Alberto Núñez Feijóo subió este miércoles a la tribuna del Congreso dispuesto a salvar a España de la amenaza más peligrosa que conoce: Pedro Sánchez sin Presupuestos. Y lo hizo como mejor sabe, con ese estilo suyo de indignación institucionalizada, que mezcla gravedad de registrador con dramatismo de zarzuela.
“¡Es el primer punto de cualquier plan de defensa!”, clamó. Y ahí estaba el líder del PP, defendiendo el gasto militar como si estuviera a punto de tomar Normandía en solitario. Aunque claro, lo de presentar propuestas propias ya si eso para otro día. Lo importante era agitar la bandera del desastre, con o sin cifras, con o sin soluciones.
Presidente de la nada... y oposición del vacío
En su intervención, Feijóo pintó un país gobernado por el vacío, por un presidente que “no tiene nada”: ni presupuestos, ni mayoría, ni debate del estado de la nación. Casi parece que el presidente va por los pasillos del Congreso con una bata blanca y una taza de té, filosofando sobre la nada mientras el país arde.
Pero que nadie se equivoque: si algo quedó claro, es que Feijóo está dispuesto a ser muy contundente... siempre y cuando no le pidan propuestas. Porque criticar unos Presupuestos que no existen es fácil; comprometerse con su contenido ya es harina de otro costal. ¿Cómo piensa el PP abordar el gasto en Defensa? ¿Qué cifras baraja? ¿Qué modelo propone? Misterio. Feijóo no vino con un plan: vino con un monólogo.
Frases para la grada, política para después
Tiró de todo el repertorio: que si el Pedro Sánchez de 2017 estaría pidiendo la dimisión, que si “presidente de la nada”, que si legislatura absurda... Frases pensadas para el tuit, no para el BOE. Más teatro que táctica. Aunque, bien mirado, quizás tiene razón: sin presupuestos ni debate del estado de la nación, ¿cómo va a colocar él sus eslóganes?
También dejó claro que el PP no será “socio auxiliar” del Gobierno. Ni auxiliar, ni principal, ni accidental. En realidad, el PP de Feijóo ha decidido ser el espectador exigente que se sienta en la última fila del teatro a aplaudirse a sí mismo mientras el país intenta seguir adelante sin su ayuda.
La épica de la nada contra el Gobierno de la nada
Por supuesto, no faltó el momento de desafío final: o Presupuestos, o elecciones. Un clásico. Pero sin despeinarse, porque él ya ha dicho que Sánchez no elegirá ninguna de las dos. Qué suerte tener siempre razón cuando uno no se arriesga a nada.
Feijóo vino, vio y venció en su propio relato. No propuso, no negoció, no aportó. Pero eso sí, repartió titulares como si fueran caramelos en la cabalgata. Lástima que la política, a veces, requiera algo más que frases rimbombantes y reproches vintage. Requiere gobernar. Aunque sea desde la oposición.