Navidades en la zona cero de Valencia: poco o nada que celebrar

Dos meses después del mayor desastre natural del último siglo las tareas avanzan lentamente y las ayudas no terminan de llegar

05 de Enero de 2025
Actualizado el 13 de enero
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Tareas de limpieza en la zona cero tras la riada de Valencia.
Tareas de limpieza en la zona cero tras la riada de Valencia. | Foto cedida por CGT

Dos meses después de la dana que arrasó la comarca valenciana de L’Horta Sud, las tareas de reconstrucción avanzan de forma exasperantemente lenta. Preocupa la falta de luz en numerosas calles de localidades afectadas como Paiporta o Catarroja, así como la gran cantidad de edificios amenazando ruina, de garajes y sótanos llenos de barro y de coches amontonados en las campas. La Generalitat ha retirado ya 30.000 de los 130.000 vehículos acumulados en la zona cero, según ha informado el conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, Vicente Martínez Mus, que ha admitido que se trata de “un proceso lento”.

La cifra de víctimas mortales ha subido a 224 tras el fallecimiento de una mujer de 79 años en el hospital. Mientras tanto, los escándalos se siguen sucediendo. Sigue sin aclararse dónde estaba el presidente valenciano, Carlos Mazón, aquella tarde fatídica del 29-O en la que se le olvidó activar el protocolo de alerta roja, seguramente debido a una comida privada con una periodista. El TSJ ha inadmitido las querellas y denuncias contra el líder del PP valenciano y ha derivado la investigación a un juzgado de instrucción. El tribunal no aprecia en estos momentos los indicios “sólidos y fundados de criminalidad” contra el aforado, mientras Mazón ha prometido presentar la factura de la polémica “comida de trabajo” al Tribunal de Cuentas junto con los gastos del partido y, si se considera necesario, también a la comisión de investigación de Les Corts Valencianes. “No hay ninguna versión, siempre fue una comida del PP, nunca se dijo lo contrario. Yo no dejo de ser el president de la Generalitat ni del partido. Lo normal es que esa factura siga su curso con absoluta normalidad y transparencia ante el Tribunal de Cuentas, es razonable que se haga así, como se hace anualmente con los gastos del partido”, alegó Mazón en una reciente comparecencia ante los periodistas en Castelló.

La dana que devastó gran parte de la provincia de Valencia cumple dos meses, en medio de unas navidades tristes para miles de personas y con la tercera manifestación para pedir la dimisión de Mazón, por su gestión de la tragedia. Tampoco parece que el general en la reserva Gan Pampols, el elegido por el presidente para coordinar las tareas de reconstrucción, sea ese salvador que le habían prometido a los valencianos. Al contrario, el escándalo del sueldazo del militar y las adjudicaciones de obras a empresarios implicados en casos de corrupción del PP no han hecho sino enervar aún más los ánimos de los miles de afectados.

Los trabajos de limpieza y desescombro avanzan a un ritmo que exaspera a las poblaciones arrasadas (más de sesenta en toda la comarca de L’Horta Sud). Mientras tanto, las ayudas comprometidas por el Estado no terminan de llegar. La burocracia, una vez más, viene a sumarse a la lacra de la destrucción. El Gobierno afirma haber pagado más de 1.000 millones en ayudas (casi tres cuartas partes de lo abonado corresponde al Consorcio de Compensación de Seguros, según el ministro de Economía, Carlos Cuerpo), pero falta el grueso hasta completar los 16.000 millones prometidos. Se calcula que solo el 5% de los 33.000 solicitantes las han recibido. Por lo que respecta a la Generalitat, las ayudas raquíticas comprometidas por el Consell tampoco terminan de llegar.

“Somos plenamente conscientes de que nunca vamos a ser lo suficientemente rápidos y esa sensación de que las ayudas tendrían que seguir llegando aún más rápido, es normal que se tenga, puesto que sus vidas han cambiado en los últimos dos meses y necesitan de esa ayuda del Gobierno, necesitan de ese empujón para volver a la normalidad”, reconoció el ministro.

Han sido 61 días en los que no han parado los trabajos para intentar devolver una normalidad todavía lejana a los 78 municipios afectados por las riadas, donde aún quedan garajes llenos de lodo, decenas de miles de coches destrozados amontonados en campas, casas por reconstruir y comercios por reabrir.

La Navidad de 2024 ha tenido poco de celebración en los miles de hogares afectados por las inundaciones del 29 de octubre (en esas zonas viven más de 845.000 personas), especialmente para las familias de las personas fallecidas, de las 3 que todavía se buscan y del operario que falleció en unas labores de limpieza en noviembre.

Pendiente aún de celebrar un funeral oficial por las víctimas –el 9 de diciembre hubo uno organizado por el Arzobispado de Valencia, al que acudieron los reyes–, miles de profesionales y voluntarios siguen limpiando barro en las localidades afectadas, donde varias oenegés como World Central Kitchen aún reparten comida caliente, tras haber distribuido más de 5 millones de raciones. Son todavía escasos los comercios que han conseguido reabrir (más de 54.000 empresas resultaron afectadas). Eso sí, las tareas de reconstrucción de carreteras y vías de tren y metro avanzan a buen paso y el ministro Óscar Puente, que sale reforzado de la crisis, confía en levantar la red viaria en unas semanas más. También han podido retomar las clases los 48.000 alumnos damnificados, aunque más de 24.000 han tenido que ser reubicados.

La reconstrucción emocional de quienes vieron volteada su vida hace dos meses por la fuerza del agua es otra cuestión pendiente en esta Navidad diferente, que a su manera está presente en detalles como el eucalipto que resistió en el barranco del Poyo en Paiporta y ha sido transformado en árbol navideño o el reparto solidario de juguetes y regalos, especialmente para los más pequeños.

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