Las palabras de Isabel Díaz Ayuso han conmocionado al periodísmo español: “Estamos esperando a que RTVE haga lo mismo que en Gaza por los problemas del periodismo en Nicaragua, Venezuela, Rusia, China o Corea del Norte. Los ‘viernes negros’ solo existían cuando no gobernaba la ultraizquierda y los independentistas que odian a España”, escribió en X
Estamos esperando a que RTVE haga lo mismo que en Gaza por los problemas del periodismo en Nicaragua, Venezuela, Rusia, China o Corea del Norte.
— Isabel Díaz Ayuso (@IdiazAyuso) September 1, 2025
Los “viernes negros” solo existían cuando no gobernaba la ultraizquierda y los independentistas que odian a España.
Mientras la presidenta relativiza el asesinato de periodistas en conflictos internacionales, la realidad es escalofriante: desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha matado a más periodistas en Gaza que los muertos en la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, las guerras de la ex Yugoslavia y la Guerra de Afganistán tras el 11-S… ¡todo combinado!

Solo en Gaza, 237 periodistas han perdido la vida, según la oficina de prensa de Hamás. La muerte de cinco reporteros de Al-Jazeera este lunes a manos del ejército israelí ha conmocionado a los medios internacionales, que condenan el ataque y lo califican como un intento deliberado de silenciar las voces que informan sobre el genocidio.
El asesinato de Anas al-Sharif y la estrategia de Israel
El caso de Anas al-Sharif, destacado corresponsal de Al-Jazeera, evidencia cómo Israel no solo mata, sino que controla la narrativa. El periodista de 28 años, conocido como “la voz de Gaza”, murió en un ataque deliberado, según reconoció el propio ejército israelí.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido una investigación independiente sobre la muerte de seis periodistas en un solo día, un episodio que subraya la sistematicidad de estos crímenes. Organizaciones internacionales como el Comité para la Protección de los Periodistas aseguran que estas acciones son parte de un patrón planificado para impedir que la información sobre la situación en Gaza llegue al mundo.
Israel ha restringido la entrada de periodistas internacionales, dejando a los locales la labor de informar en condiciones extremas. Esto crea un vacío informativo donde prospera la desinformación: mientras se documentan muertes y hambrunas casi diarias, grupos respaldados por Israel niegan la evidencia y califican los informes de “noticias falsas”.
Testimonios que estremecen
Médicos internacionales presentes en Gaza confirman el horror: Nick Maynard, cirujano de Oxford, describe la instrumentalización de la hambruna como un arma contra la población civil. Por su parte, Al-Jazeera ha desmentido que al-Sharif tuviera relación con Hamás, calificando su asesinato de un intento desesperado por silenciar las denuncias sobre la ocupación y destrucción de Gaza.
El gobierno israelí ha presentado documentos parciales como prueba de acusaciones contra periodistas, pero estas evidencias son incompletas y datan de períodos anteriores al conflicto, lo que refuerza la sospecha de que se trata de campañas de difamación dirigidas a silenciar la verdad.
Un contexto global de represión
Las amenazas a periodistas no se limitan a Gaza. En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega ha tomado control de los principales medios, encarcelando y exiliando a periodistas críticos. Canales como Canal 8, 4, 9 y 13, y emisoras como Radio Ya y Radio Sandino han sido convertidos en herramientas de propaganda, mientras los medios independientes sobreviven principalmente desde el exilio a través de redes sociales.
En Rusia, la censura y la autocensura son la norma. Los medios independientes han sido declarados “organizaciones indeseables”, y citar o mencionar estos canales puede conllevar persecuciones penales. El Kremlin controla el contenido informativo y limita el acceso de la población a fuentes externas como BBC o France 24.
En China, el Partido Comunista ejerce un control absoluto sobre los medios. Los periodistas independientes que investigan asuntos delicados enfrentan vigilancia, detención y tortura. Para mantener sus acreditaciones, deben instalar aplicaciones del gobierno que recaban todos sus datos, y enfrentan largas penas en prisiones secretas si se atreven a contradecir la propaganda oficial.
El lobby israeli de Ayuso
Frente a este panorama global, las declaraciones de Ayuso resultan increíbles: equiparar la muerte masiva de periodistas con supuestos “viernes negros” es una muestra de insensibilidad política y moral. Ignorar la magnitud del asesinato de 270 profesionales de la información en Gaza y minimizarlo con argumentos ideológicos demuestra un desprecio absoluto por la verdad, el derecho internacional y el periodismo libre.
En España, los periodistas han condenado públicamente estas palabras. Varias asociaciones y comités de empresa han señalado que este tipo de declaraciones deslegitiman la defensa de la libertad de prensa y ponen en evidencia una confusión entre propaganda y realidad, ignorando el sufrimiento humano y el peligro extremo que enfrentan los reporteros en zonas de conflicto.
La situación de los periodistas en Gaza, Nicaragua, Rusia y China es alarmante y sistemática. Israel lidera con diferencia el número de asesinatos de profesionales de la información en conflictos modernos, mientras regímenes autoritarios en otros países aseguran la censura total.
Frente a esta realidad, banalizar la muerte y los asesinatos, como hace Ayuso, no solo es políticamente indecente, sino también moralmente reprochable. Los crímenes contra periodistas no son un juego de etiquetas ideológicas ni una excusa para eludir la verdad. Son ataques directos contra la democracia y el derecho a la información, y el mundo debe reconocerlo, condenarlo y actuar.