Luis Bárcenas declara hoy ante el juez por la financiación del PP de Madrid en el marco de la Operación Púnica. El magistrado García Castellón tiene entre sus manos una auténtica bomba de relojería que puede terminar por socavar los cimientos del partido de Pablo Casado. El extesorero popular ya ha declarado que la formación tenía una Caja B en “todas las provincias y regiones” y que de ese cofre sin fondo se iba sacando el dinero para costear las sucesivas campañas electorales que daban victorias aplastantes a Esperanza Aguirre. De modo que si antes teníamos una Caja B, ahora tenemos cincuenta, lo que viene a confirmar que los problemas se le multiplican a Casado con una precisión exponencial, casi cuántica.
Ahora se está viendo que la mudanza ordenada por Casado, su decisión de salir por piernas del emblemático y céntrico edificio de Génova 13, más que una medida meditada ha sido fruto de las urgencias judiciales, ya que el nuevo escándalo de financiación era inminente y prometía sacudir, como un terremoto, el emporio genovés. El cambio de sede y domicilio no deja de ser una huida hacia ninguna parte, como aquellos pompeyanos que en el año 62 tuvieron que escapar con los bártulos a cuestas, con lo puesto, cuanto el Vesubio empezó a vomitar su furia de lava y fuego. Hoy el volcán de los genoveses, otro imperio en decadencia, se llama Bárcenas.
El extesorero, que ha mostrado su interés en colaborar con la Justicia a cambio de beneficios penitenciarios para su amada esposa, Rosalía Iglesias, promete seguir tirando de la manta esta misma tarde. Los periodistas de Villa y Corte ya han reservado butaca en primera fila. Una de las claves será saber si el contable del traje Chester va a seguir aportando documentación sobre los donantes, es decir, sobre las empresas paganinis que a cambio de contratos y adjudicaciones contribuían felizmente a la financiación de la Caja B del partido. Si Bárcenas da los nombres de las sociedades mercantiles bajo sospecha, Esperanza Aguirre puede tener un serio problema. Como trasfondo de la investigación, la campaña electoral de octubre de 2003 de cara a las elecciones autonómicas que acabó con la victoria de la lideresa. Aquello llegó después del ‘tamayazo’ de junio, el feo asunto de transfuguismo in extremis de dos diputados autonómicos del PSOE que regalaron el poder a Aguirre al negarle la investidura al socialista Rafael Simancas como presidente de la Comunidad de Madrid. O sea, más porquería que retorna para desgracia de Casado.
“Según la documentación que Bárcenas sacó de Génova 13, el PP de Madrid gastó 3,4 millones de euros mientras que declaró al Tribunal de Cuentas tan sólo 2,4 millones”, publica hoy mismo El País. “Entre los papeles que Bárcenas guardó, y de los que hoy dará detalles al juez del caso Púnica, también estaban diversos estadillos de pagos a las empresas de Francisco Correa [el cerebro de la trama Gürtel] en concepto de supuestos cursos y actos de Fundescam que en realidad ocultaban la financiación de mítines, algo prohibido por la Ley de Financiación de Partidos Políticos”, añade el rotativo madrileño.
En definitiva, lo que se investiga es si todo ese dinero sirvió para que el PP de Madrid concurriera dopado a aquellos comicios regionales. El duelo Bárcenas/Aguirre promete ser histórico. Las rencillas que arrastran ambos pesos pesados de aquella Génova podrida por la aluminosis de la corrupción o fiebre del hormigón son públicas y notorias. Cuando el extesorero salió por primera vez de la cárcel, Aguirre le afeó sus supuestas cuentas ocultas en dos bancos suizos. Bárcenas contraatacó diciendo que no era la expresidenta la más indicada para hablar, ya que ella “tendría que dar muchas explicaciones sobre muchas cosas que han hecho en la regional de Madrid”. Las ranas de Aguirre empezaban a convertirse en monstruos viscosos y gigantescos.
Como dato importante, el extesorero del PP comparece como testigo a petición propia y piensa aportar detalles sobre el sistema de financiación de la planta primera de Génova 13, sede de los populares madrileños, un modus operandi similar al que se utilizaba en la Caja B de la dirección nacional. Entre las tramas que se deberán aclarar están los mecanismos de financiación utilizados en el desvío del 1 por ciento de hospitales públicos, los contratos hinchados y el presunto desvío de fondos con Fundescam.
Todo apunta a que Bárcenas tiene los documentos sobre la financiación irregular del PP madrileño (donaciones a cambio de obras públicas) y que piensa seguir tirando de la manta, esa manta que tanto miedo le da a Pablo Casado. El líder de los populares trata de sacudirse la peste de décadas de corruptelas, pero no puede porque la montaña de podredumbre es tal que ni refundando el partido varias veces conseguirá pasar página. Y ese lastre le está minando su proyección, su carrera política y su ambición de llegar a la Moncloa algún día. Hoy mismo en el Parlamento el líder de la oposición volvía a exigir a Pedro Sánchez que rompa con los socios radicales y separatistas que alimentan “el populismo” y “degradan” España. La respuesta a esa sugerencia la tenían en mente todos los españoles: Casado que se dedique a limpiar su patio de mugre y a arreglar la avería que tiene la derecha española desarbolada, extraviada y con el rumbo perfectamente marcado por los franquistas de Vox.
La tarde en los juzgados de Madrid promete ser gloriosa. Esa manta de Bárcenas no tiene final para pesadilla de Pablo Casado. Por cierto, José Luis Peñas, el concejal del PP que destapó toda la basura que se cocía en las cloacas del partido y que fue condenado a más de cuatro años de cárcel pese a haber colaborado con la Justicia, va a ser indultado una vez que el Ministerio de Justicia haya activado todo el protocolo legal. Al final el tiempo va poniendo a cada cual en su sitio. Enhorabuena José Luis. Por honrado y por valiente.