Hay runrún en Génova 13 por la nefasta gestión de Carlos Mazón, no ya durante la dana, que no pareció importar demasiado a los prebostes del PP, sino en la fase de posdana, en la que el exhonorable tampoco está acertando. La estrategia del president de cambiar de versión, de mentir a todas horas y de echarle las culpas al sanchismo separatista y traidor no está dando ningún resultado. Y la prueba es que allá donde va el líder popular, siempre lo está esperando un coro de ciudadanos indignados dispuestos a darle la serenata, el ya clásico “Mazón a prisión”. Cada acto público al que asiste el jefe del Consell termina en bochorno con la consiguiente mala imagen para el partido, al que le está costando puntos en las encuestas que el capitán inepto siga en la poltrona.
El PP está pagando la deficiente gestión de la riada que costó 227 muertos. O sea, que podría estar gestándose un pequeño y regional 14M de 2004, cuando las mentiras de Aznar y Acebes sobre los fatídicos atentados de Atocha descabalgaron a los populares del poder, aupando al PSOE de Zapatero. En este caso no parece que los valencianos estén pensando en colocar a los socialistas en la Generalitat (Pedro Sánchez y Teresa Ribera también salieron tocados por no enviar la ayuda a la población a tiempo), pero es evidente que el mazonismo está herido de muerte y Feijóo podría sufrir un daño colateral en ese hundimiento.
Valencia es un hervidero, una olla a presión. Los últimos movimientos políticos en los diferentes partidos hacen temer un terremoto a corto plazo. La posibilidad de una moción de censura del PSPV-PSOE se antoja imposible. Sería un brindis al sol que no prosperaría porque no dan los escaños suficientes. La izquierda no suma. Así las cosas, en Génova hay quien reclama que se imponga ya, sin esperar más, una gestora en el PP valenciano, lo cual permitiría apartar al incompetente sin causar demasiado destrozo ni hacer demasiado ruido.
Otro escenario que se baraja en la cúpula del Partido Popular de Madrid pasa por colocar a la actual alcaldesa de Valencia, María José Catalá, como lideresa, una jugada que se antoja difícil y compleja, ya que la primera edil no cuenta con el apoyo imprescindible de Vox. Al partido de Santiago Abascal no le gusta la posibilidad de que la alcaldesa asuma la Presidencia de la Comunidad Autónoma. Los ultras no la tragan, la ven como una representante de la derechita cobarde. Una progre disfrazada. Y luego hay otra alternativa, remota quizá, pero que se ha barajado en las últimas horas: Francisco Camps como pieza de recambio. El expresidente que estuvo implicado en el caso de los trajes, del que salió absuelto, ha sido rehabilitado por el partido y dice estar preparado para lo que haga falta. Se trata, como decimos, de una bala casi imposible, ya que Feijóo duda que la operación dé resultado.
Camps parece un hombre amortizado y en su resurrección política solo creen los más campsistas del PP valenciano. O sea, cuatro nostálgicos de aquellos años del ladrillazo, del pelotazo fácil, cuando Camps y Rita se paseaban en Ferrari, con Fernando Alonso, por el circuito urbano de Fórmula I. Ha trascendido que Camps podría estar dispuesto a dar un paso adelante, en principio como hombre fuerte provisional, aunque después, si la cosa va bien y la idea cuaja, podría incluso asumir las riendas del partido para presentarse a unas elecciones. A su favor juega la leyenda del héroe vilipendiado injustamente, el mártir que ha logrado resurgir de sus propias cenizas, un relato que suele triunfar en política.
Lógicamente, el interfecto Mazón no quiere ni oír hablar de su relevo, ni con Catalá ni con Camps. Se siente todavía fuerte, dispuesto a plantear la batalla. Y no quiere irse. En realidad, nadie confía en él. Está solo, aunque quizá aún no lo sepa. Mazón es un cadáver político, un valor a la baja. Y cada vez le quedan menos apoyos. En el partido empieza a abrirse paso la teoría de que con él al frente, más pronto que tarde, se perderá la Comunidad Valenciana, uno de los bastiones del conservadurismo regional español. Mazón es la viva imagen de la dana, de la devastación, de la ruina y la incompetencia. Una losa demasiado pesada que ha terminado por aplastar su carrera política. Nadie así puede encarar unas elecciones con garantías.
Según La Sexta, el PP, en público, “intenta mantener la calma, pero la nube tóxica que acompaña al presidente de la Generalitat Valenciana, tras la dana, tensiona al partido. La preocupación en privado es evidente y en público se cuidan mucho de respaldar cualquiera de las versiones del president”. Feijóo ya advirtió, en las primeras semanas tras la riada, de que no podían permitirse más errores y que lo prioritario debía ser hablar de la reconstrucción. “Pero los cambios de versión de Mazón para, principalmente, evitar responsabilidades penales ante la jueza de Catarroja por las muertes de cientos de valencianos y por otra parte, para resistir en el poder, hacen que el foco se ponga cada día más en las mentiras del president”, añade la cadena de televisión privada. Mazón está siendo monitorizado por Génova muy de cerca. Y puede caer en cualquier momento.