Ayuso, la impostora del liberalismo: ni Thatcher, ni estadista, solo propaganda

Un viaje a Londres, una comparación absurda y una realidad que la desmiente

18 de Marzo de 2025
Actualizado a las 15:01h
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Ayuso, la impostora del liberalismo: ni Thatcher, ni estadista, solo propaganda

Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a la carga con su retórica grandilocuente. En un intento desesperado de proyectar su imagen más allá de España, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha viajado a Londres para presentarse como una defensora del liberalismo y ha sido comparada por el diario británico The Telegraph con Margaret Thatcher. Una equiparación que solo puede calificarse de insultante para la historia y la política.

Thatcher, con todos sus claroscuros, era una mujer de Estado, con un proyecto político definido y una capacidad de liderazgo indiscutible. Ayuso, en cambio, es un producto del marketing político, un megáfono de eslóganes vacíos que nada tienen que ver con la compleja maquinaria política y económica del Reino Unido en los años 80.

Un viaje para la galería

La presidenta madrileña ha aprovechado su estancia en Londres para ofrecer un discurso en el Centro de Estudios Políticos, un acto que, lejos de aportar algo sustancial, se ha convertido en una oda al victimismo y la manipulación. Según Ayuso, en España existe una persecución contra quienes defienden la libertad. "Nos quieren meter el miedo en el cuerpo", clamó, insinuando que hay una caza de brujas contra su proyecto político.

No hay ninguna evidencia de ello. Más bien, la realidad muestra que es ella quien maneja la propaganda y el señalamiento, que es ella quien acusa sin pruebas y quien victimiza a los suyos mientras demoniza a quienes le cuestionan. La presidenta madrileña denuncia censura mientras se pasea por foros internacionales financiados con dinero público para difundir su mensaje.

Madrid no es "el nuevo Miami"

En su entrevista con The Telegraph, Ayuso ha afirmado que Madrid es "el nuevo Miami", un puente entre Europa y América. Un intento de vender su modelo económico como un oasis de crecimiento y libertad. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Madrid tiene los alquileres disparados, una desigualdad creciente y un sistema de salud colapsado por los recortes. El empleo precario sigue siendo la norma y la vivienda está fuera del alcance de la mayoría.

Compararse con Thatcher no solo es absurdo, sino que desvela su falta de profundidad política. Thatcher aplicó políticas duras, sí, pero con un objetivo claro y una estrategia definida. Ayuso, en cambio, improvisa, vende humo y confunde la desregulación con el progreso. Mientras Thatcher gobernaba con mano firme, Ayuso se esconde detrás de titulares y ataques a sus adversarios.

Neoliberalismo extremo y desprotección social

Si hay algo que las une, es su concepción extrema del neoliberalismo. Thatcher promovió la privatización masiva, debilitó los sindicatos y recortó servicios públicos. Ayuso ha aplicado esta misma receta, pero con menos inteligencia y mayor improvisación. Su afán de reducir impuestos ha beneficiado a los más ricos, mientras que la clase media y baja sufren las consecuencias de un transporte público insuficiente, una sanidad en crisis y una educación pública cada vez más asfixiada.

Pero incluso en esto hay diferencias: mientras que Thatcher tuvo que lidiar con sindicatos poderosos y una oposición férrea, Ayuso tiene a su disposición un aparato mediático que la protege y una oposición fragmentada que no ha sabido frenar su avance. No es valentía, es oportunismo.

El falso discurso de la libertad

Otro de los mantras de Ayuso es su defensa de la libertad. Sin embargo, en su discurso esta palabra se vacía de significado. La libertad que ella defiende es la de los grandes empresarios para pagar menos impuestos, la de las inmobiliarias para especular con la vivienda y la de los fondos buitre para hacerse con el control de los servicios públicos.

No es la libertad del trabajador para acceder a un empleo digno, ni la de una familia para encontrar una vivienda asequible. No es la libertad de un enfermo para recibir atención médica sin meses de espera, ni la de un estudiante para acceder a una educación de calidad sin depender de su poder adquisitivo.

Una estrategia de distracción

El viaje de Ayuso a Londres y su intento de compararse con Thatcher no es más que un movimiento para desviar la atención de los escándalos que la rodean. Su pareja, Alberto González Amador, está bajo investigación por fraude fiscal, y su gestión sanitaria sigue siendo objeto de críticas constantes. Ante estos problemas, su estrategia es la de siempre: buscar un enemigo externo, envolverse en la bandera de la libertad y presentarse como la única salvadora de la nación.

Pero la realidad la desmiente. Madrid no es una utopía liberal, sino una región con serios problemas estructurales. Y Ayuso no es Thatcher, ni una estadista, ni una líder con visión de futuro. Es, simplemente, el rostro de un populismo neoliberal que vende humo mientras desmantela lo público en beneficio de unos pocos.

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