El Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley Trans de Pedro Sánchez e Irene Montero y, por tanto, ha borrado a las mujeres. Ha sorprendido la sumisión a la "dictadura de voto"impuesta desde Moncloa de las mujeres del PSOE que, en su gran mayoría, estaban en contra de esta ley.
Todas las miradas estaban puestas en la exvicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y la política egabrense ha demostrado que la dignidad, la ética y el respeto a la ideología defendida durante toda su vida está por encima de esa dictadura que pretende confundir la lealtad con la sumisión absoluta a los intereses del líder.
La socialista no ha votado a favor, sino que se ha abstenido por no confluir el sentido de su voto con el de la extrema derecha y los conservadores. Carmen Calvo jamás se colocaría en el mismo lado que Vox o el PP porque estos partidos niegan los cimientos de lo que ella defendiendo durante toda su vida: el feminismo y la igualdad real.
La exvicepresidenta ha justificado su abstención en que "estoy de acuerdo con que haya una ley, pero no esta ley." Las mujeres feministas no niegan que el colectivo trans deba tener una legislación para igualar sus derechos. Sin embargo, esta ley, con elementos como la autodeterminación de género, lo que hace es borrar a las mujeres. Por ahí Carmen Calvo no podía pasar porque se ponían en peligro derechos que el feminismo ha necesitado décadas conseguir.
El PSOE de Sánchez renuncia al feminismo
Tal y como afirmábamos anteriormente, la oposición a la Ley Trans se ha focalizado en la figura de Carmen Calvo como referente del feminismo dentro del PSOE. También se hizo hincapié en que son las feministas históricas las que se oponen a la Ley Trans. Es cierto que la exvicepresidenta del Gobierno es un referente que ya está en la historia del Partido Socialista.
Sin embargo, no se trata de feminismo histórico o del nuevo feminismo. Una feminista que se precie de defender la igualdad no podía estar a favor jamás de una ley que borra del mapa la propia naturaleza de la mujer. Por eso, sea Carmen Calvo, Laura Berja o las decenas de mujeres socialistas que están en contra de esta aberración jurídica, han tenido la oportunidad de levantar su voz, como lo han hecho en tantas ocasiones para defender los derechos de las mujeres, para haberse opuesto con su voto negativo.
Por otro lado, los hombres del PSOE también han podido estar a la altura y apoyar a sus compañeras. Fuentes internas del Partido Socialista han confirmado a Diario16 que también hay diputados que están en contra de la Ley Trans. Sin embargo, también se han sometido a la "dictadura de voto."
Autodeterminación de género = Borrado de las mujeres
Uno de los puntos más polémicos de la Ley Trans es la entelequia de la autodeterminación de género, un concepto utópico y lleno de vacíos legales que abre demasiadas puertas al abuso e, incluso, al incremento de la criminalidad y la impunidad de determinados delitos.
Los diputados y diputadas del PSOE de Pedro Sánchez debieron tener en cuenta que su voto debió ser útil para la defensa de los derechos de la mujer y de la infancia. Esta norma es una verdadera arma de destrucción masiva que puede destrozar todos los avances logrados en España.
Por otro lado, no se puede olvidar que en otros países donde ya hicieron el experimento de la autodeterminación del sexo registral se está legislando para dar marcha atrás por las graves consecuencias que una entelequia queer ha provocado, porque ese concepto atenta directamente contra los derechos de las mujeres y han sido muy nocivos para la infancia y la adolescencia.
La autodeterminación libre de género, tal y como está planteada en la Ley Trans, elimina que la transexualidad de la persona sea referida o confirmada como real por un especialista médico. Los defensores de la ley afirman que no se puede patologizar el sentimiento de pertenencia a un género u otro e, incluso, están promoviendo la idea de que todos los hombres y mujeres pueden haber nacido en un cuerpo equivocado.
La disforia de género existe y puede ser confirmada por un profesional médico. No es ninguna patología ni ninguna enfermedad, por tanto, si no se trata de un trastorno no puede patologizarse. La propia Organización Mundial de la Salud descartó la disforia como un trastorno mental o psiquiátrico. Por tanto, lo que va a provocar la Ley Trans de Irene Montero y Pedro Sánchez es hipotecar la vida de los jóvenes y de los menores, sobre todo si inician tratamientos hormonales que no tienen vuelta atrás. Si no existe una disforia real y, gracias al articulado de la Ley Trans, se produce un cambio de sexo biológico esa persona no puede volver atrás. Por esta razón es importante que haya un control médico para no basar una decisión vital en un sentimiento.
Por otro lado, el régimen sancionador propuesto en la Ley Trans elimina de facto la tutela judicial efectiva reconocida por la Constitución, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la Carta de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Además, pone en cuestión otras libertades reconocidas por la Carta Magna como la libertad de pensamiento y expresión, lo que, en realidad, demuestra que Irene Montero pretende, desde el sectarismo queer más absoluto, imponer una nueva ley mordaza que elimine cualquier disidencia. Por esta razón, las feministas del PSOE han debido rebelarse, saltarse la disciplina de voto e intentar frenar esta ley.
Respecto a los menores de edad, la Ley Trans contiene aspectos que enajenan la patria potestad de las madres, los padres o de las personas con responsabilidad.
En consecuencia, las mujeres feministas del PSOE (también los hombres) han perdido la oportunidad de evitar que uno de los pilares sobre los que se sustenta el edificio ideológico del Partido Socialista Obrero Español se derrumbe. Ya se ha roto la disciplina/dictadura de voto anteriormente. A Pedro Sánchez no le importó que varios diputados, como la actual presidenta del Congreso, votaran en contra de la investidura de Mariano Rajoy. Odón Elorza, por ejemplo, antepuso su ética, su dignidad y sus convicciones al votar contra el nombramiento de Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional.
Un acto de rebelión habría salvado la dignidad de un partido que, desde el año 2014, está abandonando principios insustituibles en favor de los intereses de una persona que, cuando se vaya a Europa o la OTAN dejará un solar político e ideológico.
La única que ha antepuesto su dignidad, su ética, sus convicciones y su ideología ha sido Carmen Calvo. Lo peor que puede hacer un ser humano es traicionarse a sí mismo y ella ha sido la única diputada socialista que salido del Congreso de los Diputados con la cabeza alta.