Feijóo y el arte de estar sin estar

El líder del PP presenta un paquete de medidas como si tuviera capacidad ejecutiva y lanza un mensaje implícito: no está en Moncloa “porque no quiere”

08 de Abril de 2025
Actualizado a las 14:16h
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Feijóo y el arte de estar sin estar

Alberto Núñez Feijóo lleva meses construyendo una narrativa en la que actúa como si gobernara, aunque no haya ganado las elecciones. La última muestra de esta estrategia se ha producido con motivo del real decreto ley que el Gobierno llevará este martes al Consejo de Ministros para mitigar el impacto de los aranceles estadounidenses: Feijóo ha planteado un plan alternativo, ha pedido que se escuche su “paquete de medidas” y ha reclamado unidad nacional como si liderara el Ejecutivo.

En una intervención cuidadosamente calculada, el líder del PP ha criticado el decreto del Gobierno por considerarlo “embrionario” y ha asegurado que contiene “elementos acertados”, pero insuficientes. Desde la sede nacional del partido, y tras reunirse con una treintena de asociaciones del sector afectado, ha presentado una decena de propuestas que serán remitidas a Moncloa, incluyendo rebajas fiscales, fondos específicos y un plan industrial de largo alcance. Pero más allá del contenido, lo significativo es el tono presidencialista y la intención de marcar la agenda desde la oposición, como si su papel institucional no tuviera límites.

Una crítica que no es solo técnica, sino de sustitución

Feijóo no se limita a cuestionar el contenido del decreto, sino que actúa como si le correspondiera liderar una respuesta de Estado, sin tener el mandato para ello. Habla de “unidad”, exige un “plan real” y plantea decisiones estructurales que, en condiciones normales, corresponderían al Gobierno. Mientras tanto, insiste en que su partido está “al servicio de la nación” y deja entrever que no ocupa La Moncloa por una mezcla de injusticia política y voluntad propia.

Esa ambigüedad calculada, gobernar sin gobernar y criticar sin asumir costes,  ha sido una constante en su liderazgo. Frente a la crisis comercial, Feijóo no solo propone, sino que condiciona el relato, sugiriendo que, si no se hace lo que el PP plantea, la respuesta será incompleta. Como si el poder institucional fuera una formalidad, y el verdadero Gobierno estuviera en la oposición.

La mano tendida desde el despacho de un presidente virtual

El dirigente popular ha reiterado su voluntad de colaboración, pero lo ha hecho desde un pedestal que él mismo se ha construido: el del político que tiene el plan correcto, pero no la herramienta para aplicarlo. La agenda que despliega es la de un Ejecutivo, no la de un partido opositor.

Además, ha lanzado un mensaje a Vox y al conjunto de la derecha, pidiendo dejar de lado “los golpes en el pecho” y las “refriegas políticas”, en lo que parece un intento por consolidar su posición como único referente serio del bloque conservador. Pero esa sobriedad institucional contrasta con su rechazo a reconocer el papel legítimo del Gobierno, al que acusa, sin decirlo abiertamente, de haberle quitado un puesto que él se atribuye por derecho moral, si no electoral.

Feijóo no se limita a liderar la oposición. Hace oposición al hecho mismo de no gobernar. Y en ese marco, su discurso ante la crisis arancelaria no es solo una crítica a una norma, sino una performance política en la que se presenta como el presidente legítimo en la sombra, que no ha tomado el poder simplemente porque, según él, no ha querido aún.

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