Ana Patricia Botín-Pedro Sánchez: ¿Exceso de amistad o golpe a la democracia?

José Antonio Gómez / Claudia Moreno
08 de Septiembre de 2021
Actualizado el 18 de septiembre de 2024
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Pedro y Ana

Según ha publicado el diario Hispanidad, Ana Patricia Botín afirmó este verano que si proseguían las políticas bolivarianas de Pedro Sánchez se estaría planteando un traslado de la sede central del Santander de España a Reino Unido, donde, en base a la información publicada, la entidad está mejor valorada que aquí. No se entiende esta reflexión cuando en los últimos años el Santander ha sido duramente sancionado por, por ejemplo, el escándalo de los seguros PPI o tiene abierta una investigación de blanqueo de capitales.

Esta supuesta amenaza lanzada por Ana Patricia Botín muestra varias cosas y podría haber revelado una estrategia en la que saldrían muy beneficiados tanto ella como Pedro Sánchez, quienes tan buenas relaciones han mantenido de un año para acá.

La utilización del concepto «bolivariano» es, evidentemente, una clara referencia a la presencia de Unidas Podemos en el gobierno y en la necesidad de que la formación de izquierdas saliera del Ejecutivo de coalición.

Las reclamaciones de políticas sociales incluidas en el pacto de gobierno y, de momento, frenadas en su mayoría por Sánchez y por Nadia Calviño, son muy incómodas para Ana Patricia Botín y para el Banco Santander porque afectarían directamente a sus estrategias y operaciones en el corto y medio plazo. La presidenta de la entidad cántabra sabe que la legislatura está en su cuesta abajo y que Sánchez está obligado a cumplir con los acuerdos incluidos en el Pacto de Gobierno firmado con Pablo Iglesias Turrión.

La derogación de la reforma laboral supondría que el Santander no podría ejecutar su próximo ERE y echar a la calle a miles de personas. La creación de una banca pública afectaría directamente a los niveles de beneficio, sobre todo en la filial española que, tal y como reconoció el CEO José Antonio Álvarez en el Congreso de los Diputados, lleva años sin ganar dinero.

Por otro lado, la posibilidad de creación de una empresa pública de energía o las medidas que pueda adoptar el actual Ejecutivo por la presión de Unidas Podemos, también afectaría a los intereses del Santander en las compañías eléctricas, no en vano, según se publicó en el informe Banking Chaos 2021, el banco presidido por Ana Patricia Botín tenía invertidos o había financiado a las compañías energéticas españolas con cerca de 2.500 millones de euros en los últimos 5 años.

Todo ello por no hablar de las investigaciones al rey Emérito o a la regulación del mercado de la vivienda que, evidentemente, afectan directamente a los intereses del Santander.

¿Beneficios recíprocos?

La posible salida del Gobierno de Unidas Podemos beneficiaría, por tanto, al Santander y, en segundo término, a Pedro Sánchez que daría un espaldarazo a Nadia Calviño, la ministra que fue recibida animosamente por Ana Patricia Botín y que no dudó en, apenas pasados un par de meses de jurar su cargo por primera vez, aprobar la fusión por absorción del Banco Popular sin esperar a que los tribunales determinaran si la resolución era legal o ilegal.

Después de la formación del gobierno de coalición, los enfrentamientos entre Calviño y los ministros de Unidas Podemos han sido constantes, sobre todo con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. No hay más que recordar la expresión de resignación cuando se anunció en el Congreso, sin que hubiera resultados reales, la derogación de la reforma laboral.

Reforzar a la figura de Nadia Calviño supondría dar un giro ideológico que favorecería tanto a Sánchez en sus planes futuros, pero, sobre todo, a Ana Patricia Botín. Las políticas neoliberales, que tanto gustan en las élites porque les generan el escenario de desigualdad con el que incrementan su poder y su riqueza con el que el capitalismo inhumano se siente más a gusto, quedarían garantizadas.

Resulta extraño, por otro lado, que la presidenta del Santander no acudiera al acto en el que si estuvieron otros presidentes del IBEX35. Sobre todo, es incomprensible tras lo ocurrido el año pasado cuando Sánchez le señaló a Pablo Iglesias Turrión que debía sonreír a Ana Patricia Botín, algo que el anterior líder de Podemos hizo por respeto institucional al presidente, pero, como se puede comprobar en las fotos, sin muchas ganas, algo que, por cierto, no se notó en Irene Montero, quien sí sonrió a la presidenta del Santander con total naturalidad.

Lo que sí queda claro es que si esta supuesta amenaza es una estrategia conjunta, Pedro Sánchez habría dado un golpe a la democracia, porque la unión con las élites para alcanzar objetivos comunes no es algo que se encuentre en el ideario del PSOE. Más bien, al contrario. El Partido Socialista nació y creció para luchar contra las injusticias y contra quienes las perpetran, para terminar con la desigualdad y contra quien la propicia y, sobre todo, para erradicar del mundo la explotación del hombre por el hombre.

Si no es así, si no existe una estrategia planificada desde quién sabe dónde para reforzarse mutuamente, Pedro Sánchez está obligado a dar una muestra al pueblo, a realizar una especie de «juramento de Santa Gadea» en el que negar que haya pactado nada con la presidenta del Santander.

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