Corrupción Trump: enriquecer al presidente tiene premio

Una empresa de criptomonedas, a quien el Departamento de Justicia de Trump archivó una investigación por fraude, cotizará en bolsa, lo que demuestra un nuevo caso de posible corrupción y conflicto de intereses

19 de Junio de 2025
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En un giro que parece extraído de un guion político-criminal, la plataforma de activos digitales Tron, propiedad del magnate de las criptomonedas Justin Sun, cotizará en bolsa en Estados Unidos. Lo hace apenas cuatro meses después de que la Administración Trump aceptara suspender un caso federal de fraude contra Sun relacionado con la compra de 75 millones de dólares en tokens de World Liberty Financial Inc. (WLFI), una maniobra que, según críticos, allana el camino para que un actor con un historial controvertido acceda sin trabas al parqué neoyorquino.

Aunque la denuncia inicial apuntaba a manipulación de mercado y divulgación engañosa, el Departamento de Justicia decidió cerrar el expediente —sin cargos ni sanciones— tras un pago amistoso de 75 millones acordado entre las partes. Poco después, TRON convocó a inversores y medios para anunciar que su cotización en Wall Street será inminente. A ello se suma el posible nombramiento de Eric Trump, hijo del presidente, para un alto cargo ejecutivo de la empresa. Este encadenamiento de hechos no es sino la culminación de la “política de corrupción familiar” del presidente.

Justin Sun disfruta de las ventajas de comprar influencia con la familia Trump. Cuando la administración Trump suspendió una investigación por fraude después de que Sun pagara su ‘tributo’, allanó el camino para legitimar TRON en Wall Street. ¿Qué le comprarán a Sun ahora y a qué costo para la clase trabajadora estadounidense?

La llegada de Eric Trump al consejo de administración de TRON se produce en un contexto político enrarecido. Coincidiendo con el debate en el Congreso sobre la Ley CLARITY (un proyecto bipartidista para regular el mercado de criptomonedas y fijar barreras contra conflictos de interés), la Casa Blanca ha rechazado el lenguaje que impondría vetos o limitaciones a figuras políticas de alto rango por conflicto de interés. La resistencia de la Administración se centra en evitar “cualquier restricción” para sus allegados en el lucrativo universo cripto.

La desinhibición de Sun ante la cercanía al poder alcanzó su cénit el mes pasado, en la gala de la moneda $TRUMP celebrada en el club de golf de Mar-a-Lago. Allí, el empresario chino mostró su admiración por Donald Trump y celebró su amistad con la familia presidencial. Hay que recordar que, tal y como publicó Diario16+, 20 de los 25 mejores poseedores de $TRUMP habían operado en plataformas cripto no reguladas en Estados Unidos, lo que sugiere vínculos con mercados offshore o esquemas de evasión normativa. Los mismos registros confirmaron que Justin Sun encabeza la clasificación de poseedores de $TRUMP, una coincidencia que los críticos califican de “circo ético” y que expone la fragilidad del sistema de supervisión.

Para los analistas de mercados, el debut en bolsa de TRON levantará interrogantes sobre la confianza de los inversores institucionales en un activo cuyo fundador ha sido objeto de una investigación federal por fraude apenas unos meses atrás. Algunos fondos de pensiones y gestores de carteras ya advierten sobre “riesgos de reputación” y posibles nuevos escrutinios regulatorios en caso de cualquier irregularidad posterior.

En el plano político, la simbiosis entre el ecosistema de las criptomonedas y la Casa Blanca de Trump parece haber alcanzado un nuevo nivel de imbricación. En un momento en que la volatilidad de los mercados digitales ha dado lugar a escándalos de seguridad, blanqueo de dinero y fraude, la aprobación tácita de un Ejecutivo que declara públicamente su compromiso contra la corrupción se ve empañada por decisiones como el fin de la investigación a Sun y su apertura de puertas en Wall Street.

Queda por ver si la cotización de TRON logra disipar las dudas o bien profundiza la polémica sobre las fronteras borrosas entre poder político y poder económico en la era de los activos digitales. Mientras tanto, la sombra de la influencia comprada  seguirá planeando sobre la Casa Blanca y los corredores de bolsa de Nueva York porque se demuestra que si alguien enriquece a Trump, tendrá premio.

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