Durante años el sector financiero mundial ha criticado duramente el sistema de gobernanza de Banco Santander. Incluso el Financial Times (FT) puso en duda la sucesión de Emilio Botín y manifestó que las dinastías familiares pertenecen a la historia de la banca europea, no a su futuro.
El prestigioso diario económico de la City londinense criticó la demasiado ambiciosa incursión de Ana Patricia Botín en la banca de inversión y la disminución de ganancias del Santander UK durante sus cuatro años de mandato. Además, FT puso de manifiesto que Ana Patricia Botín no pasó el debido proceso de selección que debería pasar un presidente de una empresa cotizada en bolsa.
Por otro lado, el Banco Central Europeo está totalmente en contra de que los presidentes del consejo de administración de los bancos tengan funciones ejecutivas, funciones que deberían recaer en perfiles más profesionales, principalmente en los consejeros delegados (CEO).
El relevo de José Ignacio Goirigolzarri, presidente ejecutivo de CaixaBank se ha producido, precisamente, por dejar las funciones ejecutivas que estaban vinculadas a su cargo. El BCE instó en distintas ocasiones a la entidad catalana con sede en Valencia a que Goirigolzarri cediera esas funciones ejecutivas. Aprovechando la finalización de su mandato, se ha producido el relevo.
Tradicionalmente, los grandes bancos españoles se han mostrado reticentes a que sus presidentes dejen las funciones ejecutivas. Han hecho algunos movimientos para reequilibrar los poderes con los consejeros delegados. Sin embargo, el BCE piensa que se trata de una fachada y continúa presionando.
La salida de Goirigolzarri pone en el disparadero a Ana Patricia Botín, puesto que, a pesar de que el nuevo consejero delegado Héctor Grisi tiene más poderes ejecutivos, la realidad es que la presidenta sigue constando como «ejecutiva» en la propia web del Santander.
Hay que recordar que una de las causas de la «no contratación» del banquero italiano Andrea Orcel fue, precisamente, que Ana Botín descubrió los planes de Orcel que, casualmente, se encontraban en la línea de lo que reclama el BCE a los bancos españoles. El tiempo, además de la Justicia, ha dado la razón al italiano, porque está logrando en UniCredit una revalorización histórica, mientras el Santander, aunque esté logrando beneficios récord, no despega en su valoración en bolsa. En concreto, a día de hoy el valor de la acción es un 42% inferior a la llegada de Ana Botín a la Presidencia.
Por tanto, la salida de Ignacio Goirigolzarri pone en el disparadero a la presidenta del Santander. Su máximo competidor, BBVA, ya hizo los deberes tras el relevo de Francisco González por Carlos Torres. Banco Sabadell también lo hizo con el relevo de su cúpula. Bankinter tiene resuelto ese problema porque su presidenta no es ejecutiva. Por tanto, ya solo queda el Santander por hacer lo que reclama el supervisor.