Sánchez denuncia los bulos del PP y Vox que generan odio hacia los migrantes

En plena crisis migratoria, el presidente destaca la necesidad de una política de integración efectiva mientras denuncia las tácticas de desinformación de la derecha

09 de Octubre de 2024
Actualizado el 10 de octubre
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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en el Congreso

En medio de la creciente presión migratoria y el tenso ambiente político en España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a poner sobre la mesa el reto migratorio, un tema que sigue polarizando a la sociedad española. Durante su comparecencia en el Congreso, Sánchez presentó un plan para mejorar la integración de los inmigrantes en el país, al tiempo que denunció el uso de bulos y desinformación por parte del Partido Popular (PP) y Vox para fomentar el odio hacia la población inmigrante. La intervención del presidente reflejó la preocupación por la creciente ola de intolerancia alimentada por falsedades que buscan explotar la vulnerabilidad de los más necesitados.

Un plan ambicioso de integración

Pedro Sánchez abrió su discurso con una afirmación clara: "La migración no es el problema, sino la solución". El presidente subrayó que España, al igual que muchos países europeos, enfrenta un desafío demográfico importante, con una población cada vez más envejecida y una fuerza laboral en declive. En este contexto, la llegada de inmigrantes es esencial para mantener el crecimiento económico y asegurar la sostenibilidad del Estado del bienestar. Según Sánchez, la inmigración, bien gestionada, puede ser un "motor de desarrollo", no solo para España, sino para toda Europa.

En este sentido, anunció una serie de medidas concretas para facilitar la integración de los inmigrantes en España. Entre ellas, destacó la reforma del reglamento de extranjería, que pretende simplificar los trámites burocráticos y agilizar el proceso de regularización de inmigrantes. También habló de un Plan Nacional de Integración y Convivencia Intercultural que se centrará en promover la cohesión social y combatir la exclusión de los colectivos más vulnerables, incluidos los inmigrantes.

Sánchez también se refirió a la necesidad de un reparto más equitativo de los menores no acompañados, un tema que ha generado tensiones entre el Gobierno y varias comunidades autónomas. En este punto, el presidente hizo un llamamiento a la solidaridad entre las regiones, pidiendo que todas asuman su responsabilidad en la acogida de estos jóvenes.

La inmigración, clave para el crecimiento económico

Uno de los puntos más destacados del discurso de Sánchez fue su defensa de la inmigración como una pieza clave para el crecimiento económico del país. Citando datos recientes, el presidente afirmó que la tasa de actividad de los inmigrantes es más alta que la de los ciudadanos nacidos en España, lo que demuestra que "los migrantes no vienen a vivir de las ayudas, sino a trabajar y contribuir al progreso de nuestra sociedad".

Sánchez alertó de que en las próximas décadas, la población en edad de trabajar podría disminuir en cuatro millones de personas, lo que llevaría a la fuerza laboral española a niveles de 1996. Este declive, advirtió, tendrá un impacto directo en el crecimiento económico, que podría caer del actual 2% a tan solo un 0,1%. Para evitar este escenario, la inmigración es vista como una solución necesaria. "Los inmigrantes son una parte esencial de nuestra fuerza laboral y su contribución es fundamental para mantener nuestro sistema de bienestar", reiteró el presidente.

La batalla contra la desinformación

Sin embargo, no todo el discurso de Sánchez se centró en los beneficios de la inmigración. El presidente también dedicó una parte considerable de su intervención a denunciar la campaña de desinformación que, según él, están llevando a cabo el PP y Vox. "Hay quienes tratan de instrumentalizar la migración para inocular odio y dividir a la sociedad", acusó Sánchez, refiriéndose a las constantes declaraciones de ambos partidos en las que asocian la inmigración con el aumento de la delincuencia y la inseguridad.

Sánchez subrayó que esta narrativa es falsa y que está siendo impulsada con el fin de obtener réditos políticos. "Es inaceptable que se utilicen bulos y mentiras para generar miedo. Los inmigrantes no son responsables de la inseguridad ni del deterioro de los servicios públicos. Al contrario, su presencia en nuestro país ha sido un factor de enriquecimiento y desarrollo", sentenció.

El presidente también recordó que más del 94% de los inmigrantes que han llegado a España en la última década lo han hecho de manera legal y regulada. Además, señaló que la criminalidad entre los extranjeros no es mayor que la de los ciudadanos españoles, desmontando uno de los argumentos más repetidos por los partidos de la derecha. "Los datos son claros: los inmigrantes no son ni mejores ni peores que los españoles. Son iguales, con sus virtudes y defectos", afirmó.

La respuesta de la oposición

Como era de esperar, la intervención de Sánchez provocó una reacción inmediata de los partidos de la oposición. Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, acusó al presidente de "evadir la realidad" y no reconocer los problemas asociados a la inmigración, como el colapso de los servicios de acogida en las Islas Canarias. Según Feijóo, el Gobierno está actuando de manera irresponsable al no controlar adecuadamente las fronteras y permitir una llegada masiva de inmigrantes que está poniendo en jaque a las infraestructuras de las regiones más afectadas.

Por su parte, Santiago Abascal, líder de Vox, fue más allá en sus críticas y calificó la política migratoria de Sánchez como un "suicidio nacional". Abascal acusó al presidente de estar "regalando" el país a los inmigrantes, a quienes describió como "delincuentes" y "parásitos" que vienen a España solo para aprovecharse del sistema de ayudas públicas.

Un desafío a largo plazo

A pesar de las críticas de la oposición, Sánchez se mantuvo firme en su defensa de la inmigración como un fenómeno positivo para el país, siempre y cuando se gestione de manera adecuada. Reconoció que existen desafíos, especialmente en cuanto a la capacidad de absorción de las comunidades autónomas más afectadas, pero insistió en que el Gobierno está trabajando para abordarlos de manera eficaz.

El presidente también hizo un llamamiento a la Unión Europea para que acelere la implementación de las medidas contempladas en el Plan de Inmigración y Asilo, previstas inicialmente para 2026, pero que Sánchez quiere adelantar al verano de 2025. Según el presidente, es fundamental que Europa actúe de manera coordinada para hacer frente a los flujos migratorios y garantizar que los países más afectados no carguen solos con el peso de la crisis.

El discurso de Pedro Sánchez ante el Congreso refleja el desafío que enfrenta España en la gestión de la migración. Mientras que el presidente apuesta por una política de integración basada en la solidaridad y la cohesión social, la derecha parece decidida a explotar el miedo y la desinformación para obtener ventaja política. La lucha por el control de la narrativa migratoria está en pleno apogeo, y el futuro de millones de personas, tanto españoles como inmigrantes, dependerá en gran medida de cómo se resuelva este debate en los próximos años.

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