin complejos. Rectificar a Albiol, afearle en público ese tuit, hubiese sido tanto como quedar como “derechita cobarde” ante el competidor directo por la hegemonía de la derecha en España. Por eso no ha habido tirón de orejas al bronceado Albiol; por eso se le está dejando hacer. Por eso Feijóo calla cual tumba.
La vicesecretaria de Igualdad, Conciliación y Políticas Sociales del PP, Ana Alós, ofreció una rueda de prensa en la sede de Génova en la que fue preguntada directamente por este asunto. En esa misma rueda de prensa, la dirigente de los populares se desmarcó del discurso “xenófobo” que “muchas veces escuchan a Vox”. Sin embargo, evitó referirse del mismo modo a su compañero de filas.
“El señor Albiol ha dado hoy las explicaciones sobre su propio tuit. No tengo yo que explicar lo que él ha querido decir con ese tuit”, alegó. Para a renglón seguido afirmar que “en España hay distintas circunstancias” sobre la migración y hay ciudades “donde la migración es muy numerosa”. “El señor Albiol conoce su ciudad y hay otras circunstancias en otras ciudades de España que no tienen nada que ver”, agregó.
Lógicamente, todo esto era canela en rama para el Gobierno, que no ha tardado en entrar a destajo en el tema. Especialmente llamativa fue la declaración de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. “En Reino Unido la extrema derecha lleva semanas utilizando bulos racistas que han provocado decenas de linchamientos. Es preocupante que el Partido Popular siga este camino. La España que defendemos es la de la inclusión, la acogida y el respeto a los derechos humanos”, escribió la ministra en la red social X. Albiol ha conseguido lo que quería: que se acuerden de él (estaba perdido, casi arrinconado en el PP) y de paso robarle algunos votos a Aliança Catalana, el partido indepe de corte racista con el que pelea por el espacio conservador ultra en Cataluña. Corren tiempos reaccionarios (Alvise pisa fuerte con su partido neofascista Se acabó la fiesta), y en esas harinas está metido el PP, que saca a pasear a lo más trumpizado que tiene en el armario. Albiol no será un genio de la política, pero de una forma o de otra siempre acaba saliéndose con la suya. Y sin que nadie le pare los pies.