El rearme de la OTAN supone una amenaza real para la lucha contra el cambio climático

Una investigación recién publicada señala que el aumento de gasto en defensa empeorará la crisis climática y generará un bucle de conflictos

29 de Mayo de 2025
Guardar
El rearme de la OTAN supone una amenaza real para la lucha contra el cambio climático
La OTAN sigue de cerca los movimientos de tropas rusas en Bielorrusia.

Un aumento militar global plantea una amenaza existencial a los objetivos climáticos, según los investigadores, quienes dicen que el rearme planeado por la OTAN por sí solo podría aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero en casi 200 millones de toneladas al año. Así presenta hoy el diario británco The guardian una interesante investigación, dirigida por Ellie Kinney, investigadora del Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente.

Vivimos actualmente en un momento en el que no había tantos conflictos abiertos desde la Segunda Guerra Mundial. Y los países se están embarcando en una escalada de gasto militar, que ha alcanzado, en conjunto, más de 2,46 billones de dólares en inversión solamente en el año 2023. 

“Existe una preocupación real en torno a la forma en que priorizamos la seguridad a corto plazo y sacrificamos la seguridad a largo plazo”, ha señalado Ellie Kinney para The Guardian. 

La estrategia actual, según señalan los expertos, está invirtiendo en seguridad militar ahora, sin pensar en sus consecuencias a nivel global tanto a medio como largo plazo: la contaminación no se tiene en cuenta y este es uno de los factores que, posteriormente, desencadena también conflictos bélicos. Se señalan, en este sentido, dos ejemplos claros: en la región sudanesa de Darfur, el conflicto se vinculó a la competencia por los escasos recursos tras prolongadas sequías y desertificación. En el Ártico, el retroceso del hielo marino está generando tensiones sobre quién debería controlar los nuevos recursos accesibles de petróleo, gas y minerales críticos.

Falta de transparencia en el Ejército

Señalan, además, que pocos ejércitos son transparentes sobre el uso de combustibles fósiles en las batallas. Pero los investigadores han calculado, de manera estimada, que los ejércitos son responsables del 5,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. 

Una cifra que se espera vaya en aumento, a medida que aumenten las tensiones en las diferentes regiones que actualmente tienen conflictos activos o en riesgo de activarse. 

Según el Índice de Paz Global , la militarización aumentó en 108 países en 2023. Con 92 países involucrados en conflictos armados, en lugares que van desde Ucrania y Gaza hasta Sudán del Sur y la República Democrática del Congo, con tensiones en aumento entre China y los EE. UU. por Taiwán, y con el conflicto congelado entre India y Pakistán estallando, los gobiernos temerosos de la guerra están invirtiendo fuertemente en sus ejércitos.

En Europa, el aumento ha sido particularmente dramático, señala The Guardian: entre 2021 y 2024, el gasto en armas de los estados de la UE aumentó más del 30%, según el Instituto Internacional de Economía y Paz. En marzo, la UE, desconcertada por el recorte de la ayuda militar y el apoyo diplomático a Ucrania por parte de Donald Trump, indicó que esto iría más allá, con propuestas para un gasto adicional de 800.000 millones de euros en todo el bloque delineadas en un plan llamado “ReArm Europe”.

Dado el secretismo que suele rodear a los ejércitos y sus operaciones, es difícil saber con exactitud cuántos gases de efecto invernadero emiten. Solo los países de la OTAN informan de sus emisiones lo suficiente como para que los científicos puedan intentar una estimación.

Han elegido, precisamente, a la OTAN para hacer su análisis, porque es donde más datos se pueden recabar: “Elegimos a la OTAN porque es la más transparente en cuanto a gasto. Así que no es que queramos centrarnos especialmente en ella, sino simplemente porque dispone de más datos”, dijo De Klerk.

El impacto de una mayor militarización

En un análisis elaborado para la Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas, Kinney y sus colegas han investigado sobr el posible impacto de una mayor militarización en el cumplimiento de los objetivos climáticos. Su hallazgo fue preocupante: el probable aumento de las emisiones, tan solo por la remilitarización de la OTAN, equivaldría a añadir el coste de un país tan grande y poblado como Pakistán al presupuesto mundial de carbono restante.

“Nuestro análisis examina específicamente el impacto en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13, que es la acción climática: tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”, afirmó Kinney. “Y lo que nuestro análisis revela, al examinar sus diversos subobjetivos… es que existe una amenaza real para la acción climática global debido al aumento global del gasto militar”.

Las fuerzas armadas son casi la única que genera una alta intensidad de carbono. «En primer lugar, con el equipo que adquieren, que consiste principalmente en una gran cantidad de acero y aluminio, cuya producción requiere una alta intensidad de carbono», afirmó Lennard de Klerk, de la Iniciativa para la Contabilidad de GEI de la Guerra, coautor del estudio.

Además, "durante las operaciones, los ejércitos necesitan moverse mucho. Para desplazarse, utilizan combustibles fósiles: diésel para operaciones terrestres y queroseno para operaciones aéreas. O bien, para operaciones marítimas, también utilizan principalmente diésel, si no son de propulsión nuclear" señalan los expertos. 

El impacto de aumentar dos puntos porcentuales el gasto del PIB en defensa

Los investigadores calcularon cuánto aumentarían las emisiones de gases de efecto invernadero si los países de la OTAN, excluyendo a Estados Unidos (que ya gasta mucho más que los demás), aumentaran dos puntos porcentuales la proporción del PIB que dedican a sus ejércitos. 

Se trata de calcular el impacto atendiendo al gasto que se quiere implementar, que estará sobre la mesa de la cumbre que se celebrará en la OTAN el próximo verano y que pretende establecer un 5% del PIB en inversión de defensa. 

Tomando prestada la metodología de un documento reciente que sostenía que cada aumento de un punto porcentual en la proporción del PIB destinada al gasto militar llevaría a un aumento de las emisiones nacionales de entre el 0,9% y el 2%, estimaron que un shock de dos puntos porcentuales en el gasto llevaría a un aumento en todo el bloque de entre 87 y 194 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) al año.

Los investigadores afirman que un aumento tan drástico de las emisiones no solo agravaría el deterioro climático, sino que el aumento de la temperatura global perjudicaría la economía: estimaciones recientes del coste social del carbono —un indicador monetario del daño del CO₂ emitido— lo sitúan en 1347 dólares por tonelada de CO₂ equivalente, lo que sugiere que el coste anual del refuerzo militar de la OTAN podría ascender a 264 000 millones de dólares al año.

El experto apunta que esto es una mera aproximación, ya que no se han tenido en cuenta otros muchos datos que servirían para ver con más claridad el enorme impacto. Kinney apunta que «El cálculo del documento, que abarca 31 países, solo representa el 9 % de las emisiones mundiales totales. Si consideramos el impacto de esto, hay muchas partes del mundo que no hemos tenido en cuenta en este cálculo específico».

 

 

 

Lo + leído