Sobre las aceras de San Antonio, el barrio obrero con mayoría de vecinos de origen marroquí en Torre Pacheco (Murcia), todavía crujen los cristales bajo las zapatillas. Los restos de la violencia quedan marcados en los vehículos quemados, las persianas reventadas y los corazones encogidos de familias que llevan décadas en el municipio, pero que ahora sienten que son tratadas como intrusas.
Durante tres noches consecutivas, grupos organizados de hombres —algunos con pasamontañas, otros simplemente vestidos de negro— han protagonizado auténticas “cacerías” racistas. Recorrieron las calles buscando a personas migrantes tras la agresión de un hombre de 68 años, presuntamente a manos de tres jóvenes de origen magrebí. Lo que fue un hecho aislado se ha convertido en la excusa perfecta para desplegar el odio.
“No se puede llamar a la caza del inmigrante y esperar que no pase nada”
Así de contundente ha sido el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al valorar los gravísimos disturbios de Torre Pacheco. En una entrevista en la Cadena SER, Marlaska ha afirmado que lo ocurrido es consecuencia directa “de los discursos de la ultraderecha, que en muchas ocasiones son blanqueados por el Partido Popular”.
También ha explicado que las fuerzas de seguridad identificaron más de 20 vehículos que intentaban entrar en la localidad el domingo por la noche, varios de ellos portando palos, defensas extensibles y otros objetos peligrosos.
Según el ministro, las consignas difundidas por Vox, que relacionan inmigración con criminalidad, están detrás de esta escalada de violencia. “No hay relación entre inmigración y delincuencia”, ha repetido Marlaska, quien ha querido recordar que más de tres millones de personas extranjeras trabajan actualmente en España, contribuyendo al desarrollo económico y al sostenimiento de las políticas públicas.
Además, ha confirmado la detención de ocho personas, dos de ellas implicadas en el encubrimiento de la agresión inicial. También ha explicado que las fuerzas de seguridad identificaron más de 20 vehículos que intentaban entrar en la localidad el domingo por la noche, varios de ellos portando palos, defensas extensibles y otros objetos peligrosos. “Hay una mínima organización, queramos o no”, ha advertido.
El odio organizado a través de redes sociales
Según las investigaciones en curso, los grupos implicados en las agresiones estarían actuando de forma coordinada gracias a convocatorias realizadas en redes sociales. “No estamos hablando de reacciones espontáneas de un vecindario alterado. Esto está promovido por organizaciones o individuos que se aprovechan del anonimato en internet para instigar el odio y la violencia”, ha indicado el ministro.
Marlaska ha subrayado que Guardia Civil, Policía Nacional y otras fuerzas del orden están patrullando también el espacio virtual y que se trasladará a la Fiscalía cualquier hecho delictivo que se detecte en redes sociales.
El Ministerio del Interior ha reforzado la presencia policial en la zona. Actualmente hay desplegados 90 efectivos de la Guardia Civil —incluidas unidades de Seguridad Ciudadana y los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS)— y no se descarta un aumento del dispositivo si fuera necesario.
Una comunidad atemorizada y dividida
La agresión al hombre de 68 años el pasado miércoles fue el detonante, pero lo que se ha vivido en Torre Pacheco durante el fin de semana responde a una estrategia de agitación planificada. Según testigos, los atacantes gritaban frases como “fuera moros” mientras destrozaban coches y portales. La comunidad marroquí, asentada desde hace más de treinta años en el municipio, vive con miedo.
“No hay paz para nadie”, decía una mujer en la puerta de la panadería. “Nuestros hijos han nacido aquí, hablan murciano, trabajan aquí... y ahora tenemos que esconderlos por si les pegan”, contaba otra vecina.
En la cafetería Estambul, punto neurálgico del barrio, los vecinos comentaban cómo muchos jóvenes se han organizado por grupos para defenderse ante nuevos ataques. “Pero no queremos violencia. Queremos que nos protejan como ciudadanos, porque lo somos”, explicaba un joven.
El PP, en el punto de mira
Grande-Marlaska también ha cargado contra el Partido Popular por no distanciarse lo suficiente de los discursos de Vox. Las palabras del secretario general del PP, Miguel Tellado —quien dijo que los de Abascal “tienen más sentido de Estado que el PSOE”— han provocado indignación en el Gobierno.
“¿Eso es sentido de Estado? ¿Llamar ‘invasión criminal’ a la inmigración que ha sostenido buena parte de la economía agrícola de este país?”, ha criticado el ministro. Ha pedido al PP que no avale el discurso que “identifica a un colectivo entero con el crimen” porque eso “pone en riesgo la convivencia en España”.
El precio del silencio
El caso de Torre Pacheco no es aislado. En los últimos meses, diferentes municipios han sido escenario de incidentes similares: agresiones, pintadas, campañas de bulos en redes, y ahora directamente grupos que llaman a “limpiar” barrios enteros de personas migrantes.
El silencio institucional o las respuestas tibias solo han servido para que estos grupos ganen terreno. Marlaska ha insistido en que hace falta una respuesta contundente: desde las instituciones, desde los medios y desde la sociedad.
“España es un país mestizo, plural, que no puede permitirse discursos de odio. No podemos tolerar que se normalice llamar a la caza del inmigrante como si fuera un problema de orden público y no de democracia”, ha afirmado el ministro.
La línea que no se puede cruzar
El ministro ha cerrado su intervención recordando que lo que está en juego no es solo la seguridad en Torre Pacheco o en otros municipios. “Estamos hablando de la línea roja que no se puede cruzar en una democracia: usar el odio como arma política”.
Los disturbios han servido de advertencia: cuando se da rienda suelta al racismo disfrazado de patriotismo, lo que se pierde no es solo la paz en un barrio, sino el alma misma de una sociedad que presume de valores europeos y democráticos.