Hay cosas que, por su naturaleza, deberían quedar en el ámbito de una tertulia amistosa o en las recomendaciones literarias entre amigos. Sin embargo, Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, parece querer darle un giro más didáctico –y, por qué no decirlo, un tanto paternalista– a sus interacciones con los independentistas catalanes.
Durante una conferencia, García-Page nos propone un viaje al pasado, aconsejando a los independentistas a leer las actas de la ponencia constituyente. ¿El objetivo? Clarificar que el tema de la amnistía fue debatido y descartado. Quizá en su intento de ilustrar, olvida que la política es un ente vivo y cambiante, y que lo que se decidió en el pasado no siempre debe ser inmutable. Eso sin mencionar que su comentario sobre el "modelo de autoamnistía" suena un poco a ciencia ficción, como si se refiriera a un episodio de una serie de otro universo.
Sin embargo, si algo hay que reconocerle al líder autonómico es su habilidad para el sarcasmo. Al referirse al dato de que sólo el 4% de los miembros del Consell de la República haya votado a favor de bloquear la investidura, sugiere con ironía que "a lo mejor ha votado el cien por cien, y lo que pasa es que no hay tantos apuntados".
Por otro lado, en su disertación, García-Page defiende la idiosincrasia de Castilla-La Mancha, una región que, según él, se esfuerza por discernir entre los intereses generales y los partidistas. Habla de una "socialdemocracia no fanática", lo cual suena apetecible, pero ¿no sería este el mismo García-Page que justifica pactar "cuando no tienes más remedio"?
Bloqueos electorales
En cuanto a evitar bloqueos electorales, tiene sentido buscar soluciones para impedir que se produzcan atascos políticos, pero las fórmulas mágicas, como la que sugiere de que gobierne la lista más votada si no hay mayoría, tienen sus pros y contras. Y es que la pluralidad y la necesidad de pactos pueden ser señales de una democracia sana.
En este cóctel de recomendaciones literarias, ironías y propuestas políticas, queda claro que el universo de García-Page es, sin duda, un lugar interesante. Aunque no sabemos si sus propuestas se materializarán o no, una cosa es segura: siempre nos dejará con algo de qué hablar.