Este toma y daca al más puro estilo Pimpinela es el único que, pese a todo el ruido mediático, está ofreciendo nuevas vías de entendimiento ante las posturas completamente enfrentadas que Sánchez mantiene frente al guante lanzado por Rajoy y el PPEn Génova, 13, mientras tanto, solo se prevé ya una nueva convocatoria electoral como la mejor de las opciones para sus intereses partidistas, de ahí que Rajoy no mueva un dedo de su ofrecimiento sin propuestas concretas al PSOE.Sánchez, por su parte, sabe que la posibilidad de conformar un gobierno de progreso sería la última bala en su cartuchera, consciente de que el congreso del partido está a la vuelta de la esquina y su liderazgo se encuentra más que en entredicho, como le recuerdan cada dos por tres sus barones más díscolos e influyentes.Y Podemos, para finalizar con este baile de envites, se cree que marcha con ventaja frente al resto pase lo que pase, puesto que la convocatoria de otras elecciones le otorgaría ser posiblemente el principal partido de la oposición por delante del PSOE, y si finalmente pacta con el PSOE sería haciendo valer sus premisas infranqueables, intentando que no le pase lo que a todas las formaciones que han pactado con los socialistas a nivel autonómico y municipal: ser engullidas por el grande y enviadas al ostracismo más lacerante. Sirvan los casos de andalucistas e Izquierda Unida en Andalucía como ejemplos.
PSOE y Podemos, a lo Pimpinela
24
de Marzo
de
2016
Actualizado
el
01
de julio
de
2024
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Mientras el presidente en funciones se deja llevar a la deriva sabiendo que el PSOE no sigue sus cantos de sirena para pactar un acuerdo de gobierno, Pedro Sánchez echa el resto para lograr finalmente un pacto de estabilidad y de “progreso” para gobernar este país los próximos cuatro meses, ante el escepticismo del propio rey de España, que al mismo tiempo asume ya como irremediable una reforma constitucional, según transmiten los distintos portavoces de los grupos parlamentarios con representación en el Congreso durante la ronda de consultas con el jefe del Estado.Aunque la jugada de ceder senadores a ERC y convergentes catalanes ha sentado como un tiro en el seno de la baronía socialista, Ferraz cree que es un paso más para allanar el terreno que otorgue a Pedro Sánchez la presidencia de país.Tampoco bajan limpias las aguas para un posible entendimiento con Podemos, fundamental para orquestar ese aireado gobierno de “progreso” frente a la política de recortes de Rajoy que tanto ‘vende’ Sánchez ante la opinión pública. Los de Pablo Iglesias siguen sin perdonar a los socialistas la configuración de la Mesa del Congreso, con mayoría de los partidos que tradicionalmente han representado el bipartidismo en las últimas décadas. De hecho, este paso a la derecha auspiciado con el beneplácito de Sánchez y el empujón de Ciudadanos ha sido el que ha impedido, sujetándose estrictamente al reglamento de la Cámara, el que Podemos haya podido contar con cuatro grupos parlamentarios perfectamente diferenciados.Finalmente sólo los cuatro diputados valencianos de Compromís se han descolgado de la confederación de partidos que, encabezada por la marca Podemos, engloba a los diputados que aportan Barcelona en Comú y En Marea de Galicia, 65 en total sin contar los liderados por Mónica Oltra.Este desenlace no deseado a priori por los líderes de la formación morada no ha sido óbice para que el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, siga ofreciendo su colaboración a Sánchez. “No significa que no sigamos tendiendo la mano. Somos escépticos y si [Pedro Sánchez] quiere ser presidente de España lo primero que debe hacer es explicar para qué y puede que encuentre unos apoyos u otros”, subraya Errejón, quien conmina al líder socialista a poner ya sobre la mesa propuestas concretas para saber a qué atenerse y si el proyecto de “progreso” de los socialistas se ajusta al que prevé Podemos.Mientras tanto, el difícil escollo del planteado referéndum catalán sigue planeando como el mayor impedimento para que ambas formaciones logren finalmente entenderse, aunque desde Podemos ya se ha recalcado que no existen tales “líneas rojas” y que todo es negociable.Este toma y daca al más puro estilo Pimpinela es el único que, pese a todo el ruido mediático, está ofreciendo nuevas vías de entendimiento ante las posturas completamente enfrentadas que Sánchez mantiene frente al guante lanzado por Rajoy y el PP. Por tanto, la vía que Ciudadanos y PP han contemplado junto al PSOE para un gobierno de “estabilidad” se diluye prácticamente al cien por cien a no ser que, llegados a este punto y ya transcurrido un mes del 20D sin avances palpables, se provoque un volantazo de ciento ochenta grados a las negociaciones en marcha.
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