Sheinbaum desafía al Gobierno de España

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, envía un mensaje contundente al no invitar al Rey Felipe VI a su toma de posesión, mientras Pedro Sánchez lamenta la decisión y la considera una crisis diplomática sin precedentes, todo esto ante la mirad

26 de Septiembre de 2024
Actualizado a las 12:20h
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El presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador Acompañado por la presidenta electa, Claudia Sheinbaum en la inauguración del Camino de Benito Juárez

La reciente decisión de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, de no invitar al Rey Felipe VI a su toma de posesión el próximo 1 de octubre ha desencadenado una tormenta diplomática que ha sacudido las relaciones entre México y España. Este gesto ha sido interpretado por el Gobierno español como un desaire sin precedentes, lo que ha llevado al presidente Pedro Sánchez a anunciar que España no estará presente "a ningún nivel" en el evento, una medida que agrava la ya tensa relación entre ambos países.

Una cuestión de soberanía y justicia histórica

En su carta pública, Sheinbaum justifica su decisión apelando a una cuestión de soberanía y respeto mutuo. La presidenta electa hace referencia a la solicitud de disculpas que el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, envió en 2019 al Rey Felipe VI por los abusos cometidos durante la Conquista. Dicha petición, que no obtuvo respuesta, ha sido un punto de fricción en las relaciones diplomáticas entre México y España en los últimos años. Sheinbaum, lejos de dar marcha atrás, ha decidido continuar con esta demanda, subrayando que el silencio de España representa una oportunidad perdida para una reconciliación histórica entre ambas naciones.

En su misiva, Sheinbaum ha reiterado que México y España mantienen una sólida relación de amistad, pero también ha señalado que dicha relación "se beneficiaría de una perspectiva renovada", un eufemismo que encierra la necesidad de replantear ciertos aspectos fundamentales en los vínculos bilaterales. Para ella, la falta de una disculpa formal refleja una actitud que debe cambiar si ambas naciones desean seguir colaborando de manera constructiva en el futuro.

La reacción del Gobierno español

La decisión de Sheinbaum ha sido recibida con una mezcla de sorpresa e indignación por parte del Gobierno español. Pedro Sánchez, quien se encontraba en Nueva York cuando se conoció la noticia, expresó su "enorme tristeza" ante la situación, calificándola como una crisis diplomática grave e innecesaria. Según el presidente español, la exclusión del Rey responde más a intereses políticos internos en México que a un verdadero conflicto entre las dos naciones.

Sánchez ha evitado entrar en el debate sobre si España debe pedir disculpas por los actos de la Conquista, pero ha subrayado el histórico gesto de México al acoger a miles de españoles exiliados durante la Guerra Civil. El presidente español ha reivindicado ese pasado como un ejemplo de los valores compartidos entre ambos países, lamentando que se esté utilizando la figura del Rey Felipe VI en una polémica que, en su opinión, no refleja el sentir general de la sociedad española.

El Gobierno de España ha sido claro en su postura: consideran inaceptable la exclusión del Rey, quien tradicionalmente ha encabezado las delegaciones españolas en las tomas de posesión de los presidentes latinoamericanos. Ante esta situación, España ha decidido no enviar a ningún representante oficial como señal de protesta, dejando clara su desaprobación ante el gesto de Sheinbaum.

Apoyo interno

Sheinbaum no ha estado sola en esta decisión. López Obrador, siempre dispuesto a desafiar las convenciones diplomáticas, ha respaldado públicamente la exclusión de Felipe VI, calificando al Rey y al Gobierno español de actuar con "prepotencia" al no responder a su solicitud de disculpas. Para el presidente saliente, la negativa de España a reconocer los abusos del pasado es un obstáculo para mejorar las relaciones bilaterales, y su apoyo a Sheinbaum refuerza la idea de que este será un tema recurrente en la agenda del nuevo gobierno.

Esta posición, aunque arriesgada, ha encontrado eco entre ciertos sectores de la sociedad mexicana que consideran que la Conquista sigue siendo una herida abierta. Sin embargo, también ha generado críticas tanto dentro como fuera de México, donde algunos ven esta postura como un exceso que puede dañar las relaciones con un socio histórico y económico tan importante como España.

Un nuevo capítulo en las relaciones México-España

El desenlace de esta crisis diplomática está aún por verse, pero lo que es evidente es que la decisión de Sheinbaum ha marcado un antes y un después en las relaciones entre México y España. La ausencia del Rey en su toma de posesión es un símbolo de una nueva era en la política exterior mexicana, donde el pasado y la soberanía nacional jugarán un papel crucial en la configuración de sus relaciones internacionales.

Sheinbaum ha dejado claro que su gobierno buscará un diálogo basado en el respeto y la equidad, pero también ha advertido que no teme desafiar las convenciones si considera que los intereses de México están en juego. Aunque su carta concluye con un tono conciliador, expresando su deseo de encontrar "nuevas vías de entendimiento" con España, el mensaje que ha enviado es inequívoco: México está dispuesto a replantear su relación con España si no hay un reconocimiento de los errores del pasado.

Así, mientras Pedro Sánchez y su gobierno intentan contener los daños diplomáticos, México ha dejado claro que no será un socio dócil en el escenario internacional. Las tensiones actuales pueden ser un obstáculo, pero también pueden abrir la puerta a una nueva fase en la relación entre ambos países, una fase que, como señala Sheinbaum, debe basarse en la soberanía y el respeto mutuo.

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